sábado, 30 de abril de 2016

Jordi Gracia, “Miguel de Cervantes. La conquista de la ironía”


Catedrático de Literatura Española en la Universidad de Barcelona, Jordi Gracia (Barcelona, 1965) es autor de diferentes ensayos sobre los intelectuales españoles durante la Segunda República y el franquismo, entre ellos La resistencia silenciosa (2004), y de las biografías La vida rescatada de Dionisio Ridruejo y José Ortega y Gasset. Ahora, con motivo del cuarto centenario de la muerte del autor de Don Quijote de la Mancha, se centra en retratar al hombre y al escritor. Esta biografía “no es –escribe Gracia- una historia de la literatura” sino que “cada una de sus obras se explica vertebrada con su vida y de forma intermitente y secuencial”.
            Gracia ha tenido en cuenta para su redacción otras muchas biografías y estudios que se han publicado sobre Cervantes. A diferencia de otros libros, se atiene a lo que dicen los documentos y evita estériles polémicas biográficas que, además, añaden muy poco a la biografía humana que quiere trazar de Cervantes. Para Gracia, “Cervantes fue tan real y genial como normal y corriente”, y esta valoración se traslada a su manera de contar su vida.
            El hilo narrativo es cronológico. Sin avasallar, aporta Jordi Gracia suficiente información para contextualizar la vida y la obra de Cervantes. Se cuenta a menudo qué autores son los que estaban más de moda, qué géneros literarios eran los preferidos, cuál era el ambiente literario en Madrid, cómo influye en la literatura de aquella época el clima político, social y religioso, más en un momento en el que se ha producido la reforma de Lutero, que provocó la celebración del Concilio de Trento, que impulso cambios para garantizar la difusión y consolidación de los dogmas católicos.
            Gracia describe el ambiente familiar en el que crece Cervantes, siempre con problemas de dinero y cambios de residencia, lo que será habitual en su vida. Luego habla de su formación en Alcalá y Madrid y de su salida hacia Italia, que le llevó a alistarse en el ejército y combatir en la Batalla de Lepanto. Después, la mala suerte de ser apresado por unos piratas berberiscos y pasar cinco años como cautivo en Argel, sucesos que se describen atendiendo a las fuentes que se conservan y sin caer en el morbo.
            El regreso a Madrid en 1580 lleva a Cervantes a recuperar con fuerza su carrera literaria, aunque las cosas no le salen muy bien. Su teatro se ha quedado un tanto acartonado ante la novedad que representan las comedias de Lope de Vega. Escribe su primera novela, La Galatea, novela sentimental, pastoril y bucólica escrita bajo la influencia de los autores italianos que habían impulsado este género tan popular. Pero la literatura no le da para vivir. Tras su matrimonio con Catalina Salazar, a quien conoce en Esquivias (Toledo), se convierte en comisario del rey para abastecer de víveres a la armada que se estaba preparando para combatir con los ingleses. Son años duros, en los que Cervantes se ve inmerso en cantidad de problemas por la dificultad de llevar a cabo su oficio. Incluso permaneció en la cárcel de Sevilla tres meses acusado de corrupción.
A su regreso, vive en Madrid y Valladolid. En 1605 publica la Primera Parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha, novedosa novela que tiene un importante éxito popular, aunque pocos descubren la originalidad de su modo de novelar. De hecho, fue leído como una obra solamente humorística. Los últimos años de la vida de Cervantes hasta su muerte en 1616 son de intensa actividad literaria: publica la Segunda Parte de El Quijote, un volumen con otro comedias y ocho entremeses, su libro poético y alegórico Viaje del Parnaso, sus Novelas Ejemplares y finaliza Los trabajos de Persiles y Sigismunda, novela bizantina que publica póstumamente y que el propio Cervantes considera su mejor obra.


