Coinciden en las librerías varios libros con testimonios
literarios de la Primera Guerra Mundial, la primera contienda
moderna, guerra que supuso una radical transformación
armamentística, técnica y estratégica.
En Guerra
del 15, el escritor italiano Stuparich revive
minuciosamente dos meses de estancia en el frente italiano, con
constantes combates contra los austriacos. William March, en Compañía
K, con una original estructura literaria, da voz a los
anónimos soldados de la compañía a la que perteneció el autor
durante las batallas en las que el ejército norteamericano participó
en Francia. Por su parte, el soldado alemán Edlef Köppen
reconstruye minuciosamente en Parte de guerra los duros años que pasó en el ejército
como artillero en una obra que se ha convertido en uno de los
alegatos antibelicistas más valorados. Para finalizar, Poemas de guerra de
Wilfred Owen pone una profunda nota lírica a una experiencia
difícil de explicar.
ATMÓSFERA DE MUERTE
Giani
Stuparich (1891-1961) se enroló junto con su hermano Carlo como
voluntario en la Gran Guerra. En 1915, durante los dos primeros
meses, tomó nota de todos los pormenores de su participación en las
batallas del Isonzo, cerca de su Trieste natal. Quince años después,
en 1931, publicó estos apuntes sin apenas retocar nada. Y fue un
acierto, pues el libro conserva la espontaneidad y la naturalidad de
una durísima experiencia vital vivida en directo con auténtica
pasión.
Junto
con su hermano Carlo –posteriormente fallecido en la Guerra-, Giani
vive momentos durísimos, pues los enfrentamientos con los austríacos
ponen continuamente en peligro sus vidas. Stuparich rechaza la
retórica belicista, muy de moda durante la guerra y después, por
influencia del fascismo, y cuenta los hechos con una gran carga de
humanidad, sin forzar lo melodramático. Sus observaciones son
certeras, muy pegadas a la realidad, a las inquietudes y menudencias
de dos jóvenes que añoran su intensa actividad intelectual, que
sienten nostalgia de sus amigos y de sus familias (sobre todo de su
madre), y que intentan estar a la altura de los acontecimientos.
Guerra del 15
GianiStuparichMinúscula.Barcelona (2012)
196 págs. 17,50 €.
LA MUERTE, SIN RETÓRICA
Publicada
en 1933, se trata de una de las primeras novelas bélicas que aborda
de manera directa y realista el testimonio de unos militares normales
y corrientes que “luchan en combates modernos, mecanizados y
masivos”. Antes de esta novela, la guerra era, en la literatura, un
lugar para la épica y los grandes idealismos, como explica Philip D.
Beidler en la magnífica introducción. William March (1893-1954),
sin embargo, da la vuelta a la tortilla. Tras cursar estudios de
Derecho, se alistó en el Cuerpo de Marines y vivió en directo
importantes batallas de la Primera Guerra Mundial en territorio
francés. Su libro, publicado años después, quiere ser un homenaje
a los soldados que formaron parte de su compañía.
Compañía K aborda
la guerra sin contemplaciones, como harían también otros
compatriotas como John Dos Passos, Thomas Boyd y Ernest Hemingway. La
protagonista es la muerte, que aparece mostrando siempre su rostro
más tormentoso, obsceno y repugnante. Los muertos que pueblan estas
páginas no lo son como consecuencia de nobles sacrificios; sus
muertes forman parte de un brutal escenario, marcado por la crueldad
y la degradación. En este sentido, estamos ante un libro duro en el
que no se ocultan ni se camuflan ni se disfrazan los horrores de la
guerra.
Y esta novela, pionera
e innovadora en muchos sentidos, es muy original también en su
desarrollo literario. La novela está formada por 113 estampas, cada
una de ellas protagonizada por un soldado de la Compañía K, vivo o
muerto, que, en primera persona, revive algún pequeño episodio de
la guerra. Todo lo que aparece está encarnado en una víctima. Cada
estampa ocupa poco más de una página y se pasa de un escenario a
otro, de una batalla a otra, de un paisaje a otro. No existe un
argumento único aunque sí hay un hecho central que funciona un poco
como hilo conductor: la ejecución a sangre fría de 22 prisioneros
alemanes. Los soldados que intervinieron en esa matanza no consiguen
liberarse de aquellos macabros recuerdos.
March escribe sobre
todo esto sin retórica y con mucha ironía, un lúcido efecto que
multiplica el efecto demoledor de la novela.
Compañía K
William March
Libros del Silencio. Barcelona (2012)
312 págs. 18 €.
UN CAMPO DE MUERTE
Sajalín Editores publica por vez primera en castellano Parte de guerra, novela aparecida en 1930, prohibida posteriormente por los nazis, que describe desde dentro las vicisitudes de un soldado alemán en la Primera Guerra Mundial.
Adolf
Reisiger, su protagonista, es un joven estudiante que se alista como
voluntario en un Regimiento de artillería, experiencia que también
vivió su autor, el escritor y editor Edlef Köppen, que falleció en
1939 como consecuencia de las secuelas de la guerra. Por su
planteamiento, y también en su mensaje, Parte de guerra tiene
muchos elementos en común con Sin novedad en el frente, de
Erich Maria Remarque (1898-1970), publicada en 1929 en Alemania y que
también tiene como protagonista a un joven soldado alemán. Al igual
que Parte de guerra, esta novela fue considerada antialemana
por las autoridades nazis.
