sábado, 17 de diciembre de 2016

“El equipo de Stalin”, de Sheila Fitzpatrick


Profesora de las Universidades de Chicago y Sidney, la australiana Sheila Fitzpatrick es una referencia internacional en la investigación de la historia de la Unión Soviética, de manera especial de la Revolución de Octubre y de los años en los que Lenin y Stalin dirigieron el país. En este ensayo adopta un punto de vista singular, distinto al de otros historiadores a la hora de describir los años en los que Stalin, con mano de hierro, dirigió la política soviética.  
En vez de centrarse en las sombras y las luces de la biografía del dictador, Fitzpatrick se basa en la importancia que Stalin dio a los miembros del Politburó, un círculo reducido de políticos comunistas nombrados para asesorar al Secretario General del Partido y para reforzar las directrices de la política comunista en unas décadas cruciales que abarcan desde la Revolución de Octubre y la guerra civil hasta incluso después de la muerte de Lenin y la llegada a la Secretaría General de Jruschov. “En el presente libro –escribe la autora- observo a Stalin (quien, nos guste o no, es el centro de esta historia) desde el interior de su equipo. Es una atalaya distinta a la habitual y creo que ofrece perspectivas novedosas. El equipo de Stalin sabía más sobre él que ninguna otra persona, pues disponía de una información sin paralelo y ocasiones de observar asimismo sin igual”.


            El grupo se consolida sobre todo tras la enfermedad y muerte de Lenin, cuando deben tomar decisiones importantes sobre el futuro del país. Stalin se hace con el poder en el Partido Comunista y pronto refuerza la autoridad de sus hombres de confianza. Muchos de ellos se mantuvieron durante décadas a su lado e incluso, a su muerte, protagonizaron directamente la transición reformista del régimen (como Mólotov, Kaganóvich, Mikoyán, Voroshílov, Jruschchov, Beria…). Otros fallecieron en las décadas de los 30 y 40 (Kírov, asesinado, y Ordzhonikidze –se suicidó-,  Kúibyshev y Kalinin) y algunos, pocos, fueron víctimas (como Bujarin, que desempeñó cargos muy importantes dentro del régimen) de las Grandes Purgas que puso en marcha Stalin en la segunda mitad de la década de los años 30, tras el asesinato de uno de sus hombres de confianza, el secretario del Partido en Leningrado, Serguei Kírov.
La relación que mantuvo con todos ellos, a diferentes niveles, fue política y personal, como se describe en este libro basado en muchos documentos oficiales conocidos recientemente y en entrevistas de la autora con familiares de los protagonistas o que proceden de los numerosos libros de memorias escritos por ellos o sus descendientes. Los que aguantaron hasta finales de los 50 fueron relegados de la vida política cuando uno de los miembros de este equipo, Nikita Jrushchov, se hizo con el poder. La autora describe el carácter de Stalin, sus constantes suspicacias, sus  problemas familiares y sus numerosas estrategias para dominar al equipo.
            El libro de Fitzpatrick permite conocer mucho mejor a estos políticos comunistas que tuvieron en su momento mucha fuerza y poder y que, sin embargo, han quedado diluidos por la agitada personalidad de Stalin. A la vez, se cuentan de otra manera los entresijos del poder político y los avatares de la historia de la Unión Soviética en esos años, dominados de manera obsesiva por Stalin: los años de la enfermedad de Lenin; las maniobras de Stalin para hacerse con el poder; la marginación (y posterior aniquilación) de líderes tan carismáticos como Trotski, Kámenev y Zinóviev; la política económica comunista y los años del hambre; la persecución contra los kulaks; los años de las Grandes Purgas; la Segunda Guerra Mundial; el proceso de decadencia de Stalin, con cada vez más acusadas paranoias; su sucesión y las políticas reformistas emprendidas tras su muerte; la caída en desgracia de Beria y la llegada de Jrushchov…


El equipo de Stalin
Sheila Fitzpatrick
Crítica. Barcelona (2016)
496 págs. 26,90 €.
T.o.: On Stalin’s team.
Traducción: Gonzalo García.

jueves, 8 de diciembre de 2016

DIEZ LIBROS PARA LAS NAVIDADES


Lucia Berlin
Alfaguara. Madrid. 432 págs. 20,90 €.

La norteamericana Berlin (1936-2004) tuvo una vida agitada: graves problemas de salud, lucha (que ganó) contra el alcoholismo, tres maridos, cuatro hijos y decenas de mudanzas y empleos. Al final de su vida fue ganando fama de escritora esporádica y deslumbrante. Muy inspiradas en sus propias experiencias, Berlin practica una especie de autoficción donde mezcla invención y biografía. Sus personajes son supervivientes, personas desorientadas pero fuertes. En sus historias pasan cosas, algunas de ellas muy duras y sórdidas, pero sobre todo destaca una voz narradora muy atrayente. Son historias de trabajo, de conflictos familiares, de alcoholismo, de personas mayores, de enfermos, de jóvenes llenos de sueños al inicio de la vida…


Fernando Aramburu
Tusquets. Barcelona. 648 págs. 22.90 €

Novela dura, ambiciosa, larga que abarca cuarenta años de la historia del País Vasco y que comienza en 2011 cuando la viuda de un empresario asesinado por ETA decide regresar a su pueblo tras el anuncio de ETA del cese de la lucha armada. La novela se centra en las vidas de dos familias, las de la víctima de ETA y sus vecinos, implicados en la causa terrorista e independentista. El autor describe la vida cotidiana, con sus momentos de doméstica normalidad y sus perversiones emotivas, marcadas por la lucha armada, que todo lo justifica, hasta la marginación y el silencio. Algunas historias secundarias se alejan demasiado del objetivo de la novela.


