Conor O’Clery ejerció de corresponsal de prensa del periódico The Irish Times en diferentes capitales extranjeras. A finales de la década de los 80 lo hizo en Moscú, donde asistió a la caída del régimen soviético. En medio de esas circunstancias, y para mejorar su conocimiento del idioma ruso, conoció a Zhenna Suvorov, profesora de la Universidad y miembro del Partido Comunista Los dos contrajeron matrimonio poco tiempo después. Cuando conoció a la familia de su mujer, armenios que vivían en la ciudad siberiana de Krasnoyarsk, decidió escribir este libro, que ha subtitulado “Una memoria familiar de gente común en tiempos extraordinarios”.
El objetivo del libro lo resalta en el prólogo: “explicar hasta qué punto su destino personal [el de esta familia] se vio afectado por los acontecimientos históricos que conformaron la Unión Soviética y la Rusia Moderna, desde la época de Stalin a la era de Putin”. O’Clery opta por la historia doméstica, familiar, minúscula para mostrar los drásticos cambios que introdujo el comunismo en la vida de millones de personas y su posterior desintegración económica y moral.
El primer capítulo está dedicado a un viaje a Rumanía que realiza O’Clery y su familia soviética para encontrar los restos del padre de Marietta, la madre de Zhanna, que falleció en el extranjero durante la Segunda Guerra Mundial. Los siguientes capítulos están dedicados a contar la vida de los auténticos protagonistas de este libro, Marietta y Stanislav Suvorov, los padres de Zhenna. Los dos se conocieron en Grozni, en Chechenia, a donde se trasladó a vivir desde la ciudad armenia de Martakert la madre de Marietta, Farandzem, un excelente personaje. Se casaron en 1957. Stanislav era un zapatero de mucho prestigio y Marietta una modista también muy valorada. Los dos sobrevivían gracias a los trabajos que realizaban en un taller secreto que tenían en su casa, con el que conseguían unos ingresos que les permitían llevar una vida desahogada y adquirir productos y bienes que pocos tenían.
Gracias a sus contactos, pudieron comprar un coche oficial que más tarde decidieron vender en el mercado privado, operación que estaba prohibida por las autoridades después de que en 1960 el Partido Comunista aprobase un nuevo Código Penal que criminalizaba la reventa privada. Stanislav fue detenido en 1961 y condenado a siete años de prisión, aunque fue liberado en 1966. Su ingreso en prisión transformó sus vidas y les llevó a tomar decisiones drásticas, pues a partir de ese momento estarían permanentemente señalados y tendrían muy difícil que él y su mujer encontrasen trabajo y que sus hijas pudieran acceder a los estudios superiores. Por eso deciden irse a vivir a Siberia, a la ciudad de Krasnoyarsk, una antigua ciudad penitenciaria que se encontraba en plena fase de desarrollo gracias a los yacimientos que se encontraron en la zona y a las instalaciones secretas de sus alrededores.
A la vez que el autor cuenta la vida de este matrimonio y después de sus hijas, centrándose cada vez más en Zhanna, se va contando la evolución de la sociedad soviética en estas décadas y los cambios trascendentales que se van dando en la política y en la economía. La familia Suvorov son de origen armenio y sufren en sus carnes a partir de 1990, con el desmembramiento de la URSS, los enfrentamientos que se dan en las repúblicas de Azerbaiyán y Armenia, que se independizan en esos años y que pugnan por hacerse con el territorio de Nagorno Karabaj. Por su parte, Zhanna, una comunista convencida, empieza a ver cómo sus ideales se resquebrajan a medida que aumenta la glásnot y la perestroikay se comienzan a conocer con detalle los crímenes cometidos durante tantas décadas por los dirigentes comunistas.
Son muchos los temas colaterales que se abordan en el libro a medida que se cuentan las biografías de esta familia. Resulta muy verosímil la imagen que se ofrece de la realidad de la URSS, con la presión de los dirigentes y las políticas comunistas y los resquicios que aprovechan los ciudadanos, como Stanislav, para esquivar el control y conseguir objetos de primera necesidad. A la vez, hay que destacar la integridad de los miembros de la familia Suvorov, entregados a su trabajo y a sacar a su familia adelante, a pesar de los numerosos problemas con los que se van encontrando que sortean con mano izquierda y mucha habilidad.
El zapatero y su hija
Conor O’Clery
Crítica. Barcelona (2020)
398 págs. 21,90 € (papel) / 10,99 € (digital).
T.o.: The Shoemaker and His Daughter.
Traducción: Silvia Furió.
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