Profesora de las Universidades de Chicago
y Sidney, la australiana Sheila Fitzpatrick es una referencia internacional en
la investigación de la historia de la Unión Soviética, de manera especial de la
Revolución de Octubre y de los años en los que Lenin y Stalin dirigieron el
país. En este ensayo adopta un punto de vista singular, distinto al de otros
historiadores a la hora de describir los años en los que Stalin, con mano de
hierro, dirigió la política soviética.
En vez de
centrarse en las sombras y las luces de la biografía del dictador, Fitzpatrick
se basa en la importancia que Stalin dio a los miembros del Politburó, un
círculo reducido de políticos comunistas nombrados para asesorar al Secretario
General del Partido y para reforzar las directrices de la política comunista en
unas décadas cruciales que abarcan desde la Revolución de Octubre y la guerra
civil hasta incluso después de la muerte de Lenin y la llegada a la Secretaría
General de Jruschov. “En el presente libro –escribe la autora- observo a Stalin
(quien, nos guste o no, es el centro de esta historia) desde el interior de su
equipo. Es una atalaya distinta a la habitual y creo que ofrece perspectivas
novedosas. El equipo de Stalin sabía más sobre él que ninguna otra persona,
pues disponía de una información sin paralelo y ocasiones de observar asimismo
sin igual”.
El
grupo se consolida sobre todo tras la enfermedad y muerte de Lenin, cuando
deben tomar decisiones importantes sobre el futuro del país. Stalin se hace con
el poder en el Partido Comunista y pronto refuerza la autoridad de sus hombres de
confianza. Muchos de ellos se mantuvieron durante décadas a su lado e incluso,
a su muerte, protagonizaron directamente la transición reformista del régimen (como
Mólotov, Kaganóvich, Mikoyán, Voroshílov, Jruschchov, Beria…). Otros
fallecieron en las décadas de los 30 y 40 (Kírov, asesinado, y Ordzhonikidze
–se suicidó-, Kúibyshev y Kalinin) y
algunos, pocos, fueron víctimas (como Bujarin, que desempeñó cargos muy
importantes dentro del régimen) de las Grandes Purgas que puso en marcha Stalin
en la segunda mitad de la década de los años 30, tras el asesinato de uno de
sus hombres de confianza, el secretario del Partido en Leningrado, Serguei
Kírov.
La relación que
mantuvo con todos ellos, a diferentes niveles, fue política y personal, como se
describe en este libro basado en muchos documentos oficiales conocidos
recientemente y en entrevistas de la autora con familiares de los protagonistas
o que proceden de los numerosos libros de memorias escritos por ellos o sus
descendientes. Los que aguantaron hasta finales de los 50 fueron relegados de
la vida política cuando uno de los miembros de este equipo, Nikita Jrushchov,
se hizo con el poder. La autora describe el carácter de Stalin, sus constantes
suspicacias, sus problemas familiares y
sus numerosas estrategias para dominar al equipo.
El
libro de Fitzpatrick permite conocer mucho mejor a estos políticos comunistas que
tuvieron en su momento mucha fuerza y poder y que, sin embargo, han quedado
diluidos por la agitada personalidad de Stalin. A la vez, se cuentan de otra
manera los entresijos del poder político y los avatares de la historia de la
Unión Soviética en esos años, dominados de manera obsesiva por Stalin: los años
de la enfermedad de Lenin; las maniobras de Stalin para hacerse con el poder;
la marginación (y posterior aniquilación) de líderes tan carismáticos como
Trotski, Kámenev y Zinóviev; la política económica comunista y los años del
hambre; la persecución contra los kulaks; los años de las Grandes Purgas; la
Segunda Guerra Mundial; el proceso de decadencia de Stalin, con cada vez más
acusadas paranoias; su sucesión y las políticas reformistas emprendidas tras su
muerte; la caída en desgracia de Beria y la llegada de Jrushchov…
El equipo de Stalin
Sheila
Fitzpatrick
Crítica.
Barcelona (2016)
496
págs. 26,90 €.
T.o.:
On Stalin’s team.
Traducción:
Gonzalo García.