viernes, 27 de junio de 2014

"Los cuerpos extraños", de Lorenzo Silva


 Séptima entrega de la serie protagonizada por el brigada Bevilacqua (al final de esta novela, subteniente) y la sargento Chamorro, los dos investigadores de la Guardia Civil. En un contexto muy actual, con las consecuencias políticas, económicas y sociales de la crisis, deben resolver el asesinato de una alcaldesa de una localidad costera del mediterráneo español. El asunto es delicado, pues detrás del crimen pueden estar implicados destacados políticos y empresarios.
El caso, como era previsible, tiene sus peligrosas ramificaciones nacionales e internacionales, pues puede que el crimen sea la pinta del iceberg de oscuras maniobras de corrupción, tráfico de dinero, influencias y favores políticos. El brigada Vila, la sargento Chamorro y sus ayudantes vuelven a demostrar su olfato en una investigación complicada donde nada es lo que parece y donde se encuentran de bruces con las oscuras ramificaciones del poder político y económico.
Lorenzo Silva se encuentra muy cómodo dejando que sus personajes muestren los rasgos más destacados de su carácter y, a la vez, mostrando su profesionalidad y dignidad a la hora de abordar asuntos que se escoran en ocasiones hacia lo turbio y sórdido, con implicaciones morales y sexuales que reflejan las luces y las sombras de la sociedad contemporánea. En ocasiones, las digresiones del brigada Vila, que sirven para detener el ritmo acelerado de la trama, son excesivamente largas y algunas de ellas van sobcrecargadas de moralejas sociales.
El autor vuelve a mostrar con verosimilitud el ritmo de las investigaciones, la vida cotidiana de los miembros de la Guardia Civil, la relación con sus superiores y su preparación profesional. Todo lo que acontece, tanto en lo relacionado con la ambientación y con los personajes, está muy pegado a la realidad.
Desde la perspectiva de una investigación criminal, Silva expone los tejemanejes de la corrupción política y de los negocios urbanísticos, además de mostrar la consiguiente corrupción ética y moral de algunos de los personajes.



Los cuerpos extraños
Lorenzo Silva
Destino. Barcelona (2014)
352 págs. 18,50 €.

