“Yo no soy un cualquiera. Soy Joe
Gould. Joe Gould el poeta; Joe Gould el historiador; Joe Gould el salvaje
bailarín chippewa; Joe Gould, la máxima autoridad mundial en la lengua de las
gaviotas”. Nativo de Norwood, en Massachussets, en los alrededores de Boston,
Joe Gould se graduó en Letras en Harvard, tras renunciar a estudiar medicina,
la tradición familiar. Sin embargo, apenas trabajó en lo suyo. Tras una etapa
en la que se entregó a recopilar fondos para fundaciones de Albania, se dedicó
a hacer encuestas relacionadas con la eugenesia y a medir cráneos de los indios
chippewas de Dakota del Norte. En 1916 decidió trasladarse a Nueva York. Desde
entonces, se convirtió en una figura habitual del mundo lumpen y bohemio de la
ciudad, dando sablazos para sobrevivir. Para Gould, “el deber del bohemio es
hacer de sí mismo un espectáculo”.
Siempre
al borde de la miseria y la degradación (“en materia de carencias, soy la
máxima autoridad de Estados Unidos”), Gould alimentaba una increíble leyenda
que circulaba por Nueva York. Gould vivía entregado a la redacción de lo que él
llamaba la Historia oral de nuestro tiempo, un ambicioso y monumental
proyecto literario que solo saldría a la luz cuando él muriese. Se le solía ver
por los cafés, bares y todo tipo de tugurios escribiendo a mano de manera
compulsiva en unos cuadernos escolares que luego distribuía por diferentes
escondites en casas de amigos y conocidos. Como si se tratase de una
iluminación, Gould había convertido este proyecto en “mi soga y mi patíbulo, mi
cama y mi pupitre, mi esposa y mi fulana, mi herida y la sal que en ella se
derrama, mi whisky y mi aspirina, mi roca y mi salvación. Es lo único que me
importa”. Para Gould, “la historia de una nación no está en los parlamentos ni
en los campos de batalla, sino en lo que las gentes se dicen en días de fiesta
y de trabajo, y en cómo cultivan, se pelean y van en peregrinación”. Como
escribe el periodista Joseph Mitchell, la Historia oral “era una gran
mezcolanza, un cocido casero de la habladuría, un muestrario del rumor, un poco
ciego de cuentos, chismes, alcahueterías, bulos, embrollos y desplantes, fruto
según el cálculo de Gould, de más de veinte mil conversaciones”.
A
este curioso, pícaro y enigmático personaje dedica Joseph Mitchell dos de sus
famosos “perfiles”, que fueron publicados en The New Yorker, del que era
redactor. El primero, “El profesor gaviota”, apareció en 1942. Para escribir
este reportaje dedicó muchas horas a rastrear sobre su fama, amistades,
escritos y opiniones. Cuando se publicó, el relato tuvo bastante éxito y
engordó todavía más el mito de genio incomprendido de Gould en los bajos fondos
que frecuentaba. En 1964, siete años después de su muerte, Mitchell volvió
sobre el mismo personaje para escribir un reportaje muchísimo más extenso,
titulado “El secreto de Joe Gould”, en el que ahora de manera más minuciosa
añade nuevos datos e informaciones, fruto de sus averiguaciones y de las largas
conversaciones que mantuvo con él. Sin duda, fue Mitchell la persona que mejor
conoció a Gould y quien, como cuenta en su segundo reportaje, dio con la clave
que explicaba la rocambolesca y subterránea personalidad de Gould, sus sueños y
frustraciones, y también sus mentiras y engaños.
El
resultado de todo este trabajo periodístico y literario son estos dos
espléndidos reportajes que Mitchel reunió en un libro que apareció por vez
primera en 1965. La editorial Anagrama lo vuelve a publicar ahora en su
colección “Otra vuelta de tuerca”, tras su primera publicación en castellano en
2000. Originario de Fairmont, un pueblo de granjeros de Carolina del Norte, Joseph
Mitchell (1908-1996) se trasladó a Nueva York en 1929 para dedicarse al
periodismo. A partir de 1938, se hizo famoso en The New Yorker por sus
“perfiles”, que solía dedicar a gente ordinaria de las calles y barrios de
Nueva York. Cuando en una ocasión le recriminaron su obsesión por escribir
sobre esta gente, Mitchell contestó: “la gente ordinaria es tan importante como
usted, quienquiera que usted sea”. Existe una versión cinematográfica de este
libro, de 2003, dirigida por Stanley Tucci.
El secreto de Joe Gould
Joseph Mitchell
Anagrama. Barcelona (2014)
192 págs. 14,90 €. (papel).
9,99 €. (digital).
T.o.: Joe Gould’s Secret.
Traducción: Marcelo Cohen.
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