Gracia mezcla las vicisitudes de su vida con su faceta como escritor en marcha. En este proceso, dedica una especial atención a El Quijote, obra revolucionaria que para Gracia supone la introducción de la ironía en la literatura, clave para la construcción de la modernidad. Cervantes no adscribe al El Quijote a ninguno de los géneros de moda en esos años; sin embargo, en su obra, de una u otra forma, están todos: la novela pastoril, aventurera, caballeresca, amorosa, poética, heroica, bucólica… Cervantes rompe con los esquemas férreos de la alta literatura y con su obra, concluye Gracia, prefigura un mundo sin verdades absolutas ni certezas imbatibles. Esta dualidad se traslada a los personajes: tanto don Quijote como Sancho no son fáciles de encasillar, porque los dos llevan consigo una “duplicidad irónica” que contagia el mensaje y la estructura de toda la novela.
Este proceso continuará en la Segunda Parte, que publica en 1615, donde la prosa de Cervantes gana en capacidad de ironía y reflexión. Para Gracia, “la realidad no se deja reducir a principios absolutos” y “el sentido de lo real a veces es imposible de atrapar en una verdad prefijada y unívoca”. Interesante biografía que huye de falsas mitificaciones y que contiene una sugerente tesis para explicar la modernidad narrativa de Cervantes.


Miguel de Cervantes. La conquista de la ironía
Jordi Gracia
Taurus. Barcelona (2016)
472 págs. 23,90 €.

sábado, 16 de abril de 2016

“La región del Minho”, de Ángel García Prieto


Continúa el escritor y psiquiatra Ángel García Prieto (Zamora, 1946) su apasionado y literario recorrido por las tierras de Portugal, que va desgranando en libros de viajes muy amenos y entretenidos que cumplen con su objetivo de descubrir la riqueza y variedad de las tierras portuguesas, con una especial atención a su cultura, tradiciones, costumbres, patrimonio artístico… Todos los que ha publicado hasta ahora, entre los que destacamos El río Tejo, El Douro y La raya permeable, son una entusiasta y amistosa invitación a viajar al país vecino, constante fuente de sorpresas desde todos los puntos de vista.
            El libro está dedicado a describir una de las zonas fronterizas de Portugal con España: la región del Minho, que comprende los distritos de Braga y Viana de Castelo, unos cinco mil kilómetros cuadrados que tienen, sobre todo en la parte más del norte, muchas semejanzas con la geografía y las costumbres gallegas. Pero el recorrido que proporciona el libro permite descubrir parajes muy desconocidos que se escapan a los tópicos. Por ejemplo, la localidad de Melgaço, el espectacular Palacio da Brejoeira, las playas de Caminha, el Santuario de Nossa Senhora da Peneda (en un enclave fantástico), las localidades de Braga y Viana de Castelo (que conservan un agradable aire provinciano en medio de una contenida modernidad), las magníficas vistas que se ven desde el Santuario del Bom Jesus do Monte, muy cerca de Braga… A la hora de confeccionar el recorrido por estos lugares se ha elegido la importancia de las cuencas de los ríos Minho, Lima, Cávado y Ave.


            

Las referencias a estos lugares destacan sus notas más características, huyendo del típico lenguaje de la guía turística. En ocasiones, se destacan algunos escritores muy importantes de Portugal que están ligados a algunos lugares emblemáticos que aparecen en el libro. En esta ocasión, se habla de José Regio, Eça de Queiroz y Camilo Castelo Branco, los tres conocidos de manera muy desigual en España.
            Como en libros anteriores, hay también aquí colaboraciones de otros autores. En esta ocasión, Fermín Rodríguez Gutiérrez, catedrático de Geografía en la Universidad de Oviedo, aporta una imprescindible información sobre los orígenes históricos de Portugal, que consigue la independencia de España en la primera mitad del siglo XII, con el rey Afonso Henriques. Muchos de los lugares que se citan en este libro, como Guimarâes, están ligados a estos orígenes.