Andrés Trapiello
Pre-Textos. Valencia. 456 págs. 29 €

            Volumen número veinte de sus diarios, a los que ha dado el título genérico de Salón de pasos perdidos, cuya primera entrega, El gato encerrado, es de 1990. En esta nueva entrega, referente al año 2006, volvemos a entrar en el ya conocido territorio Trapiello. Vuelve a escribir sobre su vida doméstica, sus estancias en su casa de Las Viñas, su crítica visión del mundo literario, sus opiniones sobre algunos escritores con los que mantiene algunas controversias públicas, interesantes valoraciones de los libros que está leyendo y de algunos sucesos culturales y sociales, sus frecuentes visitas al Rastro madrileño… Todo cabe en estas páginas, excelentemente escritas (como suele ser habitual) lo que hace que su lectura sea amena.


Julian Barnes
Anagrama. Barcelona. 208 págs. 16,99 €

Barnes escribe sobre la vida del compositor ruso Shostakóvich (1906-1975), uno de los más laureados por el régimen soviético. Todo cambia en su vida –hasta ese momento, un músico de éxito- cuando Stalin asiste en Moscú a su ópera Lady Macbeth de Mysensk, que tachó de “formalista”, la peor crítica que podría recibir una obra de arte. Su nombre fue prohibido y su vida estuvo en peligro. La novela se centra en sus relaciones con el Poder y la actitud del músico ante el control de las autoridades de las manifestaciones artísticas y culturales. 


Giorgio Fontana
Libros del Asteroide. Barcelona. 257 págs. 20 €

En los años ochenta se repiten los crímenes terroristas en Italia y el fiscal Giacomo Colnaghi tiene que investigar el asesinato de un miembro de la Democracia Cristiana. El asunto de fondo es la justicia. El pasado familiar de Colnaghi, su trato con las víctimas de los brigadistas, los interrogatorios a los terroristas y su arraigada fe cristiana le llevan a reflexionar sobre el alcance de la ley humana, y cómo se relacionan con ella la piedad, la restitución del daño o el perdón. No son cuestiones frecuentes en la narrativa contemporánea.


Svetlana Alexiévich
Acantilado. Barcelona. 656 págs. 25 €

Con este volumen, la periodista Svetlana Alexiévich (1948), premio Nobel de Literatura 2015, ha querido calar en profundidad, sirviéndose de cientos de testimonios, en lo que significa ser soviético cuando el comunismo se encuentra en vías de extinción en Rusia. Setenta años de marxismo-leninismo moldearon las mentes de ciudadanos de la URSS. La autora entrevistó a centenares de ellos, que son las protagonistas de esta obra.




La ciudad de los prodigios
Eduardo Mendoza
Seix Barral. Barcelona. 576 págs. 20 €.

Ambientada en Barcelona, escenario habitual de las novelas del último premio Cervantes, transcurre entre los años de las dos Exposiciones Universales, las de 1888 y 1929. Su pícaro protagonista es Onofre Bouvila, un muchacho recién llegado del campo, pobre, ignorante y aprendiz de anarquista que llegará a 1929 convertido en un hombre rico y poderoso, sin escrúpulos, especializado en el engaño y la mentira. Su historia, que funciona también como una parodia de la burguesía, es como un símbolo de la trayectoria recorrida por la propia Barcelona en esas décadas de grandes cambios que transformaron su fisonomía y filosofía. Con maestría y un gran trabajo literario, Mendoza convierte esta ficción histórica en una crónica testimonial, cruda, amoral y desgarrada.




Todos nuestros ayeres
Natalia Ginzburg
Lumen. Barcelona. 360 págs. 20,90 €

El 14 de julio se cumple el primer centenario del nacimiento de Natalia Ginzburg (1916-1991), una de las escritoras más importantes de la literatura italiana del siglo XX. Esta novela, publicada en 1952, ofrece una visión del periodo de la resistencia y posterior clandestinidad en una Italia en guerra, a través de las voces de unos jóvenes de familia burguesa. En la mirada de Ginzburg, lo que importa son las trivialidades y pequeñas grandezas de los personajes, a los que trata con mimo, aunque no les ahorra enfrentarse a un destino difícil. También se ha reeditado Léxico familiar, otra de sus grandes novelas, esta con muchas claves autobiográficas. Al hilo de las inequívocas expresiones que forman el diccionario íntimo de cada familia, Ginzburg recompone la historia de los suyos mediante breves recuerdos repletos de afectividad.




La familia Karnowsky
Israel Yehoshua Singer
Acantilado. Barcelona. 553 págs. 29 €

Su autor recrea tres generaciones de la familia Karnowsky que viven en dos escenarios distintos, Berlín y Nueva York. En la primera (David), el abuelo se rebela contra la actitud pueblerina de los judíos de Polonia, por lo que se traslada con su mujer a Berlín. La segunda es la de su hijo, Georg, que se aleja de las tradiciones familiares precisamente cuando los nazis llegan al poder. Y la tercera tiene como protagonista a Yegor, un fracasado que no se adapta a la vida en Nueva York. Lo mejor de esta ambiciosa novela es la confluencia de caracteres y el retrato de las costumbres y tipos judíos.