miércoles, 25 de junio de 2014

“El escritor en su paraíso”, de Ángel Esteban


“Uno no es por lo que escribe, sino por lo que ha leído”, escribió Jorge Luis Borges en una cita que rescata Ángel Esteban para explicar la relación que treinta escritores de la literatura universal han tenido con las bibliotecas y con los libros. Para la mayoría, el trabajo como bibliotecario fue una oportunidad para consolidar su vinculación con la lectura, aunque también hay casos en los que fue todo lo contrario, pues el trabajo de bibliotecario impone unas rutinas burocráticas que algunos escritores, como Robert Musil y Marcel Proust, fueron incapaces de soportar. Resulta curioso, sin embargo, el caso del escritor francés Georges Perec, creador de una imaginativa y rompedora carrera como escritor que, sin embargo, descubrió en su trabajo en la biblioteca el rigor necesario para luego jugar con el significado de las palabras.
            Ángel Esteban (1963), catedrático de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Granada, indaga en la biografía de estos escritores para dilucidar el lugar que ocupa su trabajo como bibliotecario en su trayectoria profesional y literaria. Este punto de vista le sirve para trazar treinta interesantes y entretenidas semblanzas que muestran de otra manera la biografía de grandísimos escritores-bibliotecarios de todos los tiempos, pues el recorrido que hace Esteban, por orden alfabético, abarca escritores del Siglo de Oro español, como es el caso de Benito Arias Montano -bibliófilo y consejero político que fue nombrado por Felipe II director de la prestigiosa Biblioteca de El Escorial- hasta escritores contemporáneos como Gloria Fuertes, Juan Carlos Onetti y Mario Vargas Llosa, autor también del prólogo del libro, muy biográfico, en el que cuenta diferentes anécdotas personales sobre su estrecha relación con las bibliotecas en todos los lugares que ha vivido, relación que todavía sigue siendo intensa, pues el autor peruano pasa muchas horas leyendo e investigando en estos recintos.
            Hay excelentes descubrimientos de personajes apasionantes, como el ya citado Arias Montano, persona cultísima, políglota y sempiterno viajero que recorrió toda Europa buscando libros para enriquecer la Biblioteca de El Escorial. También sorprende la dedicación de bibliotecario, al final de sus días, del tempestivo Giacomo Casanova. O el inmenso trabajo realizado por Bartolomé José Gallardo, “el príncipe de los bibliófilos españoles”. Hay historias sorprendentes y muy amenas, como las del escritor y bibliotecario peruano Ricardo Palma, conocido como “el bibliotecario mendigo” por su dedicación obsesiva para llenar de libros la Biblioteca nacional de Perú, aunque el autor destaca también una manía bibliófila ciertamente peligrosa: Palma solía llenar de observaciones personales los márgenes de los libros que leía de esa biblioteca, ya fueran estos incunables, libros de gran valor o recientes adquisiciones.
            Son muchos lo autores que aparecen con biografías interesantes, muy bien sintetizadas por el autor, quien no tiene como objetivo agotar el tema biográfico sino ofrecer solo unas pinceladas de la vida de, entre otros, Lewis Carroll, Robert Burton, Rubén Darío, José Eugenio Hartzenbusch, Hölderlin, Stephen King, Goette, Eugenio D’Ors, August Strindberg, José Vasconcelos... No podía faltar en esta lista la meteórica trayectoria de Marcelino Menéndez Pelayo, uno de los investigadores y escritores que más ha hecho por la Biblioteca Nacional española.
            “Dios me hizo poeta y yo me hice bibliotecaria”, escribe la poetisa española Gloria Fuertes. Este oficio ha servido a muchos de estos escritores para apuntalar su vocación literaria y para descubrir nuevas lecturas y nuevos mundos con los que alimentar sus fantasías librescas.


El escritor en su paraíso
Ángel Esteban
Periférica. Cáceres (2014)
384 págs. 19,95 €.


lunes, 23 de junio de 2014

Homenaje a Cazalegas


             El mítico pantano de Cazalegas está situado en las tierras de Talavera de la Reina. Su pueblo se encuentra sobre un pequeño cerro desde el que se contempla la vega del río Alberche. Este río y el pantano de Cazalegas han sido el destino durante muchos años de miles de domingueros, sobre todo madrileños, que han acudido a sus riveras y tímidas aguas a encontrar unas horas de sol, buena comida, descanso y tranquilidad.

Hay quien piensa que en el siglo XXI el dominguero está en vías de extinción. Y no les falta razón: la democratización del turismo, la extensión de las comodidades, la sofisticación en los gustos y aficiones, la proliferación de autopistas, el auge de los deportes y excursiones de riesgo, la generalización de la comida basura... han hecho mella en el ánimo de muchos domingueros, que han abandonado sus antiguos hábitos consuetudinarios para sucumbir a los frágiles encantos de la modernidad. Ahora prefieren una escapadita de fin de semana a un parador, un viaje relámpago a una anodina casa rural o un vuelo charter a una zona playera antes de pasarse la víspera preparando la tortilla de patata, los pimientos y los filetes empanados. Y es que cuesta levantarse muy pronto un día festivo para llegar cuanto antes al destino elegido con el fin de pillar el mejor sitio (sombra y sosiego); cuesta llevar preparado todo para que no falte de nada (tarteras, túper, neveras, bebida, etc.); cuesta cargar con todo eso más las sillas, la mesa, la abuela, los niños... Ser dominguero, en un contexto cultural cómodo y consumista como el actual, se ha convertido en una actividad heroica y de riesgo.
Sin embargo, sitios como Cazalegas sirven para demostrar que no hay quien pueda con los domingueros, que el dominguero sigue aceptando los retos, que el dominguero sigue reciclándose y adaptándose a la modernidad conservando siempre sus principales señas de identidad. Sigue habiendo mucho dominguero español, amante de las tradiciones terruñeras, pero también hay que felicitarse por la integración de emigrantes del este y sudamericanos, que han descubierto en el espíritu del dominguero la mejor manera de disfrutar de la paz, la naturaleza y la familia. Estos domingueros inmigrantes van a garantizar, por ahora, la pervivencia de la especie.


