Que las editoriales están obsesionadas por los best seller nadie
lo discute. No hay más que echar un vistazo a las novedades de este
nuevo comienzo de temporada para comprobarlo, con avasallantes
campañas de publicidad con las nuevas novelas de Ken Follett y María
Dueñas, por poner dos ejemplos emblemáticos de este tipo de libros.
Las editoriales saben muy bien que si
se consigue el pelotazo (y con estos autores lo han conseguido), se
alcanzan tiradas multimillonarias y se convierten en un fenómeno
interplanetario, con ramificaciones cinematográficas, digitales,
etc. O sea, su supernegocio, La obsesión por encontrar o fabricar
best-seller puede llegar a ser enfermiza y convertir el trabajo
editorial en el minucioso precocinado de aliño de historias con
ingredientes, temas y gustos comerciales y populares, tengan o no
calidad literaria.
¿Qué hacemos con los best-seller? ¿Qué es lo
que convierte a un libro en best- seller? ¿Surgen de manera
espontánea o son productos prefabricados? Estas preguntas y otras
muchas tienen respuesta en dos ensayos más o menos recientes sobre
este omnipresente fenómeno literario.
Sergio Vila Sanjuán,
director del suplemento Cultura/s del diario La Vanguardia,
novelista y autor de varios libros relacionados con el mundo
editorial, como el imprescindible Pasando página. Autores y
editores en la España democrática (2003), ha publicado Código
best seller (1). David Viñas Piquer, profesor titular de Teoría
de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad de
Barcelona, es el autor de El enigma best-seller. Fenómenos
extraños en el campo literario (2). Los dos autores intentan
explicar las clave de un producto literario que define bastante bien
la industria editorial actual.
El fenómeno de los
best-sellers nace en la última década del siglo XIX en Estados
Unidos gracias a la iniciativa del editor de la revista The
Bookman, Harry Thurston Park, que comenzó a publicar en 1895 la
lista de libros más vendidos en varias ciudades norteamericanas. La
estrategia dio buen resultado y muy pronto el concepto de best-seller
estaba muy extendido en Estados Unidos. A su difusión contribuyó la
implantación de la cultura de masas que se había desarrollado tras
la revolución industrial y el auge de las ciudades.
David Viñas se acerca a este fenómeno desde una
perspectiva crítica y académica, analizando los ingredientes
literarios que hacen posible un best-seller. Para David Viñas, el
best seller es una respuesta a la evolución que había tomado la
novela culta a finales del siglo XIX y en la primera mitad del siglo
XX. El best seller reivindica “la novela de siempre” con “el
regreso de las historias con planteamiento, nudo y desenlace, el
regreso de los personajes interesantes, el regreso de las grandes
peripecias”. Y es también “el regreso de un ingrediente que para
muchos jamás tendría que haber desaparecido de la novela: la
diversión”. Se trata de una literatura concebida para un gran
público que no entiende de teorías literarias sino que busca en la
lectura buenas historias para pasar el rato. Los personajes suelen
protagonizar acciones desmedidas, hiperbólicas, extraordinarias que
facilitan la inclusión de la intriga y, con la intriga, la
estructuración de la novela en episodios variados que se pueden
alargar hasta el infinito.
Vila-Sanjuán, por su
parte, se aproxima al best-seller desde una perspectiva más
positiva, viendo en ellos una oportunidad para ganar lectores y,
además, un interesante producto sociológico y literario, pues son
libros que saben revelar en cada momento las sensibilidades latentes
de la sociedad. Para Vila-Sanjuán, su importancia hoy día es
capital porque “son libros que de forma clara están construyendo
imaginarios, orquestando espacios míticos, lanzando personajes más
grandes que la vida... y ganando lectores para la causa de la
lectura, un factor positivo que los responsables de las bibliotecas
públicas de todo Occidente saben apreciar lo que vale”.
Vila-Sanjuán realiza una aproximación histórica
al best-seller, comenzando en la Edad Media, aunque es a partir del
siglo XIX, con la revolución industrial y el auge del periodismo,
cuando se introducen importantes cambios en el mundo editorial, que
continúan en el siglo XX, de manera especial en Estados Unidos y a
partir de la década de los 50, cuando surgen un grupo de autores
(Harold Robbins, James Michener, Irving Wallace, Irwin Shaw...) que,
con una calidad literaria popular pero poco brillante, practican una
narrativa de consumo internacional, con unos temas que se aprovechan
de valores muy universales. Su éxito de ventas confirma a las
editoriales que han tocado una tecla que hay que aprovechar. La
globalización de los valores americanos en todo el mundo confirma la
eficacia internacional del fenómeno best-seller.
La segunda parte de su libro, “El canon del best
seller”, la dedica a comentar setenta best seller internacionales.
Algunos han perdido todo interés para los lectores de hoy día, pero
muchos se han convertido en long sellers: Canción de
Navidad, Las aventuras de Sherlock Holmes, El
prisionero de Zenda, Siddharta, Viento del este, viento
del oeste, Diario de Ana Frank, Los cipreses creen en
Dios, El padrino, Papillon, Chacal, etc. La
lista es un buen termómetro de los temas populares que han
interesado a millones de lectores.
Tras la lectura de estos
ensayos queda claro que, sobre los best-seller, como afirma Viñas,
“no resulta demasiado difícil descubrir sus ingredientes básicos
y hasta su proceso de elaboración, pero es luego dificilísimo
obtener el resultado soñado y más difícil todavía evitar que no
se le quede a uno la cara de idiota al descubrir que, en definitiva,
aquí el secreto es que no hay ningún secreto”. Para Vila Sanjuán,
“es muy dudoso que el marketing en sí mismo pueda colocar a gran
escala lecturas que no presenten cierto atractivo por sí mismas”.
O sea, que estamos en las mismas.
(1) Sergio Vila-Sanjuán, Código best seller, Temas de Hoy, Madrid (2011). 384 págs.
(2) David Viñas, El enigma best seller.
Fenómenos extraños en el campo literario, Ariel, Barcelona
(2009). 604 págs.
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