Una voz escondida
Parinoush Sannie
Salamandra. Barcelona. 272 págs. 16,15 €.

Shahab es un niño de cinco años muy imaginativo que vive en Teherán. No es mudo, pero no habla por la incomprensión que recibe del exterior. Todos lo consideran problemático y tan solo su abuela Bibi es capaz de quererle como es. La autora aborda la dura situación de su país y, en paralelo, la lucha de un niño por sobrevivir en la pequeña hostilidad del hogar.

domingo, 4 de diciembre de 2016

“Dulce Hogar”, de Dorothy Canfield Fisher


Publicada en 1924, la novela está ambientada en una pequeña ciudad de provincias norteamericana. En la primera parte de la novela, el centro de atención se lo lleva Evangeline, madre de tres hijos y esposa de Lester, estudiante de Letras en la Universidad que trabaja ahora en la contabilidad de unos grandes almacenes. La familia se sostiene gracias al tesón, el impulso y la fuerza de voluntad de la madre. Sin embargo, su afán perfeccionista, su carácter dominante y su obsequioso y constante espíritu de sacrificio tienen amedrentados a toda la familia, que viven agobiados y tensos por la voluntarista actitud de la madre. A eso se suma que Lester, de carácter fantasioso y apocado, no consigue hacer carrera en los grandes almacenes.
            Peor aún. Un cambio de dueño y una nueva estrategia comercial precipitan su despido, justo el mismo día que un incendio en casa de unos vecinos provoca un accidente que deja a Lester en silla de ruedas. La familia debe rehacerse y cambiar de roles. Evangeline consigue un empleo en los grandes almacenes de su marido y Lester, cuando se recupera, se encarga de las cuestiones domésticas. A partir de ese momento, cambian muchas cosas en todos los miembros de la familia, incluida Evangeline.
            La novela es un canto a la educación familiar. Lester, gran lector y poeta, entretiene a sus hijos con muchos cuentos y narraciones a la vez que cocina, zurce o hace las labores habituales de la casa. Evangeline, por su parte, deposita en su trabajo como dependienta su práctica imaginación y su avasalladora capacidad de trabajo. Gracias al imprevisto de la enfermedad de Lester, cada uno encuentra su sitio en la familia. La clave es Lester, que los trata a cada uno de manera diferenciada y se preocupa por sacar de ellos sus mejores virtudes.
            La narración se sencilla, costumbrista y realista; la autora describe con agudeza la psicología de cada uno de los personajes y plantea interesantes dilemas morales y sociales que, salvando las distancias, siguen siendo actuales.
            Dorothy Canfield Fisher (1879-1958) fue compañera de estudios y amiga de la escritora Willa Cather. Lienciada en Francés, fue una escritora muy leída y valorada en su tiempo, además de activista social preocupada por la situación de la mujer.



Dulce Hogar
Dorothy Canfield Fisher
Palabra. Madrid (2016)
304 págs. 18,90 €.
T.o.: The Home-Maker.
Traducción: José Gabriel Rodríguez Pazos.

sábado, 19 de noviembre de 2016

“En mares helados”, de Wilkie Collins


En 1856, los escritores Chales Dickens y Wilkie Collins escribieron una obra de teatro inspirada en hechos reales en la que, con el telón de fondo de las expediciones marítimas al Ártico, a veces repletas de incidentes y desgracias, contaban una tragedia amorosa. La obra se representó en 1857 con notable éxito, al que contribuyeron muy directamente los dos amigos escritores, que representaron los papeles de los protagonistas del drama. En 1874, Collins hizo una versión novelada que amplió por el interés que despertó entre sus lectores.
La novela contiene los ingredientes habituales de la novela realista y amorosa de aquellos años. Estamos ante un triángulo amoroso marcado por las posibles consecuencias, el miedo y la inseguridad. La joven Clara Burnham se comprometió tímidamente con el marino Richard Wardour antes de que este emprendiese un largo viaje por mar; sin embargo, se ha enamorado de Frank Aldersley, un joven marino, y cuando Richard regresa no reconoce su compromiso ni su relación. Richard, que había depositado mucha esperanza y amor en esa promesa, jura vengarse. Pero para olvidar lo sucedido, se alista en una peligrosa expedición a los mares helados del Ártico en la que, sin saberlo, también se encuentra el joven Aldersley. Clara tiene el presagio de que durante el accidentado viaje se desatará una grave tragedia.
Con pericia, Wilkie Collins (1824-1889), autor de La piedra lunar y La dama de blanco, combina la narración de una expedición aventurera con un peliagudo conflicto amoroso. La ambientación es decimonónica, lo mismo que la exposición de los sentimientos y las rígidas convenciones del amor y del compromiso. Entre medias de los dos amantes, Clara se convierte en anticipada y enfermiza víctima de una desdicha que ella parece intuir y adivinar. Novela de mimbres clásicos, escrita imitando su origen teatral, que se lee con agrado por el dinamismo de la prosa, los ágiles diálogos y la transparencia y radicalidad de los sentimientos amorosos.


