Esther Kinsky, nacida en Renania en 1956, es una de las escritoras alemanas contemporáneas de más prestigio. Con Arboleda, consiguió el Premio de la Feria del Libro de Leizpig en 2018. Es autora también de la novela Am Flurs, de próxima publicación en Periférica.
El libro tiene como hilo conductor la fascinación de la autora por Italia, pasión que hereda de su padre, que llevó a veranear en numerosas ocasiones a ese país a la familia cuando Esther era pequeña. Pero no estamos ante un libro de viajes turístico sino a un singular libro que, como los de su compatriota W.G. Sebald (1944-2001), mezclan el viaje con otro tipo de ingredientes literarios, como la búsqueda existencial y cultural. Como escribe la autora, “visitar lugares, rastrear terrenos, avanzar a tientas por los sutiles hilos que se tendían entre mis recuerdos y las imágenes, los lugares y los nombres”. Son viajes solitarios donde lo más importante es el encuentro de la narradora con su propia intimidad.
El libro se estructura en tres bloques sin que en ninguno de los tres haya un sólido agarradero argumental. En el primero, la autora viaja al pueblo de Olevano Romano, no muy lejos de Roma, donde va a pasar tres meses. Se trataba de un viaje que había proyectado con su compañero M., pero M. falleció repentinamente y ella, doliente y superviviente, ha decidido emprender ese viaje para sentir la compañía de M. como una ausencia constante. La autora recorre también otros pueblos de la zona y siembra su relato de anotaciones intimistas en las que tienen un gran peso las referencias al tiempo, las aves y la naturaleza. En sus trayectos, no hay un plan concebido sino que se dedica a vagabundear por prados, estaciones, cementerios, lagos y lugares próximos a la casa donde reside.
La segunda parte recuerda los viajes que realizó con su padre a diferentes lugares de Italia, contados con el mismo estilo moroso y erudito. Su padre tenía una gran afición por la cultura etrusca y visitaron diferentes enclaves donde quedaban restos arqueológicos de esa cultura. La autora llena esta parte de recuerdos paternos y de sensaciones que proceden de su pasado infantil. En la tercera parte, la autora vuelve a Italia y se instala en Ferrara; desde allí, emprende diferentes viajes a lugares cercanos en los que siguen teniendo su importancia los recuerdos y las imágenes que observa con detenimiento y lentitud.
Kinsky viaja sola. No recurre al relato costumbrista. Apenas tiene relación con la gente, salvo conversaciones colaterales. Su deseo es empaparse de los lugares que contempla con parsimonia para adentrarse en el sentido de su propia vida, anegada en estos textos de nostalgia y de ausencias.
Arboleda
Esther Kinsky
Periférica. Cáceres (2021)
336 págs. 19,90 € (papel) / 11,99 € (digital).
T.o.: Hain. Geländeroman.
Traducción: Richard Gross.