Autor
de una larga trayectoria como novelista que ha recibido numerosos
premios, entre los que destacan el Gutenberg, Novembre, Médicis,
Europeam Literary Price y el Goncourt, Jean Echenoz (Orange, 1947)
continúa en esta novela el mismo género empleado en su anterior
obra, Ravel, en la que utilizó la vida del popular músico
como el argumento para una singular novela que no era ni biografía
ni novela histórica. Lo mismo sucede con Correr, inspirada en
la vida del conocido atleta checo Emil Zátopek, más conocido como
La Locomotora. En 2012, Echenoz ha publicado Relámpagos,
otra novela falsamente biográfica dedicada en esta ocasión a la
vida del inventor croata Nikola Testa (1856-1943).
Correr comienza
relatando los inicios atléticos de Zátopek, en plena Segunda Guerra
Mundial, a pesar de odiar cualquier tipo de competición deportiva.
“La primera carrera en la que participa Emil es un cross-country de
nueve kilómetros montado por la Wehrmach en Brno”. Emil, sin
ninguna experiencia en el atletismo, acaba segundo y despierta el
interés de un entrenador local. Sigue trabajando en una fábrica en
Zlin, ciudad a cien kilómetros de Ostrava, su ciudad natal.
Curiosamente, las primeras carreras le despiertan el gusanillo y
Zátopek comienza a entrenar en serio, a competir y a brillar.
Primero bate los récords nacional es de grandes distancias y al poco
se convierte también en una figura internacional, especialmente
cuando brilla en los Juegos Interaliados celebrados en Berlín en
1946, donde consigue un triunfo histórico y también histriónico,
pues Zátopek llega casi de milagro a la línea de salida para poder
competir. A partir de ese momento los triunfos se suceden y Zátopek
se convierte en un atleta de fama internacional, y eso que ni en el
estilo ni en la estética resulta un atleta brillante: “lejos de
los cánones académicos –escribe Echenoz- y de cualquier prurito
de elegancia, Emil avanza de manera pesada, discontinua, torturada, a
intermitencias”.
Cuando Zátopek se
encuentra en el apogeo de su popularidad, el régimen comunista le
convierte en un instrumento de propagada. Emil es “su mejor
diplomático, el embajador más eficaz, se ha convertido en un atleta
del Estado”. En el relato de estos años es cuando la prosa de
Echenoz brilla con más fuerza, pues su obra sirve también de
denuncia de los métodos empleados por el comunismo en los años de
Guerra Fría. Zátopek está en manos de los intereses del Partido
Comunista, quien controla las competiciones en las que participa y
limita sus salidas al extranjero, manipulando hasta sus respuestas en
las diferentes entrevistas que le realizan.
Cuando
Dubcek inicia una política aperturista en su país, en contra de las
tesis de la URSS, Zátopek, ya retirado pero quizá el personaje más
popular de su país, le apoya. Y cuando las tropas soviéticas entran
en Praga, se une a los manifestantes. Tras la intervención
soviética, Zátopek es destituido de sus cargos en el ejército y se
le prohíbe vivir en Praga. Durante unos años trabaja como
responsable del mantenimiento en las minas de uranio de Jáchymov.
Luego, se le permite el regreso a Praga, donde trabaja como basurero.
Todo está contado de
manera muy sencilla y directa, yendo al grano. El resultado es un
libro original, realista, que se lee con mucho interés gracias a que
Echenoz se ha fijado en un personaje atrayente, sencillo y popular
que le sirve para definir el cinismo de un régimen político basado
en la mentira y el desprecio a la libertad y a la dignidad humanas.
Correr
Jean Echenoz
Anagrama. Barcelona (2010)
140 págs. 14,50 €.
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