En mares helados
Wilkie Collins
Navona. Barcelona (2016)
224 págs. 8,50 €.
T.o.: The Frozen Deep.
Traducción: Rebeca Bouvier.

sábado, 12 de noviembre de 2016

“Ego seguido de En el filo”, de Alexandr Solzhenitsyn


Alexandr Solxhenitsyn (1918-2008) fue expulsado de la URSS en 1974, cuatro años después de obtener el Premio Nobel de Literatura y uno después de publicar la primera parte de su obra más conocida, Archipiélago Gulag, obra que provocó una tormenta literaria y política al desvelar con un gran trabajo literario y de investigación el monumental alcance del sistema represivo soviético. Solzhenitsyn vivió en Estados Unidos hasta su regreso en 1994 a Rusia, tras la caída de los regímenes comunistas.
            Estos dos relatos fueron los primeros textos publicados por el autor tras su regreso a Rusia. Los dos, como buena parte de la literatura de Solzhenitsyn, están sólidamente apoyados en la historia reciente de Rusia.
            Aunque son relatos independientes, los dos tienen históricos puntos en común, pues aparece en ellos la rebelión agrícola que tuvo lugar en la localidad de Tambov en 1920 contra las tropas bolcheviques. En el primero de ellos, Ego, se cuenta la implicación del campesino Pável Vasílevich Éktov en aquellos sucesos, a los que se ve arrastrado a participar por el desprecio que las tropas bolcheviques tuvieron con el pueblo (y de manera especial con el campesinado), al que no hicieron otra cosa que explotar y masacrar. La rebelión fue sangrienta y obligó al Ejército Rojo a emplearse con más saña y dureza de lo normal. Los sucesos que padece Ego, como llamaron a Éktov, muestran la saña con la que se emplearon para acabar con una revuelta que adquirió para las autoridades soviéticas tintes muy preocupantes. En ella, el autor describe el funcionamiento tenaz de la propaganda y de la violencia por parte de los comunistas, y su manifiesto desprecio hacia las vidas de los campesinos, una constante de las primeras décadas del régimen.
            El segundo relato cuenta la vida de quien llegó a ser mariscal de la Unión Soviética, una de las figuras más destacadas de la Segunda Guerra Mundial y Ministro de Defensa en los años de Jruschov, Gueorgui Zhúkov (1986-1974), figura clave de la defensa de Stalingrado y de las posteriores actuaciones del Ejército Rojo hasta la caída de Berlín. 


El relato combina la narración en tercera persona de su vida militar (que comienza precisamente en la revuelta de Tambov) y las reflexiones en primera persona de un Zhúkov ya en decadencia que recuerda los éxitos y claroscuros de su vida, su relación con Stalin y los problemas que tuvo con destacados políticos y militares soviéticos, siempre al borde de la caída en desgracia (como sucedió con tantos otros militares, que fueron purgados por Stalin y Jruschov).
            Las dos narraciones, escritas con una sólida base documental, con mucha precisión, siguiendo fielmente el relato de los hechos históricos y de las localidades y ciudades donde transcurren, denuncian la negación del individuo en el régimen totalitario y represivo en el que se convirtió el soviético, donde solo importaban la ciega obediencia y la propaganda y donde la mentira en todas sus formas jugó un papel muy importante para poder sobrevivir.


Ego seguido de En el filo
Alexandr Solzhenitsyn
Página Indómita. Barcelona (2016)
50 págs. 16,90 €.
T.o.: Ego y Na krajah.
Traducción: Mercedes Fernández Cuesta y Mario Grande.

jueves, 10 de noviembre de 2016

“Sólo hechos”, de Andrés Trapiello


Publica Andrés Trapiello (1953) el volumen número veinte de sus diarios, a los que ha dado el título genérico de Salón de pasos perdidos, cuya primera entrega, El gato encerrado, es de 1990. La literatura memorialística, y de manera especial los diarios, son una de las tendencias más sobresalientes y novedosas de la literatura española última. La nómina de escitores que cultivan de manera asidua los diarios, con gran calidad, no para de crecer. Junto con Trapiello podemos destacar a José Luis García Martín, Iñaki Uriarte, Valentí Puig, José Carlos Llop, José Jiménez Lozano, Miguel D’Ors, Karmelo C. Iribarren, Enrique García-Máiquez, Gabriel Insausti… Para todos ellos, el diario no es un género secundario o menor, sino un género autónomo, independiente que se convierte –por ejemplo, en Trapiello o José Luis García Martín- en lo que más y mejor define su literatura. 
            Es un género que se adapta muy bien a los tiempos que estamos viviendo, en los que se aprecia una cierta saturación de la literatura de ficción. Además, los diarios reinterpretan en clave individualista y concreta lo que está pasando y sucediendo en la realidad. También los diarios provocan una especie de adicción, pues la mayoría de los autores publican asiduamente sus volúmenes en las mismas colecciones y editoriales, con temas  e ideas más o menos parecidos, que son leídos por unos lectores que, por diferentes motivos, han conectado con esos autores, y a los que agradecen su constancia porque su lectura provoca un provechoso y fructífero diálogo.
            En esta nueva entrega, referente al año 2006 (el anterior volumen fue Seré duda), volvemos a entrar en el ya conocido territorio Trapiello. Vuelve a escribir sobre su vida doméstica, con episodios que hablan de la relación con su mujer, M., con sus hijos y, en este volumen, de manera especial con su madre y con su hermano mayor enfermo; sus estancias en su casa de Las Viñas, Cáceres; su crítica visión del mundo literario; sus opiniones –casi siempre negativas- sobre algunos escritores con los que mantiene algunas controversias públicas; interesantes valoraciones de los libros que está leyendo y de algunos sucesos culturales y sociales; sus paseos por el barrio donde vive y algunos percances con sus vecinos; aparecen muchos encuentros con sus amigos (con algunos de ellos hace una visita a la casa del pintor Ramón Gaya, fallecido un año antes, para estar con su viuda); comentarios sobre algunos sucesos de actualidad; sus frecuentes visitas al Rastro madrileño, donde se mueve como pez en el agua en un escenario repleto de escenas y personajes muy literarios… A esto se añade el relato de algunos viajes y conferencias para presentar sus libros, emotivos encuentros con algunos escritores (como el que tuvo en Barcelona con Ramón Carnicer, ya muy mayor y enfermo). De vez en cuando la narración se interrumpe con alguos aforismos: “Nada tan triste como cuando uno siente vergüenza ajena de sí mismo”.