            Y también hay que destacar las aportaciones que hace Gonçalo Magalhâes, natural de Oporto y Mestre en Extensâo e Desenvolvimento Rural por la Universidade de Tras-os-Montes e Alto Douro. Magalhâes es el autor de un capítulo dedicado al vinho verde, muy típico de toda la región del Minho. Se trata de un vino joven, ligero, algo afrutado, de baja graduación y acidez ajustada que goza de un merecido prestigio internacional. De hecho, más del 50% de su producción se destina a la exportación. El autor ha sido uno de los responsables de diferentes planes para reestructurar la Regiâo dos Vinhos Verdes. En la actualidad, es coordinador de la Academia do Vinho Verde de la Comissâo de Viticultura. Es una pena que en España no sea más conocido este vino.


            Hay que destacar, por último, que la pasión de Ángel García Prieto por las tierras de Portugal, como demuestra periódicamente en sus libros, es contagiosa. El mejor acierto de sus libros es el inmediato deseo de visitar las localidades de las que habla con tanto cariño en este libro y en los otros muchos que ya ha publicado.



La región del Minho
Ángel García Prieto
DG Ediçoes. Linda-a-Velha (2016)
154 págs.

“La mente cautiva”, de Czeslaw Milosz


En 1951, el ensayista, traductor y poeta Czeslaw Milosz (1911-2004), premio Nobel de Literatura en 1980, decidió exiliarse en Francia tras cinco años de trabajar como diplomático para el Gobierno comunista que se hizo con las riendas del poder en Polonia al final de la Segunda Guerra Mundial. Poeta destacado de su generación, empezó a publicar en 1930. La traumática experiencia de todo lo que vivió Polonia durante la Segunda Guerra Mundial, que pasó en Varsovia, modificó su percepción de la poesía, de la política y de la realidad. No llegó a militar nunca en el Partido Comunista, pero en un momento dado pensó que era la mejor solución para reconstruir un país hundido y en ruinas.
            Poco le duró ese pensamiento. Sólo dos años después de su exilio, en 1953, publica este ensayo, donde intenta desmenuzar cómo funciona el pensamiento humano en las democracias populares, centrándose especialmente en los escritores y artistas, que desempeñan en estos países una misión muy especial. Milosz conoce desde dentro la manera que tiene el poder de atraer a los intelectuales, pieza básica para la construcción de un sistema homogéneo donde es imposible ser un disidente. Él ha vivido los procesos de acercamiento, las estrategias, la sibilina manera de buscar, por las buenas o por la fuerza, el máximo apoyo de los intelectuales a un proceso de radical renovación del ser humano.
            Tras varios capítulos en los que describe este proceso que lleva a la ortodoxia estalinista, Milosz realiza cuatro disecciones antológicas de cuatro escritores innominados que se entregaron sin fisuras al materialismo dialéctico y al realismo socialista: Milosz habla de “Alfa o el moralista”, “Beta o el amante desdichado”, Gamma o el esclavo de la historia” y Delta o el trovador”. Espléndidos retratos intelectuales que ejemplifican, con muchos toques biográficos, esa rendición a un modelo político y social que tiene la clave de todo, también por supuesto de lo que debe ser la literatura.  Milosz, que nació en Lituania (su novela El valle de Issa está inspirada en los recuerdos de su inancia), dedica el último capítulo a contar cómo el régimen soviético fue especialmente cruel con las repúblicas bálticas, destrozando su historia y utilizando las deportaciones para transformar hasta la realidad social.
            Estamos ante un ensayo profético que no se circunscribe solamente a los escritores y artistas que sucumbieron al “realismo socialista” (y justificaron, de paso, todos los crímenes que se cometieron en la URSS y en sus países satélites): analiza también las relaciones de los intelectuales con un poder, el de antes y el de ahora, que emplea mil y una estrategias para provocar adhesiones.
            Definiendo a estos escritores, la mayoría compañeros suyos, Milosz habla de que una de sus principales características es “el miedo a pensar por cuenta propia”. No hace falta: para eso está el Partido, su método, sus objetivos, sus planes. El escritor solamente tiene que convertirse en un sumiso altavoz para medrar y garantizarse una cómoda existencia. Eso sí, como escribe Milosz, debe dejar que se le suministren a grandes dosis las normas inflexibles del materialismo dialéctico, “un anestésico en la mente del hombre”.