Y en este mundo de los domingueros, Cazalegas ocupa un lugar muy especial. El pantano de Cazalegas sigue siendo hoy el lugar preferido por muchos domingueros para continuar con estas seculares tradiciones. Cercanas a las compuertas de la presa, en la vera del pantano, se encuentran pequeñas explanadas que reúnen las mejores condiciones de sol, sombra, verde, tierra, cercanía al agua y al coche, donde montar el ambiente necesario para pasar el día siendo un dominguero de verdad. Un chiringuito con solera sirve de punto de referencia para todo (aparcamiento, servicios, alguna urgencia gastronómica, el helado después de comer...). Todo está diseñado para que los domingueros se retroalimenten en un ambiente de sana camaradería y espíritu de compañerismo.

Recupero ahora este relato-reportaje que escribí hace años sobre los domingueros con el que quiero rendir homenaje a un producto típicamente hispano. Está ambientado en otra meca del dominguerismo, La Boca del Asno, pero todo lo que se cuenta vale para Cazalegas, escenarios hermanados por su pasión por los placeres más elementales y costumbristas. “Apoteosis del dominguero” forma parte de “Dos gardenias para ti y otros relatos”, libro digital que he publicado este año.

domingo, 15 de junio de 2014

Feria del Libro. Diez Novelas Históricas



1.- Wallace Breem, El águila en la nieve. A principios del siglo V el Imperio Romano se desmorona. El general Máximo defiende la frontera en el Rin con una sola legión. Al otro lado del río, seis tribus de pueblos bárbaros son presionados a su vez por los hunos y el hambre. Máximo nunca ha puesto los pies en una Roma ya decadente, pero representa lo mejor de ella. Es un soldado leal y un buen líder, duro e incorruptible. Él mismo recuerda desde su vejez esta trágica historia. La narración es ágil, nada retórica y apropiadamente intensa para lo que se está contando. El inglés Breem (1926-1990) demuestra un conocimiento enciclopédico de la geografía y de los detalles militares. (Alamut. 319 págs. 2012).


2.- Rosemary Sutcliff, Una espada al atardecer. Para la autora, detrás de la leyenda artúrica no hay un caballero de armadura reluciente, ni Mesa Redonda, ni un Camelot, sino un jefe de guerra romano-britano del siglo V al que le pareció que valía la pena luchar por “los últimos destellos de la luz de la civilización cuando las tinieblas de la barbarie llegaron como una gran inundación”. Es él mismo quien lo cuenta cuando, después de su última batalla, recuerda su pasado. Con poco más de veinte años, Artos, un joven muy alto y diestro, forma una Compañía de trescientos hombres para combatir a los Lobos del Mar, los invasores sajones. Su éxito creciente contrasta con las insatisfacciones personales. La narración es pausada y las descripciones magníficas. (Plataforma. 640 págs. 2013).

3.- Taylor Caldwell, La columna de hierro. Nueva edición, en formato de bolsillo, de la que quizás sea la mejor obra de la escritora Taylor Caldwell (1900-1985), autora también de Médico de cuerpos y almas, novela sobre la vida de San Lucas. Su argumento gira en torno a la figura del orador, político y escritor Marco Tulio Cicerón. La obra recorre la agitada, polifacética y apasionante vida de Cicerón, desde la época en que, como alumno, aprendió la cultura griega, hasta sus años como político y jurista. La autora recrea de manera impecable el ambiente de la Roma del primer siglo antes de Cristo. (Maeva. 837 págs. 2005).