Son frecuentes también las referencias a los dos libros que publicó ese año: Imprenta moderna, una historia de la tipografía española, que provocó algunas críticas negativas que Trapiello recoge y a las que responde; y El arca de las palabras, donde reunió las colaboraciones que desde el 23 de abril de 2004 al 23 de abril de 2005 publicó en La Vanguardia día tras día, en las que, acompañado por el Diccionario ilustrado de la lengua castellana, de Saturnino Calleja, en una edición de 1919, fue seleccionado las palabras de ese diccionario que más le llamaban la atención para escribir, a partir de ellas, un breve comentario personal, muy en la línea de lo que suele escribir en sus diarios.
Todo cabe en las páginas de Sólo hechos, lo que hace que su lectura sea amena: encuentros inesperados, conversaciones fugaces, perspicaces pensamientos poéticos, eruditas digresiones literarias (muy aguda su valoración del escritor Henry James y de la novela Madame Bovary, de Flaubert), descripciones muy logradas (como la del restaurante Pereira), evocaciones nostálgicas (como la que hace de un antiguo zapatero), magníficos retratos, opiniones nada complacientes con el mundo cultural actual (sobre el arte vanguardista o el feminismo radical como vara de medir la calidad literaria), divagaciones sobre la escritura de estos diarios, etc.
Por ejemplo, esta descripción de unos edificios que ve desde la habitación de un hospital: “De la lluvia, hay filtraciones de agua, con sus churretes, por todas partes. Abajo, en el patio, árboles sin hojas, y otros con hojas raquíticas, y un césped parduzo. Pese a los colores mondrianescos de los toboganes, columpios y demás artilugios, todo en el patio es de una gran tristeza, como si fuese ese el patio de unos apartamentos de dirigentes soviéticos”.
También hay momentos con los que los lectores pueden disentir con el autor, bien por sus contundentes y maliciosas opiniones sobre algunas personas (sobre todo, escritores), bien por sus irónicas críticas a determinadas instituciones.
            Una vez más, interesa más cómo cuenta las cosas que el qué cuenta. Trapiello, el auténtico personaje-protagonista de estos diarios, es capaz de escribir de cualquier asunto -desde una mínima preocupación familiar a un incidente con los mendigos de su barrio- con una exigente, versátil y cervantina calidad literaria donde no falta su sarcástica visión de la realidad. 


