Vuelve a
publicarse esta novela del belga Victor Serge (1890), hijo de exiliados rusos,
revolucionario que se unió al Partido Comunista ruso en 1918, participó en la
guerra civil rusa y desempeñó importantes puestos en el aparato del Partido
hasta que, a partir de 1927, cayó en desgracia por sus posiciones trotskistas y
su crítica de la deriva totalitaria del estalinismo. A finales de la década de
los veinte, fue expulsado del Partido Comunista. En 1932 fue detenido por la
GPU (antecedente del KGB) y tras pasar una larga temporada en las cárceles de
Moscú fue deportado a Orenburg, en los Montes Urales. En 1936, una campaña
internacional en su favor reclamó su liberación y ese año consiguió abandonar
la URSS. Luego vivió en España, Bruselas y París hasta 1940, año en que se
trasladó a México, donde llevó una existencia precaria hasta su muerte en 1947.
Tras su expulsión del Partido
Comunista, Serge se dedicó en parte a la literatura. Antes de ser detenido y
deportado, publicó tres novelas (Hombres
en prisión, Surgimiento de nuestro
poder y Ciudad ganada), donde en
clave novelesca hablaba sobre las dificultades por las que atravesó la
Revolución hasta su triunfo final. Durante su deportación, escribió otras dos
novelas que la GPU le requisó antes de abandonar la URSS. En el extranjero
compaginó la redacción de su autobiografía (Memorias
de un revolucionario) y libros políticos con otras novelas, entre las que
destacamos Medianoche en el siglo,
publicada en París en 1939, y El caso Tuláyev, novela que se publicó tras su muerte en 1947.
Estas dos últimas novelas guardan muchos
puntos en común pues las dos se refieren a las Purgas que se desataron en la
URSS en la década de los treinta y que acabaron con ejecuciones, deportaciones
y exilios de muchos dirigentes comunistas. La primera, Medianoche en el siglo, inspirada en la propia biografía del autor,
tiene además el acierto de ser uno de los primeros testimonios sobre el Terror
comunista en unos años en los que la propaganda soviética y el peso de los
Partidos Comunistas en Occidente habían mostrado una imagen muy complaciente de
los logros de la revolución rusa.
Esta novela fue escrita entre 1936 y
1938, es decir, ya en el exilio y en pleno desarrollo de los juicios en Moscú
contra figuras destacadas del Partido Comunista acusados de
contrarrevolucionarios. La novela comienza con el arresto del profesor de
Materialismo Histórico Mijail Ivanóvic Kostrov, acusado de cuestionar algunas
ideas de la Revolución Francesa y, por lo tanto, de promover en sus clases
ideas contrarrevolucionarias. Tras su detención, fue deportado a Chernoé, un
pueblo ficticio de los Montes Urales, donde entra en contacto con otro grupo de
intelectuales comunistas que también han sido detenidos y condenados a vivir en
aquellas miserables tierras.
La novela adopta una técnica coral.
Comienza poniendo la lupa en Krostov, pero luego, tras su deportación,
conocemos las trayectorias de otros presos –Ryjik, Rodion, Elkin, Varvara,
Avelii- que también fueron revolucionarios de la primera generación (todos
menos Rodion) y que sufrieron la represión por criticar la política de Stalin.
Estos deportados mantienen unas reuniones clandestinas donde discuten sobre
marxismo y comunismo y en las que consideran a Stalin y los miembros del
Politburó traidores al espíritu genuino de la Revolución.
Pero en Moscú y en toda la Unión
Soviética arrecia la persecución contra el trotskismo, y hasta la lejana
Chernoé llegan las directrices de arrinconar a los trotskistas y volvernos a
mater en prisión.
La concepción de la novela de Serge
rechaza los estrechos límites del realismo socialista, tanto en los aspectos
formales como de contenido. Sus novelas, de tesis, con mucho contenido
político, se conciben como un testimonio de protesta contra lo establecido,
rebelión que encarnan en su caso destacados dirigentes que son perseguidos por
ser fieles a la auténtica causa comunista. Como le sucedió al propio Serge, que
nunca renegó de sus ideales revolucionarios, lo que se cuestiona es la deriva
tiránica del régimen de Stalin, alejada de lo que ellos consideran los
auténticos valores del comunismo. De hecho, la parte final de la novela puede
considerarse un canto a la esperanza, pues entre ellos incluso han surgido
nuevos revolucionarios, alejados ya de las ideas oficiales, que están
dispuestos a luchar por reconducir la Revolución.
Medianoche
en el siglo
Victor Serge
Alianza. Madrid (2016)
296 págs. 18 €.
T.o.: S’il
est minuit dans le siècle.
Traducción: Ramón García Fernández.
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