4.- Hilary Mantel, En la corte del lobo. El talento político del corrupto y encantador Thomas Cromwell le llevó desde la nada hasta la cima del poder, situándole en el epicentro de la revolución que provocó el encaprichamiento de Enrique VIII por Ana Bolena. Esta novela histórica se centra desde la caída de Wolsey hasta la de Moro. La trama, a pesar de ser muy conocida, no deja de interesar, sobre todo porque Mantel tiene el buen gusto de no convertirla, como hacen otros libros y series televisivas, en un mero recuerdo del comportamiento lujurioso del rey. (Destino. 752 págs. 2011).
5.- Valerio Manfredi, El ejército perdido. En el año 401 a.C. Ciro el Joven reúne un ejército de cien mil asiáticos para destronar al Gran Rey persa, su hermano Artajerjes II. Sabe que su gran baza es contar con fuerzas griegas en sus filas y recluta una fuerza extra de diez mil mercenarios. Pero Ciro es derrotado en Cunaxa. Jenofonte, un culto ateniense desterrado, contará la vuelta a Grecia de esos mercenarios en su célebre Anábasis, y esta historia es la que novela ahora Manfredi. El italiano da más vida aún al sencillo y ameno relato de Jenofonte. Toma sus datos geográficos y militares, sus cifras y nombres, inventa personajes y redondea la trama. (Grijalbo. 460 págs. 2008).
 6.- Santiago Posteguillo, Trilogía de Escipión. Si hay un hecho interesante de la Roma antigua, después de la caída de la república y más que la época imperial, ese es el enfrentamiento con Cartago. En la segunda guerra púnica Roma conoce al peor enemigo que tuvo hasta ese momento, Aníbal. Posteguillo lo retrata muy bien, al igual que a Publio Cornelio Escipión, protagonista de la trilogía. Hay muchos momentos emocionantes, narrados con contención y sin sentimentalismos. También hay sobriedad en los innumerables actos de guerra, sin exageraciones ni innecesarios litros de sangre. (Ediciones B. 720, 860 y 800 págs. 2011).


7.- Jesús Sánchez Adalid, Treinta doblones de oro. Galardonada con el Premio Literario Troa “Libros con valores”, esta novela histórica transcurre en los últimos años del siglo XVII y está protagonizada por un joven andaluz que vive, a veces sin buscarlas, numerosas aventuras. De Sevilla, donde trabaja, se traslada a Cádiz y luego a Las Canarias, aunque el viaje es accidentado y son apresados y hechos cautivos en Marruecos, donde hacen escala. La ambientación está muy cuidada y también resulta interesante el tratamiento de los personajes y los temas de fondo que aborda, que van más allá de la recreación meramente histórica. Otra novela reciente de este autor que merece destacarse es El Camino Mozárabe. (Ediciones B. 352 págs. 2013).


8.- José Javier Esparza, El Caballero del Jabalí Blanco. Como se lee en el prólogo, “esta historia reconstruye aquellos primeros años de la Reconquista, cuando los reinos cristianos de España se parecían más a primitivas aglomeraciones que a entidades políticas desarrolladas”. Para dar fuerza a su narración, el autor da vida a un simple nombre que aparece en un documento del año 824, Zonio, un excelente personaje. El autor recrea muy bien la vida de los primeros colonos recluidos en el reino de Asturias y los enfrentamientos contra los bereberes. Los hechos están contados con buena pluma y un excelente conocimiento de la historia, como ha demostrado el autor en los otros muchos libros que ha publicado. (La Esfera. 476 págs. 2012).