El autor se sirve de su
experiencia personal para contar de manera directa, en vivo, unos
sucesos trágicos y dramáticos, pues la Gran Guerra supuso un cambio
drástico en las técnicas militares y en la utilización de
armamento más sofisticado. Reisiger fue testigo de auténticas
escabechinas, tanto en el bando alemán como el de los aliados. Y
todo se cuenta con una fría naturalidad, sin introducir valoraciones
o soflamas que podían forzar los sentimientos de los lectores o
inclinar la balanza de la toma de partido. La actitud que adopta
Köppen es el relato pormenorizado de la vida diaria, cotidiana,
dentro del ejército: las relaciones entre los soldados y los
oficiales, la obsesión por la comida y el descanso, los momentos de
ocio, la impaciencia ante las noticias familiares, las órdenes
recibidas, las guardias, las acciones que hay que emprender... Y
especialmente interesantes por su dinamismo y plasticidad son las
escenas de guerra, donde no hay sitio para la retórica y la
literatura y sí para la omnipresencia trágica de la muerte.
A
la impasibilidad narrativa contribuye también la técnica empleada.
Köppen utiliza la narración en tercera persona, pero de vez en
cuando el relato se interrumpe con la inclusión de partes de
artículos periodísticos, anuncios, decretos oficiales, fragmentos
del diario personal de Reisiger y de la correspondencia que tiene con
sus padres, declaraciones de las autoridades militares, bandos,
referencias a la vida cotidiana en la retaguardia...
Parte de guerra
Edlef KöppenSajalín. Barcelona (2012)
499 págs. 25 €.
LA PENA DE LA GUERRA
Gabriel Insausti es el
responsable de la edición y traducción de los poemas que el poeta
inglés Wilfred Owen (1893-1918) escribió sobre su experiencia en la
Primera Guerra Mundial. Todo procede de lo que él vio antes de
fallecer, en 1918, mientras intentaba llevar a sus hombres a través
del cana de Sambre. Su prefacio explica las claves de unos poemas que
eliminan la retórica grandilocuente, patriótica y gastada que solía
emplearse para describir las acciones bélicas. Owen escribe que
“este libro no trata de héroes (...). Tampoco trata de hazañas,
territorios ni nada que tenga que ver con la gloria, el honor, el
poder, la majestad, el dominio o la fuerza; sino con la guerra”.
“Mi tema es la guerra y la pena de la guerra”, y por sus poemas
aparecen soldados que, sumergidos en las trincheras, ven cómo su
vida no vale absolutamente nada. Owen se limita a describir
poéticamente lo que ve: una lacerante experiencia contenida en unas
nada épicas coordenadas: alambradas, trincheras, cráteres, gas,
camilleros...
Al igual que los
autores antes mencionados, sin caer en solflamas ni en propagandas,
aporta Owen otra manera de ver la guerra, siempre con una profunda
carga de humanidad.
Poemas de guerra
Wilfred OwenAcantilado. Barcelona (2011)
104 págs. 16 €.
Creo que el interés por la Gran Guerra sigue creciendo. En Hallali hablamos del tema. Creo que esta revista puede interesar a los aficionados a la cultura generada en torno a la Gran Guerra: Hallali
ResponderEliminarEmilio: un placer saludarte. Difundiremos esa revista.
ResponderEliminarBuenas. Modestamente creo que esta colección no puede ser completa sin Un'anno sull'altopiano (Un año en el altoplano) de Emilio Lussu.
ResponderEliminarSINOPSIS (copy&paste)
En Un año en el altiplano, Emilio Lussu rememora sus experiencias en el altiplano de Asiago desde junio de 1916 hasta julio de 1917, cuando, como miembro de la Brigada Sassari, combatió en el frente italo-austríaco durante la Primera Guerra Mundial.
Considerada como una obra maestra de la literatura bélica, Un año en el altiplano es el emotivo relato de un año de continuos asaltos a inexpugnables trincheras; de batallas absurdas empeño de oficiales embebidos de retórica patriótica y de vanidad; de episodios trágicos, grotescos o cómicos a través de los cuales la guerra se revela en su verdadera naturaleza. Su relato de prosa sencilla es una contundente descalificación de la guerra y de los mandos italianos; describiendo con cercanía y humor la situación y el día a día de los soldados, en su mayoría campesinos y obreros, consigue una visión de las batallas y ejércitos muy distinta a la oficial.
Debido a la militancia antifascista de su autor, el libro vio la luz primero fuera de Italia, y no se publicó en ese país hasta 1945, publicado por Giulio Einaudi; desde entonces no ha dejado de conmover a los lectores que se han acercado a él.
Estimado Miquel: conozco el libro de Lussu, magnífico, como casi todo lo que publica Libros del Asteroide. No está incluido en este breve artículo porque es de 2010. Aquí hablo de novedades más recientes.
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