martes, 10 de marzo de 2015

“La Atlántida Roja. El fin del comunismo en Europa”, de Luigi Geninazzi


Luigi Geninazzi es un periodista italiano experto en política internacional que ha colaborado con el semanario Il Sabato y con el diario Avvenire. Durante sus años como corresponsal, fue testigo directo de los importantes cambios que se dieron en Europa en 1989, aunque él llevaba ya años cubriendo la información relacionada con muchos países del Este. Este libro no sólo es una sintética y acertada descripción del fin del comunismo en Europa; también brilla por el acertado y nada usual conocimiento que el autor tenía de lo que estaba sucediendo en los países del Telón de Acero.
De hecho, Geninazzi se entrevistó en numerosas ocasiones con Lech Walesa al principio de la década de los 80, cuando entra en escena el sindicato Solidarnosc, y en 1989, cuando el Partido Comunista cede su hegemonía política en el país. También conocía la trayectoria política de Hável, detenido por su implicación en el movimiento Carta 77, y que luego se convirtió en uno de los protagonistas de la “Revolución de Terciopelo”. El periodista italiano vivió también en directo los cambios que se dieron en Budapest cuando a partir del mes de junio el Partido Comunista decidió apartarse del eje de Moscú y convocar elecciones libres y democráticas. Y asistió a los días claves del camuflado golpe de estado (disfrazado de levantamiento popular) que se dio en Rumanía para derrocar a Ceaucescu. Además, Geninazzi tuvo la oportunidad de intercambiar opiniones con Juan Pablo II, artífice de muchos de estos cambios.


            El libro está dedicado a describir estos procesos de cambio especialmente en cuatro países comunistas que el autor conocía muy bien: Polonia, Checoslovaquia, Rumanía y la Republica Democrática Alemana. En Polonia, los cambios políticos estuvieron protagonizados, por un lado, por el sindicato Solidarnosc, que había surgido en 1980 en los astilleros de Danzig, los mayores de toda Polonia, y que ocasionaron una primera brecha en el régimen; a Solidarnosc hay que sumar el papel que desempeñó Juan Pablo II desde que accedió al pontificado y los viajes que realizó a su país donde abiertamente se dirigió a las autoridades comunistas reclamando más libertad para sus conciudadanos. Por ejemplo, en 1983, las palabras del Papa provocaron las protestas de los gobernantes comunistas, pero Juan Pablo II llegó a comentar que “¡Si no puedo decir lo que pienso, me vuelvo a Roma!”.
            El autor destaca la fortaleza del sindicato Solidarnosc y también de muchos sacerdotes y en general de toda la Iglesia que no cedieron ante los ataques y los chantajes del Partido Comunista y sus servicios secretos y asociaciones afines, que llegaron incluso a asesinar a uno de los sacerdotes que más se había destacado por su defensa de los derechos humanos, Jerzy Popieluzsko. El autor describe muy bien el proceso político que tuvo lugar a finales de la década de los 80 que llevó a Solidarnosc a la política y al Parlamento, en pleno proceso de retroceso de los políticos comunistas.


            Los cambios en Polonia afectaron también a otros muchos países del Telónde Acero, que observaban con cautela y temor estos movimientos. En la República Democrática Alemana la desastrosa situación económica provocó una crisis sin precedentes, agravada por la falta de libertad, por la actitud intimidatoria de las temidas Stasi, los servicios secretos del régimen, y por la política tan represiva de Honecker. A principios de 1989, Honecker llegó a decir, en un acto conmemorativo, que el Muro de Berlín era “garantía de la estabilidad de Europa”. En pocos meses, el régimen se desvaneció por completo, especialmente a partir del 9 de noviembre, tras una rocambolesca rueda de prensa, en la que el portavoz del Partido Comunista dijo que ya no hacía falta ningún trámite para poder cruzar las fronteras de su país, noticia que aprovecharon miles de ciudadanos para atravesar el Muro y enrtar en Alemania occidental. En meses anteriores, aprovechando los cambios políticos que se habían dado en Hungría, miles y miles de alemanes orientales consiguieron entrar en Austria, a través del país magiar, buscando la libertad. A finales de 1989, tras el derrocamiento de Honecker, ya se empezó a hablar de la fusión de las dos Alemanias.


            En Checoslovaquia también se vino abajo el régimen comunista en pocas semanas, y eso que durante muchos años, desde que en 1948 los comunistas tomasen el poder, “la represión de la sociedad civil y de la Iglesia fue particularmente dura”. Por ejemplo, en 1950, “dos tercios de los doce mil sacerdotes que hay en el país son destinados a trabajos forzados”. La temida StB, la policía secreta, se mostró especialmente activa con los sacerdotes y todos aquellos que mostrasen el más mínimo síntoma de disidencia. El autor fue incluso expulsado del país por la StB. En 1977 se intentó organizar un movimiento de protesta, Carta 77, pero sus promotores, como Václav Havel, fueron detenidos. A finales de 1980, sin embargo, el Partido Comunista se echó a un lado y dejó el paso a la llegada de la democracia.


            En Rumanía, el autor describe los viajes que realizó, donde solo vio pobreza y represión. El país estaba gobernado por un líder implacable, ridículo en su culto a la personalidad, el Conducator Ceaucescu, quien se hacía llamar el Titán de los Balcanes, el Genio de los Cárpatos, el Danubio del Pensamiento (sobre las manías y obsesiones de Ceaucescu y otros dictadores igual de paranoicos recomiendo el documental “Dictador. Un trabajo de locos”, disponible en YouTube). Fue el final más violento de todos los países que aparecen en este libro, donde no se dio, como opina el autor, una revolución sino un golpe de estado.
El último capítulo del libro lo dedica a una figura clave de estos procesos, Gorbachov, el líder soviético, quien también aceptó que se había abierto en Europa una nueva etapa politica que comenzaba con el fin del comunismo como eje central de la vida política.
            Libro, pues, muy ameno, interesante, emocionante, que cuenta muchos de estos momentos históricos desde dentro, pues el autor, como hemos dicho, los vivió intensamente. Este tono directo y hasta coloquial facilita mucho su lectura y aleja el libro de un sesudo ensayo histórico. Geninazzi va a lo esencial y se centra en muchos protagonistas con los que tuvo una especial relación. El autor destaca el papel de sacerdotes y obispos de la Iglesia en muchos de estos procesos revolucionarios y en la defensa de los derechos humanos, aun con el riesgo de perder la vida o sufrir persecución.



La Atlántida Roja. El fin del comunismo en Europa
Luigi Geninazzi
Rialp. Madrid (2014)
220 págs. 18 €. (papel) 10,99 €. (eBook).
T.o.: L’Atlantide Rossa. La fine del comunismo in Europa.

Traducción: Miguel Martín.

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