9.- María Gudín, Hijos de un rey godo. Con su anterior y primera novela, La reina sin nombre, ambientada en la España visigoda, Gudín consiguió un buen éxito de lectores. La segunda parte continúa con la misma ambientación histórica y relata los obstáculos que tienen que superar Leovigildo, Hermenegildo y Recaredo para conseguir la unidad de su pueblo. Si la primera novela estaba centrada en la peripecia de una reina, en esta predomina el elemento aventurero. Ambientada en la misma época, la autora ha publicado también El astro nocturno (Ediciones B. 608 págs. 2009).



10.- Gonzalo Giner, El jinete del silencio. Cuarta novela que publica este veterinario y escritor. El tema principal es la relación de un joven, Yago, con un caballo. Ambientada en la España Imperial de Carlos V en el siglo XVI, Giner ha escrito una buena novela de aventuras, con mucha acción y con un contexto histórico bien documentado. (Temas de Hoy. 717 págs. 2011).

sábado, 14 de junio de 2014

Feria del Libro. Diez novelas de más países



1.- Yu Hua, ¡Vivir!. El autor se sirve de un solo personaje, Fugui, un campesino que en su vejez rememora su vida para presentarnos este fresco de la China del siglo XX. El anciano, hijo de un terrateniente, dilapida en su juventud la herencia paterna en el juego; y se abisma en una pobreza a la que también condena a su mujer y sus dos hijos. Pero la lista  de desgracias continua. No obstante, en ningún momento el dolor aventaja a la esperanza y, con toda su corrupción y su pena, la vida sale adelante. (Seix Barral. 240 págs. 2010).


2.- Mo Yan, Sorgo rojo. La narración de los enfrentamientos entre chinos y japoneses en 1939 da pie para la recreación de la historia del municipio de Gaomi Noreste, "el paraíso de la pena y el regocijo". En Gaomi encuentra el autor su perdido pasado, las raíces de su familia; a la vez, Gaomi es también el recuerdo de la tragedia y de la muerte. La mezcla de lirismo y tragedia, dolor y piedad, ternura y violencia, acentúa los originales rasgos estilísticos, a los que se añade la habilidad del autor para transmitir sensaciones y sugerencias con los símbolos de la naturaleza. (El Aleph. 516 págs. 2009).


3.- Yoko Ogawa, La fórmula preferida del profesor. Este libro, el más popular de la japonesa Yoko Ogawa (1962), ha sido premiado por diferentes sociedades matemáticas, pues el entusiasmo por las matemáticas forma parte de su argumento. Sin embargo, lo decisivo es la historia en sí misma: a partir de uno de sus trabajos como asistenta, la narradora y su hijo de diez años empezaron una relación muy especial con un anciano profesor de matemáticas que, a consecuencia de un accidente, tenía una autonomía de memoria de ochenta minutos. El mayor gancho está en el talante del profesor. (Funambulista. 299 págs. 2008).


4.- Shusaku Endo, El mar y veneno. Ambientada en Japón durante la Segunda Guerra Mundial, en un Hospital de Fukuoka y con el ruido de fondo de los bombardeos americanos, se cuentan los experimentos médicos que se realizaron con prisioneros americanos. Con este dramático asunto plantea el autor la motivación que lleva a todo un equipo médico a aceptar tales experimentos y el proceso interior de sus conciencias. Aunque el tema es crudo, su lectura es pacífica. Endo (1923-1996) se convirtió al catolicismo, lo que determinó que los planteamientos cristianos ocuparan el centro de su literatura. También se ha publicado recientemente Cuando silbo. (Ático de los Libros. 200 págs. 2011).


            5.- David Malouf, Rescate. Utiliza el australiano Malouf libremente una historia que se cuenta de pasada en La Ilíada, pero de gran alcance dramático. En un momento de la Guerra de Troya, Patroclo cae muerto a manos de Héctor, uno de los héroes troyanos. Esta muerte provoca que Aquiles derrote a Héctor y arrastre su cadáver durante once días alrededor de las murallas de Troya. El episodio es muy conocido, pero Malouf centra la atención en algo que apenas se insinúa: la reacción del rey Príamo, el padre de Héctor, y su solicitud a Aquiles para que le devuelva el cadáver de su hijo. (Libros del Asteroide. 192 págs. 2012).


