lunes, 23 de junio de 2014

Homenaje a Cazalegas


             El mítico pantano de Cazalegas está situado en las tierras de Talavera de la Reina. Su pueblo se encuentra sobre un pequeño cerro desde el que se contempla la vega del río Alberche. Este río y el pantano de Cazalegas han sido el destino durante muchos años de miles de domingueros, sobre todo madrileños, que han acudido a sus riveras y tímidas aguas a encontrar unas horas de sol, buena comida, descanso y tranquilidad.

Hay quien piensa que en el siglo XXI el dominguero está en vías de extinción. Y no les falta razón: la democratización del turismo, la extensión de las comodidades, la sofisticación en los gustos y aficiones, la proliferación de autopistas, el auge de los deportes y excursiones de riesgo, la generalización de la comida basura... han hecho mella en el ánimo de muchos domingueros, que han abandonado sus antiguos hábitos consuetudinarios para sucumbir a los frágiles encantos de la modernidad. Ahora prefieren una escapadita de fin de semana a un parador, un viaje relámpago a una anodina casa rural o un vuelo charter a una zona playera antes de pasarse la víspera preparando la tortilla de patata, los pimientos y los filetes empanados. Y es que cuesta levantarse muy pronto un día festivo para llegar cuanto antes al destino elegido con el fin de pillar el mejor sitio (sombra y sosiego); cuesta llevar preparado todo para que no falte de nada (tarteras, túper, neveras, bebida, etc.); cuesta cargar con todo eso más las sillas, la mesa, la abuela, los niños... Ser dominguero, en un contexto cultural cómodo y consumista como el actual, se ha convertido en una actividad heroica y de riesgo.
Sin embargo, sitios como Cazalegas sirven para demostrar que no hay quien pueda con los domingueros, que el dominguero sigue aceptando los retos, que el dominguero sigue reciclándose y adaptándose a la modernidad conservando siempre sus principales señas de identidad. Sigue habiendo mucho dominguero español, amante de las tradiciones terruñeras, pero también hay que felicitarse por la integración de emigrantes del este y sudamericanos, que han descubierto en el espíritu del dominguero la mejor manera de disfrutar de la paz, la naturaleza y la familia. Estos domingueros inmigrantes van a garantizar, por ahora, la pervivencia de la especie.


Y en este mundo de los domingueros, Cazalegas ocupa un lugar muy especial. El pantano de Cazalegas sigue siendo hoy el lugar preferido por muchos domingueros para continuar con estas seculares tradiciones. Cercanas a las compuertas de la presa, en la vera del pantano, se encuentran pequeñas explanadas que reúnen las mejores condiciones de sol, sombra, verde, tierra, cercanía al agua y al coche, donde montar el ambiente necesario para pasar el día siendo un dominguero de verdad. Un chiringuito con solera sirve de punto de referencia para todo (aparcamiento, servicios, alguna urgencia gastronómica, el helado después de comer...). Todo está diseñado para que los domingueros se retroalimenten en un ambiente de sana camaradería y espíritu de compañerismo.

Recupero ahora este relato-reportaje que escribí hace años sobre los domingueros con el que quiero rendir homenaje a un producto típicamente hispano. Está ambientado en otra meca del dominguerismo, La Boca del Asno, pero todo lo que se cuenta vale para Cazalegas, escenarios hermanados por su pasión por los placeres más elementales y costumbristas. “Apoteosis del dominguero” forma parte de “Dos gardenias para ti y otros relatos”, libro digital que he publicado este año.

1 comentario:

  1. Muy buen artículo, la prueba es que estoy deseando que llegue el próximo fin de semana para disfrutar de un domingo tan "vintage", muy acorde con la moda de rescatar viejos hábitos como la de escuchar la música en un tocadiscos.

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