Sólo hechos
Andrés Trapiello
Pre-Textos. Valencia (2016)
456 págs. 29 €

miércoles, 9 de noviembre de 2016

“Patria”, de Fernando Aramburu


Autor de una sólida obra literaria que comenzó en 1996 con la novela Fuegos con limón, Aramburu (San Sebastián, 1959), residente en Alemania desde 1985, ha abordado en diferentes ocasiones, en clave literaria, la convulsa realidad social y política del País Vasco. Lo hizo, por ejemplo, en los espléndidos relatos de Los peces de la amargura (2012).  Ahora, de manera muy ambiciosa, domina absolutamente Patria, novela que abarca cuarenta años de la historia del País Vasco con unos temas que, salvo puntuales excepciones, han aparecido muy poco en la literatura y en otras manifestaciones culturales, señal de que también aquí, como en tantos otros campos, se ha extendido un ominoso silencio por temor a las represalias .
La novela comienza cuando Bittori, viuda de Txato, un empresario asesinado por ETA, decide regresar a su pueblo en 2011, después de que la banda terrorista anunciase el cese de la lucha armada. Su intermitente regreso –mientras sigue viviendo en San Sebastián, a donde la familia tuvo que trasladarse tras el atentado- provoca malestar en el pueblo, que ven su vuelta como una osada y deliberada provocación. Bittori vuelve también con la idea de desentrañar los pormenores del asesinato de su marido, en el que estuvo implicado Joxe Mari, hijo de unos vecinos, precisamente la familia con la que mantenían más amistad y ahora en prisión.
La novela se centra en las vidas de los miembros de las dos familias, las formadas por Miren y Joxian, los padres de Joxe Mari, Arantxa y Gorka, y la formada por Bittori, su marido asesinado y sus hijos Nerea y Xabier. Aunque la novela tiene un implícito recorrido cronológico, avanza a golpe de capítulos cortos protagonizados por estos miembros, de los que se relata algún aspecto de sus vidas, en el pasado y en el presente, a la vez que se describe el opresivo clima moral que se vive especialmente en las localidades pequeñas del País Vasco, donde los objetivos de la banda ETA son asimilados y obedecidos, directa o indirectamente, por casi toda la sociedad.
El autor, criado en este ambiente, describe con mucho acierto la vida cotidiana, con sus momentos de doméstica normalidad y sus perversiones emotivas, marcadas por la lucha armada, que todo lo justifica, no solo el asesinato sino también el desprecio, la marginación y el silencio. Es lo que viven Txato, natural de Euskadi y apolítico, y su familia después de que ETA les señalase por no pagar el impuesto revolucionario. A nadie parece importar que la familia viva permanentemente amenazada, con insultos diarios, con pintadas amenazadoras y con avisos de una futura ejecución. Miraron para otro lado.
Las vidas de estos personajes están marcadas por su vinculación con la causa abertzale, que unos muestran de manera entusiasta –Joxe Mari, asiduo de la kale borroka, acaba militando en ETA hasta que es detenido- y otros hacen lo justo para no ser señalados y buscan la mínima oportunidad para abandonar el pueblo, como hacen Arantxa y Gorka y también Xabier.  En la novela tienen un especial protagonismo las mujeres, Bittori, la viuda que pierde la fe en todo, también en Dios, y que se vuelve sarcástica con su vida y la de los demás; y Miren, totalmente absorbida por la causa etarra, actitud con la que está así más unida a su hijo Joxe Mari, al que acude a ver a una prisión andaluza una vez al mes.
Técnicamente, la novela está construida sobre la base del realismo y el costumbrismo. El autor esquiva el desarrollo lineal mediante un gran trabajo en la composición de la trama, que transcurre en diferentes tiempos. También se huye del maniqueísmo, aunque el punto de vista narrativo muestra de manera agobiante los métodos de un nacionalismo exacerbado. Como ha contado el autor en una entrevista, “allí donde se sacraliza la nación, se impone un filtro y solo los puros atraviesan sus orificios. Al resto hay que eliminarlo, no solo físicamente, sino que hay que silenciarlos, haciendo que se vayan, marginarlos”.
Con minuciosidad, aparece como telón de fondo de fondo las luces y las sombras de la sociedad vasca, retratada desde la perspectiva y sentimientos del autor, oculto pero presente para subrayar explícitamente algunas moralinas. Por ejemplo, se critica con dureza al sacerdote del pueblo donde transcurre la acción (y, por extensión, a la Iglesia), Don Serapio, personaje del que cada vez que aparece en escena se subraya su mal aliento y su viscosa manía de tocar a los demás, detalles que refuerzan que estamos ante un personaje desagradable.
Los hijos de las familias protagonistas trasladan a sus vidas personales los problemas sociales y humanos que padecen; así, las relaciones son casi siempre conflictivas, tirantes, rotas, desestructuradas. Xabier, por ejemplo, un médico prestigioso, es incapaz de encontrar a nadie con quien compartir su vida; Nerea, superficial y frívola, egoísta, vive una alambicada relación con Quique salpicada de constantes y mutuas infidelidades. Arantxa, que ha sobrevivido a un grave ictus, se ha separado de su marido. Entre todos, solo parece haber encontrado la verdadera felicidad Gorka, escritor y locutor de radio, homosexual, persona muy independiente, culta y sensible.
La novela es, pues, ambiciosa en sus objetivos literarios, abordados con profesionalidad por el autor, que ha desplegado múltiples registros literarios gracias a un exigente trabajo, nada complaciente con el lector. Y, a la vez, pone el dedo en la llaga, sin que la novela se convierta en un panfleto, en problemas que continúan muy candentes en la sociedad vasca, como la justificación del uso premeditado de la violencia y el lugar de las víctimas del terrorismo. 
Patria
Fernando Aramburu
Tusquets. Barcelona (2016)
648 págs. 22.90 €.

