Rudyard Kipling (1865-1936) fue el
escritor más leído y popular de su tiempo, prestigio que excedía incluso el
campo de la literatura. Kipling asumió e interpretó en sus obras los valores
patrióticos mejor que nadie y se convirtió en el escritor del Imperio. No es de
extrañar que, cuando comenzó la Gran Guerra, el Buró de Propaganda de Guerra
inglés solicitase, de nuevo, su colaboración. Como escribe Ignacio Peyró en el
prólogo, “Kipling intuyó pronto que la guerra se luchaba en muy diversos campos
de batalla, y en el de la comunicación apenas iba a tener rival”.
Kipling,
que ya había tenido una experiencia anterior durante la Guerra de los Bóers,
desplegó su retórica patriótica y bélica en sus escritos de aquellos años y de
manera muy especial en las crónicas que publicó por entregas en el Daily Telegraph y en la prensa
norteamericana. Fue corresponsal de guerra en el frente francés en 1915 y en
las montañas alpinas del frente italiano en 1917. De esa experiencia proceden
los artículos aquí recogidos, publicados
luego en sendos libros.
Los
artículos tienen unos objetivos bien claros: destacar la lucha de las tropas
aliadas contra la barbarie que encarna el ejército alemán. “No son las
victorias locales de las antiguas guerras lo que perseguimos ahora –le cuenta a
Kipling un oficial inglés-, sino a los bárbaros. A todos los bárbaros”. Esta
tesis se repite en muchas ocasiones. Luego, los artículos describen a veces
hechos menudos de la guerra, domésticos, intrascendentes, junto con otros en
los que se demuestra la huella del terror y de la muerte. Aunque hay una
declarada intención propagandística, Kipling no carga la mano en escenas
maniqueístas. Más aún: a menudo su visión de los hechos de los que él está
siendo testigo como corresponsal aparecen descritos de manera más bien fría,
sin los habituales tópicos de la prosa épica. Quizás esta actitud estilística
reste algo de fuerza y de interés –eso sí, más melodramático- a unos artículos
bien escritos pero algo asépticos.
Las tragedias
de la Gran Guerra provocaron un profundo cambio en la literatura inglesa
posterior, sobre todo en la poesía, como ha descrito con detalle y con
múltiples ejemplos Gabriel Insausti en su ensayo Tierra de nadie (Pre-Textos) donde brilla de manera especial la
literatura del malogrado poeta Wilfred Owen, entre otros, escritor que encarna
ese cambio de estilo y de intenciones y de quien la editorial Funambulista
editó en 2015 su poesía completa en edición bilingüe. También sobre este tema merece
la pena destacar la reedición de otra obra fundamental, La Gran Guerra y la memoria moderna (Turner), de Paul Fussell
(1924-2012), profesor de literatura en la Universidad de Pennsylvania.
Crónicas
de la Primera Guerra Mundial
Rudyard
Kipling
Fórcola.
Madrid (2016)
128
págs. 16,50 €.
T.o.:
France at War. The War in the Mountain.
Traducción:
Amelia Pérez del Villar.
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