miércoles, 4 de junio de 2014

Feria del Libro. Diez novelas sobre la infancia


1.- José Mauro de Vasconcelos, Mi planta de naranja lima. Nueva edición en una nueva editorial y con otra traducción de una obra que poco a poco se ha convertido en un clásico contemporáneo. En ella se cuenta la historia de Zezé, un niño de cinco años, de inteligencia precoz, muy imaginativo, pero incomprendido. Entre sus amistades ocupa el primer lugar Minguinho, su inseparable planta de naranja-lima, confidente de sus juegos, alegrías y desdichas. Pero es con el relato de su amistad con el Portugués, un señor mayor que se convierte en su mejor amigo, cuando el libro alcanza sus mejores páginas de simpatía y de lirismo. En 2014, en la misma editorial, se h publicado Vamos a calentar el sol, la continuación. (Libros del Asteroide. 208 págs. 2011).


 2.- Ivan Doig, Una temporada para silbar. Paul Milliron, Superintendente de Instrucción Pública en Montana en los años 50, revive su vida en 1909, cuando cumple trece años, en la pequeña aldea de Marias Coulee. Paul es el mayor de los tres hijos que tiene Oliver, un granjero que se ha quedado viudo. Junto con Rose, la nueva ama de llaves, llega Morris, su hermano, que acabará siendo el maestro de la escuela rural. La novela es un homenaje a la entrega de muchos maestros de estas escuelas. Pero hay más. Doig describe con ternura los sentimientos más profundos de unos entrañables personajes. Del mismo autor, y también ambientado en Montana es Verano en English Creek. (Libros del Asteroide. 360 págs. 2011).


3.- Betty Smith, Un árbol crece en Brooklyn. La autora se inspiró en su propia vida para contar la vida en un barrio pobre de Brooklyn de la niña Francine desde los diez hasta los dieciséis años en las primeras décadas del siglo XX. A su alrededor aparecen un grupo de personajes reales, sacados de la vida misma, que añaden una tierna realidad. La familia de Francie tiene que convivir con las lacras de los barrios pobres. Pero Katie, la madre, sabe que con dignidad y apostando por la educación se puede luchar contra la adversidad. Esta novela se publicó en 1943 y gozó de mucha popularidad. (Lumen. 505 págs. 2008).


 4.- Fred Chappell, Me voy con vosotros para siempre. Escrita como si se tratasen de los recuerdos infantiles del narrador, esta divertida novela cuenta la infancia de Jess en una granja de Carolina del Norte. Allí viven su padre, ocurrente y gamberro, su madre, que ejerce de maestra, y la abuela, que lleva el control de la granja. La última persona que se integra en la vida familiar, es Johnson Gibbs, un adolescente huérfano que contratan como bracero. Jess describe la vida doméstica en la granja, salpicada de desternillantes y ocurrentes anécdotas protagonizadas por sus excéntricos familiares. (Libros del Asteroide. 240 págs. 2009).


5.- Joseph Buloff, Yösik, el del viejo mercado de Vilnius. Relato que tiene algo de memorias de infancia y juventud de Joseph Buloff (1899-1985), un actor lituano que abandonó su país en 1926 para emigrar a los Estados Unidos. El narrador habla primero de su infancia en el mercado de Vilnius, cuando era un chaval charlatán y embaucador, que va poco a poco aprendiendo el rechazo que sufren los judíos. Luego cuenta cómo su vida da un vuelco cuando, al regresar su padre de los Estados Unidos, su familia se muda de barrio y asiste a un nuevo colegio. Todo cambiará con el estallido de la Primera Guerra Mundial. (Capitán Swing. 298 págs. 2011).


6.- Marcos Ordóñez, Un jardín abandonado por los pájaros. A medio camino entre una autobiografía y una novela de memorias, Ordóñez (1957) recuerda con ternura y sentido del humor su infancia en Barcelona. Sus recuerdos son de una clase media optimista en una España de los 50. Se recorren con el leitmotiv de la lengua catalana y sus refranes, poemas o canciones. Ordóñez retrata una época y una clase social que se entretenía con la cultura disponible, con los bares y diversiones poco o nada sofisticadas. En su novela están equilibrados personajes y ambientes, sucesos políticos y familiares, con un toque inevitable de nostalgia. (El Aleph. 480 págs. 2013).


7.- José Julio Perlado, Mi abuelo, el Premio Nobel. Contada en primera persona por su nieto, esta novela, poética y fantástica a la vez, cuenta la historia del escritor Dante Darnius, que consiguió el Premio Nobel de Literatura sin haber escrito ni una línea. Dante es un magnífico contador de historias que, sin embargo, es incapaz de llevar al papel. Lo suyo es la narración oral. Toda la familia se siente fascinada por la capacidad fabuladora del abuelo. Pero es con su nieto con quien Dante tiene una relación muy especial. (Funambulista. 184 págs. 2011).


8.- Forrest Carter, Montañas como islas. Ambientada en los años 30 en Estados Unidos, cuando la Ley Seca, la novela describe la relación entre un abuelo cheroqui y su nieto en los Montes Apalaches. La historia presenta el atractivo de una educación basada en una transmisión de conocimientos directa y continua, impartida con una enorme generosidad. El tono ingenuo del narrador resulta muy simpático. (Duomo. 286 págs. 2009).


9.- Antonio Marí, El vaso de plata. El narrador, Miguel, con un estilo sereno, recuerda episodios claves de esa etapa de crisis y de cambios que es la adolescencia. El relato tiene un cierto aroma de atemporalidad que beneficia su lectura, pues el autor ha eliminado muchos rasgos sociológicos para no rebajar el libro a unos recuerdos más o menos memorialísticos. Esta técnica añade universalidad a lo que se cuenta, a pesar de que pueden reconocerse tanto en el paisaje como en las escenas y personajes elementos muy locales. (Libros del Asteroide. 115 págs. 2008).


 10.- Kenneth Grahame, La edad de oro. Este escritor escocés (1859-1932) es conocido sobre todo por El viento en los sauces (1908), una obra maestra de la literatura juvenil. En primera persona, se cuentan retazos de la infancia del narrador en una zona rural y de sus hermanos, huérfanos, que viven con unos tíos. El tema permanente es el contraste entre la vida de las personas mayores y la de los niños. Este contraste marca el tono del libro, irónico y lleno de toques de humor, aunque los protagonistas son conscientes, por otra parte, de que es una época que se les terminará pronto. (Rialp. 143 págs. 2012).


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