Luigi
Geninazzi es un periodista italiano experto en política internacional que ha
colaborado con el semanario Il Sabato y con el diario Avvenire. Durante sus
años como corresponsal, fue testigo directo de los importantes cambios que se
dieron en Europa en 1989, aunque él llevaba ya años cubriendo la información
relacionada con muchos países del Este. Este libro no sólo es una sintética y
acertada descripción del fin del comunismo en Europa; también brilla por el
acertado y nada usual conocimiento que el autor tenía de lo que estaba
sucediendo en los países del Telón de Acero.
De hecho, Geninazzi se entrevistó en numerosas
ocasiones con Lech Walesa al principio de la década de los 80, cuando entra en
escena el sindicato Solidarnosc, y en 1989, cuando el Partido Comunista cede su
hegemonía política en el país. También conocía la trayectoria política de
Hável, detenido por su implicación en el movimiento Carta 77, y que luego se
convirtió en uno de los protagonistas de la “Revolución de Terciopelo”. El
periodista italiano vivió también en directo los cambios que se dieron en Budapest
cuando a partir del mes de junio el Partido Comunista decidió apartarse del eje
de Moscú y convocar elecciones libres y democráticas. Y asistió a los días
claves del camuflado golpe de estado (disfrazado de levantamiento popular) que
se dio en Rumanía para derrocar a Ceaucescu. Además, Geninazzi tuvo la
oportunidad de intercambiar opiniones con Juan Pablo II, artífice de muchos de
estos cambios.
El libro está dedicado a describir
estos procesos de cambio especialmente en cuatro países comunistas que el autor
conocía muy bien: Polonia, Checoslovaquia, Rumanía y la Republica Democrática
Alemana. En Polonia, los cambios políticos estuvieron protagonizados, por un
lado, por el sindicato Solidarnosc, que había surgido en 1980 en los astilleros
de Danzig, los mayores de toda Polonia, y que ocasionaron una primera brecha en
el régimen; a Solidarnosc hay que sumar el papel que desempeñó Juan Pablo II
desde que accedió al pontificado y los viajes que realizó a su país donde
abiertamente se dirigió a las autoridades comunistas reclamando más libertad
para sus conciudadanos. Por ejemplo, en 1983, las palabras del Papa provocaron
las protestas de los gobernantes comunistas, pero Juan Pablo II llegó a
comentar que “¡Si no puedo decir lo que pienso, me vuelvo a Roma!”.
El autor destaca la fortaleza del
sindicato Solidarnosc y también de muchos sacerdotes y en general de toda la
Iglesia que no cedieron ante los ataques y los chantajes del Partido Comunista
y sus servicios secretos y asociaciones afines, que llegaron incluso a asesinar
a uno de los sacerdotes que más se había destacado por su defensa de los
derechos humanos, Jerzy Popieluzsko. El autor describe muy bien el proceso
político que tuvo lugar a finales de la década de los 80 que llevó a
Solidarnosc a la política y al Parlamento, en pleno proceso de retroceso de los
políticos comunistas.
Los cambios en Polonia afectaron
también a otros muchos países del Telónde Acero, que observaban con cautela y
temor estos movimientos. En la República Democrática Alemana la desastrosa
situación económica provocó una crisis sin precedentes, agravada por la falta
de libertad, por la actitud intimidatoria de las temidas Stasi, los servicios
secretos del régimen, y por la política tan represiva de Honecker. A principios
de 1989, Honecker llegó a decir, en un acto conmemorativo, que el Muro de
Berlín era “garantía de la estabilidad de Europa”. En pocos meses, el régimen
se desvaneció por completo, especialmente a partir del 9 de noviembre, tras una
rocambolesca rueda de prensa, en la que el portavoz del Partido Comunista dijo
que ya no hacía falta ningún trámite para poder cruzar las fronteras de su
país, noticia que aprovecharon miles de ciudadanos para atravesar el Muro y enrtar
en Alemania occidental. En meses anteriores, aprovechando los cambios políticos
que se habían dado en Hungría, miles y miles de alemanes orientales
consiguieron entrar en Austria, a través del país magiar, buscando la libertad.
A finales de 1989, tras el derrocamiento de Honecker, ya se empezó a hablar de
la fusión de las dos Alemanias.
En Checoslovaquia también se vino
abajo el régimen comunista en pocas semanas, y eso que durante muchos años,
desde que en 1948 los comunistas tomasen el poder, “la represión de la sociedad
civil y de la Iglesia fue particularmente dura”. Por ejemplo, en 1950, “dos
tercios de los doce mil sacerdotes que hay en el país son destinados a trabajos
forzados”. La temida StB, la policía secreta, se mostró especialmente activa
con los sacerdotes y todos aquellos que mostrasen el más mínimo síntoma de
disidencia. El autor fue incluso expulsado del país por la StB. En 1977 se
intentó organizar un movimiento de protesta, Carta 77, pero sus promotores,
como Václav Havel, fueron detenidos. A finales de 1980, sin embargo, el Partido
Comunista se echó a un lado y dejó el paso a la llegada de la democracia.
En Rumanía, el autor describe los
viajes que realizó, donde solo vio pobreza y represión. El país estaba
gobernado por un líder implacable, ridículo en su culto a la personalidad, el
Conducator Ceaucescu, quien se hacía llamar el Titán de los Balcanes, el Genio
de los Cárpatos, el Danubio del Pensamiento (sobre
las manías y obsesiones de Ceaucescu y otros dictadores igual de paranoicos
recomiendo el documental “Dictador. Un trabajo de locos”, disponible en
YouTube). Fue el final más violento de
todos los países que aparecen en este libro, donde no se dio, como opina el
autor, una revolución sino un golpe de estado.
El último capítulo del libro lo dedica a una figura
clave de estos procesos, Gorbachov, el líder soviético, quien también aceptó
que se había abierto en Europa una nueva etapa politica que comenzaba con el
fin del comunismo como eje central de la vida política.
Libro, pues, muy ameno, interesante,
emocionante, que cuenta muchos de estos momentos históricos desde dentro, pues
el autor, como hemos dicho, los vivió intensamente. Este tono directo y hasta
coloquial facilita mucho su lectura y aleja el libro de un sesudo ensayo
histórico. Geninazzi va a lo esencial y se centra en muchos protagonistas con
los que tuvo una especial relación. El autor destaca el papel de sacerdotes y
obispos de la Iglesia en muchos de estos procesos revolucionarios y en la
defensa de los derechos humanos, aun con el riesgo de perder la vida o sufrir
persecución.
La Atlántida Roja. El fin del comunismo en Europa
Luigi Geninazzi
Rialp. Madrid (2014)
220 págs. 18 €. (papel) 10,99
€. (eBook).
T.o.: L’Atlantide Rossa. La fine del comunismo in Europa.
Traducción: Miguel Martín.
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