La mente cautiva
Czeslaw Milosz
Galaxia Gutenberg. Barcelona (2016)
276 págs. 23,90 €.
T.o.: Zniewolony umysl.
Traducción: Xavier Farré Vidal.

sábado, 2 de abril de 2016

“Las riquezas verdaderas”, de Jean Giono


Nacido en 1890 en la región francesa del Valle de la Provenza, Jean Giono siempre estuvo vinculado a su tierra natal. Sobre sus gentes y sus tierras escribió bastantes libros que abarcan todos los géneros: desde la novela al relato pasando por el ensayo y hasta el teatro. De formación autodidacta, Giono fue empleado de banca hasta que pudo dedicarse por entero a la literatura. Fue reclutado en la Primera Guerra Mundial, experiencia que le afectó profundamente y que agravó más todavía su innata desconfianza de la vida moderna. Su novela más importante de estos años, El gran rebaño (1931),  aborda estos temas desde un ecologismo militante cercano a posturas anarquistas y comunistas.
            En esos años, tomó una importante decisión con otro grupo de amigos: abandonar París e instalarse en Contadour, lugar de la Provenza que dio nombre al “Grupo Contadour” –a quien está dedicado Las riquezas verdaderas-, una comuna en plena naturaleza. Fruto de estas vivencias es este libro, que mezcla el ensayo autobiográfico con la narración de escenas campestres y costumbristas.
            Su radical pacifismo llevó a Giono a ser detenido durante la Segunda Guerra Mundial, aunque tras la ocupación fue injustamente acusado de colaboracionista, lo que le hizo pasar una temporada en la cárcel. Tras la Segunda Guerra Mundial, escribe el ciclo de novelas del húsar, donde la de mayor proyección internacional fue El húsar en el tejado (1951, de la que existe una versión cinematográfica). En 1954, poco después de ser rehabilitado, publicó El hombre que plantaba árboles, breve, simpática y humanista parábola que se asienta en los postulados ecologistas que aparecen en Las riquezas verdaderas.
            Escribe Giono que “la sociedad construida sobre el dinero destruye las cosechas, destruye a los animales, destruye a los hombres, destruye la alegría, destruye el mundo auténtico, destruye la paz, destruye las riquezas verdaderas”. La vida en las ciudades modernas sólo gira en torno al dinero, motor del mal. En las ciudades es donde incuban pensamientos e ideologías que explotan al hombre y que destrozan su humanismo y su contacto con la naturaleza. La creación del “Grupo Contadour” le sirve para, de manera radical, abandonar este mundo y volver a la intensa relación, primitiva y directa, con la naturaleza. No se queda, sin más, Giono en una versión edulcorada de la vida campestre. Para él, esa vida tiene matices cósmicos, panteístas, que vuelven al hombre a un idealizado bucolismo. Su elogio de la vida en el campo tiene un contenido ideológico y hasta político.
            Cae Giono en ocasiones en un discurso un tanto maniqueo y hasta panfletario. Su mensaje es radical, lo mismo que su desprecio de la vida moderna. Es cierto que combina estos pasajes con otros mucho más poéticos, como cuando escribe: “qué magnífica alegría la de los trabajos natrales de los que nunca nada implica esclavitud, en los que todo está hecho a la medida del hombre y le deja su tiempo (ese tiempo que es la morada de Dios)”. El texto está, pues, muy ajustado al carácter de Giono, a su desbordante pacifismo y a un ecologismo humanista y absoluto (los editores, en el prólogo, definen este libro como un “manifiesto ecológico para ecologistas verdaderos”).


Las riquezas verdaderas
Jean Giono
Errata Naturae. Madrid (2016)
176 págs. 17,90 €.
T.o.: Les vraies richesses.
Traducción: Regina López Muñoz.