miércoles, 18 de diciembre de 2013

“Juan Belmonte, matador de toros”, de Manuel Chaves Nogales




Nueva edición en la editorial Renacimiento de esta obra del periodista sevillano Manuel Chaves Nogales (1897-1944). Sin lugar a dudas, es su obra más popular, aunque la que ha permitido la reciente recuperación de tantas y tantas obras suyas (la última, la recopilación de artículos Los enemigos de la República) ha sido, sobre todo, A sangre y fuego, colección de relatos sobre la Guerra Civil publicados en 1937, poco tiempo después de que abandonase España para exiliarse en París.

“Me gustaban los toros y me molestaban los toreros”, dice Juan Belmonte en un momento dado de esta biografía novelada, o “novela de la realidad”, escrita en 1935. De entrada, hay que aceptar que no estamos ante una biografía al uso. Chaves Nogales decidió elegir la forma de la autobiografía, cediendo la narración al propio torero, que cuenta su vida hasta 1935, un año antes de que se retirase definitivamente de los ruedos tras una carrera que lo convirtió en uno de los matadores de toros más populares de la historia, un mito, una leyenda del mundo del toreo, a la que contribuyó también su trágico final: Belmonte se suicidó en 1962 de un disparo en la sien.

El retrato de su infancia y adolescencia es, entre otras muchas cosas, un ejemplo vivo y real de la España de su tiempo. Belmonte había nacido en Sevilla en 1892, y hasta su éxito como matador vivió en el popular barrio de Triana. Su padre tenía una tienda de quincalla que luego transformó en un puesto ambulante. Su madre murió muy pronto. Sólo asistió a la escuela desde los cuatro hasta los ocho años. Luego se dedicó a ayudar a su padre y a gandulear con una pandilla de chavales que mientras soñaban con ser toreros se dedicaban a no hacer nada. Junto con otros amigos, toreaban clandestinamente en las afueras de Sevilla, poniendo en peligro sus vidas. Pronto comenzó su afición a la lectura, que le acompañaría toda su vida y que le llevaría a rodearse de personajes del mundo de la cultura, como le sucedió en Madrid años después, cuando se convirtió en amigo de Ramón Pérez de Ayala, Ignacio Zuloaga, Valle-Inclán, Julio Camba, etc. Hay quien lo incluye también como un miembro más de la Generación del 98.

En sus años adolescentes, Belmonte “no vivía más que para el toreo”. Su primera faena tuvo lugar en Elvas (Portugal), a los 17 años, un episodio muy divertido. En 1912, triunfó como novillero en la Real Maestranza de Sevilla. Y a partir de ahí creció su popularidad por España e Hispanoamérica. Belmonte se sintió “arrastrado súbitamente por una popularidad explosiva, fulminante”, hasta llegar a ser “una creación mítica de sus paisanos”. Luego vino el éxito en Madrid y en toda España, el salto a México y Perú, su rivalidad con Joselito, su espectacular fama, su inconfundible manera de entender el toreo, etc.

Las anécdotas que cuenta son muy amenas y reflejan muy bien, por un lado, la fauna picaresca que rodea el mundo taurino y, por otro, su teoría del toreo, al que consideraba un ejercicio de orden espiritual, un verdadero arte. El libro tiene también un impagable valor sociológico y costumbrista. Pero lo mejor, con mucho, es la capacidad literaria de Chaves Nogales de dar vida a un personaje tan absorbente como Belmonte; por eso, poco importa que a uno le gusten o no los toros para leer este libro (a mí no me gustan), pues lo que destaca es el excelente arte literario del autor.


Juan Belmonte, matador de toros
Manuel Chaves Nogales
Renacimiento. Sevilla (2013)
400 págs. 20 €.

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