6.- Sigrid Undset, Ida Elisabeth. La protagonista es una mujer muy trabajadora, fuerte, que comete el error de casarse muy joven con un inmaduro y holgazán compañero de la infancia. Las infidelidades del marido llevan a Ida a separarse de él y a dedicarse sola a sacar adelante a sus hijos. Más tarde, conoce a un abogado del que se enamora. A partir de este hecho, la novela describe su lucha entre ser fiel a su conciencia, que le dice que ha de sacrificar todo por sus hijos, que no aceptan al abogado, o dejarse llevar por la pasión amorosa. Undset (1882-1849) es una gran escritora que consigue penetrar con hondura en la personalidad de los protagonistas, sobre todo de las mujeres. (Palabra. 510 págs. 2013).


7.- Yoram Kaniuk, 1948. Novela sobre la Guerra de Independencia, declarada el 15 de mayo de 1948 a consecuencia de la aprobación de la ONU de la partición de Palestina. Kaniuk formó parte del Palmaj, una fuerza paramilitar de choque fundada durante el mandato británico. La novela adopta la forma de las memorias de un joven que luchó en esa contienda y que escribe sobre ella sesenta años más tarde. Los temas que aparecen están muy relacionados con la guerra: las injusticias y la crueldad de los combatientes, la cobardía tanto de árabes como de los mandos judíos; pero también se habla de la heroicidad de muchos jefes, del incomprensible fanatismo de los judios ultraortodoxos, del durísimo asedio de Jerusalén... (Libros del Asteroide. 225 págs. 2012).


8.- Khaled Hosseini, Cometas en el cielo. Ambientada en Afganistán y Estados Unidos, esta novela tiene un apasionante argumento, dosis de sano exotismo y una contagiosa humanidad. La trágica historia de Afganistán es el telón de fondo en el que se desarrolla una historia basada en la ruptura de la amistad entre dos niños, Amir y Hassan. Amir es el hijo de Baba, uno de los comerciantes más ricos de Kabul; Hassan es el hijo del criado de Baba, Alí. Años después, le surge a Amir, ya en Estados Unidos, la posibilidad de redimir su vida pasada. También resulta emotiva la historia de Mil soles espléndidos, ambientada en Afganistán. (Salamandra. 384 págs. 2006).



9.- Kurban Said, Alí y Nino. Publicada por vez primera en 1937 en Viena, esta novela todavía hoy sigue suscitando interés por la historia que narra y por la desconocida identidad del autor. Se trata de una legendaria historia de amor entre un noble musulmán y una cristiana ortodoxa rusa en tierras de Azerbaiyán, Georgia, Persia y Daguestán. Tan protagonistas son los jóvenes enamorados como Bakú, la capital del petróleo del Caspio. Como telón de fondo, el eterno choque de religiones y culturas y la tensión entre los hombres del desierto y los del bosque. (Libros del Asteroide. 304 págs. 2012).



10.- Yann Martel, La vida de Pi. Pi Patel es un adolescente que vive en la India. La familia, dueña de un zoo, practica el hinduismo, mientras que Pi es hindú, cristiano y musulmán, un buscador que armoniza sus discursos filosófico-religiosos con conocimientos enciclopédicos sobre zoología. Su práctica religiosa es un ejemplo de sincretismo un tanto simplista, aunque esté contada con simpatía. Debido a la inestabilidad política de los años 70, la familia decide emigrar. Llevan consigo sus animales más exóticos, que perecerán casi todos cuando el barco naufraga. Solo sobreviven Pi y Richard Parker, un tigre de Bengala. La novela es una aventura náutica que mantiene al lector en tensión constante. La novela ha sido llevada al cine por el director Ang Lee. (Booket. 416 págs. 2003).