sábado, 5 de noviembre de 2016

“Crónicas de la Primera Guerra Mundial”, de Rudyard Kipling



Rudyard Kipling (1865-1936) fue el escritor más leído y popular de su tiempo, prestigio que excedía incluso el campo de la literatura. Kipling asumió e interpretó en sus obras los valores patrióticos mejor que nadie y se convirtió en el escritor del Imperio. No es de extrañar que, cuando comenzó la Gran Guerra, el Buró de Propaganda de Guerra inglés solicitase, de nuevo, su colaboración. Como escribe Ignacio Peyró en el prólogo, “Kipling intuyó pronto que la guerra se luchaba en muy diversos campos de batalla, y en el de la comunicación apenas iba a tener rival”.
            Kipling, que ya había tenido una experiencia anterior durante la Guerra de los Bóers, desplegó su retórica patriótica y bélica en sus escritos de aquellos años y de manera muy especial en las crónicas que publicó por entregas en el Daily Telegraph y en la prensa norteamericana. Fue corresponsal de guerra en el frente francés en 1915 y en las montañas alpinas del frente italiano en 1917. De esa experiencia proceden los  artículos aquí recogidos, publicados luego en sendos libros.
            Los artículos tienen unos objetivos bien claros: destacar la lucha de las tropas aliadas contra la barbarie que encarna el ejército alemán. “No son las victorias locales de las antiguas guerras lo que perseguimos ahora –le cuenta a Kipling un oficial inglés-, sino a los bárbaros. A todos los bárbaros”. Esta tesis se repite en muchas ocasiones. Luego, los artículos describen a veces hechos menudos de la guerra, domésticos, intrascendentes, junto con otros en los que se demuestra la huella del terror y de la muerte. Aunque hay una declarada intención propagandística, Kipling no carga la mano en escenas maniqueístas. Más aún: a menudo su visión de los hechos de los que él está siendo testigo como corresponsal aparecen descritos de manera más bien fría, sin los habituales tópicos de la prosa épica. Quizás esta actitud estilística reste algo de fuerza y de interés –eso sí, más melodramático- a unos artículos bien escritos pero algo asépticos.
Las tragedias de la Gran Guerra provocaron un profundo cambio en la literatura inglesa posterior, sobre todo en la poesía, como ha descrito con detalle y con múltiples ejemplos Gabriel Insausti en su ensayo Tierra de nadie (Pre-Textos) donde brilla de manera especial la literatura del malogrado poeta Wilfred Owen, entre otros, escritor que encarna ese cambio de estilo y de intenciones y de quien la editorial Funambulista editó en 2015 su poesía completa en edición bilingüe. También sobre este tema merece la pena destacar la reedición de otra obra fundamental, La Gran Guerra y la memoria moderna (Turner), de Paul Fussell (1924-2012), profesor de literatura en la Universidad de Pennsylvania.


Crónicas de la Primera Guerra Mundial
Rudyard Kipling
Fórcola. Madrid (2016)
128 págs. 16,50 €.
T.o.: France at War. The War in the Mountain.
Traducción: Amelia Pérez del Villar.

jueves, 20 de octubre de 2016

“El periodista deportivo”, de Richard Ford



Dentro de su colección “Edición limitada” reedita Anagrama El periodista deportivo, novela que Richard Ford, Premio Príncipe Asturias de las Letras 2016, publicó en 1986 y que supuso el primer espaldarazo serio a su carrera como escritor, pues con ella fue finalista del premio Faulkner. Ford inició un cambio en su estética y a partir de ese momento empieza a escribir un tipo de novela más realista y menos desesperanzada, alejándose un poco de los parámetros literarios del realismo sucio.
En esta novela, inspirándose en los años que trabajó como periodista deportivo, aparece su gran creación literaria, el personaje de Frank Bascombe, que se convirtió en el protagonista también de las novelas El Día de la Independencia y Acción de Gracias y de los relatos que forman parte de Francamente, Frank.
Su protagonista es un escritor fracasado (Frank publicó un libro de cuentos que le dio cierto renombre) y ahora ejerce de periodista deportivo, lo que da pie a interesantes reflexiones sobre el deporte, la vida y la sociología. Pero Frank -“alguien que intenta hacerse otro hombre mejor, un hombre más feliz”, en palabras del autor- tiene que superar, y a lo mejor no lo consigue, la crisis de su matrimonio tras la muerte de un hijo pequeño.
Tanto este libro como el resto de sus novelas importantes pueden encuadrarse dentro de lo que se llama “Gran Novela Americana”: el intento de presentar una veraz radiografía sociológica e íntima de la sociedad de Estados Unidos. Ford consigue mostrar con mucha verosimilitud los sueños de su desencantado protagonista, sus frustraciones vitales y familiares y, sobre todo, su mundo psicológico. Estas novelas, en las que el protagonista se acerca a la madurez y a la jubilación, se han convertido en certeros análisis de las luces y las sombras de la sociedad norteamericana en diferentes décadas.


El periodista deportivo
Richard Ford
Anagrama. Barcelona (2016)
400 págs. 14,90 €.
T.o.: The Sportswriter.
Traducción: Isabel Núñez y José Aguirre.

miércoles, 12 de octubre de 2016

“Seis años que cambiaron el mundo”, de Hélène Carrère d’Encausse



Descendiente de una familia de exiliados georgianos, la historiadora Hélène Carrère, secretaria perpetua de la Académie francesa, se ha especializado en la historia del imperio soviético y de Asia Central. Su nuevo libro evoca en su título el que publicó en 1919 el norteamericano John Reed sobre la revolución soviética, Diez días que estremecieron el mundo. Carrère dedica el suyo a los seis años, de 1985 a 1991, que contemplaron “la caída del imperio soviético”.
            Aunque nada hacía presagiar ese derrumbe, los síntomas eran preocupantes en la URSS a inicios de la década de los ochenta. En primer lugar, las sucesivas muertes de Breznev, Andrópov y Chernemko evidenciaron que el régimen estaba en manos de una gerontocracia inamovible. ¿Cómo conciliar –se pregunta la autora- la idea de superpotencia y esa sucesión penosa de personajes en las últimas, momificados, y de entierros repetidos?”. Por otra parte, no solo los políticos no daban una buena imagen, también la sociedad estaba inmersa en una galopante degradación física y moral que se manifestaba, por ejemplo, en los numerosos problemas que ocasionaba el alcoholismo. Además, la guerra con Afganistán supuso un desgaste desmesurado con inquietantes repercusiones entre la población.
            La URSS necesitaba urgentemente un cambio de rumbo. Y el 11 de marzo de 1981 eligieron a la persona indicada para realizarlo, Mijaíl Gorbachov, nuevo Secretario General del Partido Comunista. Gorbachov comenzó con una limpieza en el seno del Partido y aplicó después, no sin dificultades, su política de glasnot, de transparencia absoluta. La prueba de fuego de esta nueva actitud fue el accidente nuclear de Chernóbil, el 26 de abril de 1986. Tras unas semanas en las que se aplicó una férrea censura (la URSS actuó como siempre, o sea, ocultando la realidad), se decidió dar a conocer a la opinión pública el dramático alcance de los hechos. Pero esa transparencia dejó en evidencia “la incompetencia del poder soviético” para afrontar este y otros muchos problemas.
            Gorbachov puso en marcha la perestroika, la reconstrucción de la política soviética. Se notaron nuevos aires en el mundo de la cultura (se mitigó de manera ostensible la censura), hubo cambios económicos (más peso de la iniciativa privada), medidas que alimentaron los deseos de libertad de una población bastante harta de los métodos oscuros del Partido Comunista. Gracias a Gorbachov, también cambió de manera radical la imagen de la URSS en el extranjero. Sin embargo, la aplicación de su nueva política provocó una cascada de medidas que acabaron volviéndose en contra de lo que él buscaba.


