Tras la muerte de sus padres y del problemático e injusto reparto de la herencia, que le lleva a romper con sus hermanos, Teo, un joven treintañero, se hace cargo de la librería familiar. Su vida no atraviesa el mejor momento: por un lado, los problemas económicos de la librería, por la falta de ventas y de clientes, empiezan a ser acuciantes; por otro, su soledad ha agravado su carácter con manías y rarezas que le convierten en un ser asocial. Sólo le queda la lectura como refugio y como sentido de una vida sin apenas alicientes salvo sacar adelante la librería.
Para hacer un favor a su primo Armando, contrata a Esther, la hermana de la prometida de Armando, una joven que también ama los libros y que, poco a poco, provoca que Teo se cuestione la vida endogámica que lleva, aferrado a “la tradición como método de supervivencia”. La novela describe el monótono ritmo de una librería, la contradictoria relación entre Esther y Teo –su plato fuerte-, los asiduos clientes, su estrecha vinculación con Máximo (un niño de nueve años, hijo de Judith, una vecina un tanto desorientada que es madre soltera)…
La novela está escrita en primera persona, y aunque parece que apenas ocurren cosas, todos los capítulos tienen ingredientes que proporcionan alguna intriga y ayudan a seguir leyendo para conocer el futuro de Teo y de su relación con Esther y también para penetrar en el mundo obsesivo, inseguro, maniático, metódico y compulsivamente tímido de Teo, un joven con nulos recursos sociales que tuvo que superar un fuerte fracaso sentimental y que ha forjado su carácter a base de superación personal y de su desmedida afición a los libros, uno de los elementos claves de esta novela, afición que comparte con Esther, también gran lectora.
La novela, hay que destacarlo, está muy bien escrita. El autor consigue que conozcamos con detalle la personalidad de Teo y su complicado y enrevesado mundo interior al diseccionar sus pensamientos y reacciones, mostrados con un comedido estilo que, como la propia vida de Teo, controla las efusiones sentimentales y apenas deja su intimidad al descubierto, salvo puntuales ocasiones. A la vez, hay que destacar el personaje de Esther, convincente y humano, cuya naturalidad provoca una profunda grieta en Teo, que no sabe cómo canalizar ni asimilar esas nuevas emociones.
Entre un millón de líneas es una original historia de amor que se desarrolla en un contexto muy agradable: una librería. Abundan las novelas y libros testimoniales que transcurren entre libros, bien como escenario o como materia narrativa al describir las compensaciones y las dificultades de la vida de los libreros. En esta ocasión, estos dos componentes están fundidos en los protagonistas, unos personajes de carne y hueso, nada estereotipados, que hacen lo que pueden por sacar adelante una librería en un momento cultural complicado, a la vez que ese trabajo les permite conocerse mejor y, quizás, dar un nuevo sentido a sus vidas, a pesar de las dificultades.
Entre un millón de líneas
Juan Lozano Garrote
Amazon
320 págs. 12,25 €.
Muchas gracias por la recomendación. Ayer me llegó el libro y lo leí de un tirón. Me ha gustado mucho.
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