            A partir de ese momento asistimos al enfrentamiento, potente, muy visible en este libro, entre los dos líderes que pilotaron esta etapa de la política soviética: Gorbachov y Boris Yeltsin, el nuevo líder de Rusia. La política interna se convirtió en un polvorín, que Carrère describe centrándose especialmente en las trayectorias políticas de los dos líderes. A la vez, cuenta del proceso de descomposición del propio régimen y los deseos de autonomía de los países que formaban parte del bloque comunista. Así hasta llegar a 1989, cuando se produce el desmoronamiento total.
            Lo que a partir de aquí cuenta Carrère son, desde otra mirada, los mismos hechos que relató el historiador Serhi Plokhy en su libro El último imperio (Turner), también sobre la desintegración de la URSS. Los procesos de independencia van a más entre las repúblicas soviéticas y, tras el fallido golpe de Estado de agosto de 1991, “entre las iniciativas de Yeltsin y las capitulaciones de Gorbachov, la URSS acabó de verse despejada de su autoridad y sus bienes en beneficio únicamente de Rusia”. De ahí se pasó a la desaparición de la URSS, cuando los presidentes de Bielorrusia, Ucrania y Rusia, en el bosque de Behvezha, le pusieron la puntilla. A los pocos meses, el presidente Gorbachov fue defenestrado y se inicia un proceso, que la autora describe en el epílogo, de glorioso ascenso de Yeltsin, no sin complicaciones en el seno de la propia Rusia.
            La autora destaca el papel protagonista que tuvieron Gorbachov y Yeltsin, grandes figuras de la política contemporánea cuyo valor se ha subestimado. Para Carrère, los dos contribuyeron a “la desaparición pacífica e incruenta de un sistema estatal todopoderoso que se creía eterno, y de un inmenso imperio fuertemente armado”.


Seis años que cambiaron el mundo
Hélène Carrère d’Encausse
Ariel. Barcelona (2016)
382 págs. 23,90 €.
T.o.: Six années qui ont changé le monde.
Traducción: Ana Herrera Ferrer.

domingo, 9 de octubre de 2016

“Léxico familiar”, de Natalia Ginzburg


En el primer centenario del nacimiento de Natalia Ginzburg (1916-1991), una de las voces más personales de la narrativa italiana de este siglo, se reedita Léxico familiar, sin duda, la novela más representativa de la escritora. Otras novelas suyas siguen teniendo una excelente acogida, como Las palabras de la noche, Querido Miguel, los relatos de Familias y especialmente Todos nuestros ayeres, con la que Léxico familiar guarda muchos puntos en común.
Publicada en 1963, la trama de esta novela autobiográfica es bastante sencilla. Al hilo de esas inequívocas expresiones que forman el diccionario íntimo de cada familia, Natalia Ginzburg recompone con paciencia y mediante breves recuerdos repletos de afectividad la historia de los suyos. Como escribe la autora: "Esas frases son nuestro latín, el vocabulario de nuestros días pasados, son como jeroglíficos de los egipcios o de los asirio-babilonios: el testimonio de un núcleo vital que ya no existe, pero que sobrevive en sus textos, salvados de la furia de las aguas, de la corrosión del tiempo. Esas frases son la base de nuestra unidad familiar, que subsistirá hasta que permanezcan en el mundo, recreándose y resucitando en los puntos más diversos de la tierra".
No hay una intención de novelar cronológicamente y de manera ordenada los hechos, sino la exposición de algunas anécdotas domésticas, de gran calado cotidiano y poético.
Como telón de fondo, Léxico familiar refleja el convulso clima político que se vivía durante la infancia de la autora en Italia, donde la ambientación bélica y fascista empezaba a ser cada vez más opresiva. Sin embargo, lo más interesante de este libro es la sorprendente capacidad de Natalia Ginzburg para dar forma a las pequeñas evocaciones. No intenta reconstruir todo el pasado, sino actualizar la memoria con el peso de los recuerdos más emotivos.


Léxico familiar
Natalia Ginzburg
Lumen. Barcelona (2016)
272 págs. 19,90 € (papel) / 11,99 € (digital).
T.o.: Lessico Famigliare
Traducción: Mercedes Corral.