Esta edición de Gallo Nero reúne más de veinte
artículos que el famoso periodista italiano Indro Montanelli (1909-2001) escribió sobre la Revolución húngara de
finales de 1956, aplastada sin piedad por los tanques soviéticos. El suceso
provocó un importante revuelo internacional y fue una de las primeras brechas
en el bloque comunista, aunque anteriormente Moscú había tenido que sortear
algunos revisionismos en la Polonia de Gomulka y la actitud desafiante de Tito
en Yugoslavia.
Montanelli se encontraba en Viena
cuando comenzaron las revueltas el 29 de octubre de 1956. Desde allí se
trasladó a Budapest junto con otros periodistas italianos para describir lo que estaba pasando. Montanelli fue, pues, testigo directo de estos
hechos y pudo comprobar quiénes protagonizaron las revueltas, que desde el
poder comunista húngaro y de los partidos comunistas occidentales fueron
tachados de antiguos oficiales fascistas del almirante Horthy, aristócratas, burgueses
y latifundistas agrarios. Montanelli demuestra en sus crónicas la falsedad de
estas acusaciones, que por otra parte responden al mantra habitual de las
organizaciones comunistas cuando desean descalificar a los que van en contra de
sus intereses.
La revolución de Hungría fue
protagonizada por los intelectuales húngaros (agrupados en torno al denominado
Círculo Petofi), los obreros y los estudiantes universitarios. Los comienzos de
estas revueltas hay que situarlos en una manifestación celebrada a comienzos de
octubre en homenaje al dirigente comunista Laszlo Rajk, asesinado en 1949 en
una de las habituales purgas comunistas y a quien se había procedido a
rehabilitar gracias a la denuncia de Jruschov en el XX Congreso del PCUS en
Moscú de los crímenes cometidos por Stalin en su propio país y en los países
“hermanos”. La manifestación congregó a más de doscientas mil personas y, tras
derribar una estatua de Stalin, acabó con numerosos muertos por la actividad de
la policía secreta húngaro, la AVO, que disparó a los manifestantes. El clima
de revuelta y los trágicos sucesos provocaron una profunda crisis en el Partido
Comunista, que nombró a Imre Nagy como Primer Ministro. En pocos días, del 29
al 4 de noviembre, Hungría se levantó contra la presencia de tropas soviéticas
en el país y la política represiva de los comunistas húngaros (un buen ejemplo
son las memorias de Gyorgy Faludy, Días felices en el infierno), y exigieron el restablecimiento de los principios
democráticos. En principio, los tanques soviéticos se retiraron, pero, con
refuerzos (fueron unos 20.000 tanques), regresaron el día 4 de noviembre para
imponerse por la fuerza a los sublevados.
A partir de ese momento, la
Revolución húngaro quedó como un símbolo de la lucha contra los totalitarismos,
pero nada más. Imre Nagy fue sustituido por János Kádar y posteriormente
detenido y ejecutado. Miles de estudiantes, intelectuales y trabajadores, como
ya había sucedido durante el periodo de Rakósi, fueron también condenados. Más
de doscientos mil húngaros abandonaron el país temerosos de las represalias.
Montanelli fue capaz de contar estos
hechos al público italiano, que siguió de manera muy atenta la evolución de los
acontecimientos, pues la Revolución de Hungría tuvo también sus ramificaciones y
consecuencias en la política occidental. En Italia, el Partido Comunista, al
mando de Togliatti, se alineó con la postura de Moscú y denunció las revueltas,
instigadas por los “fascistas”. Esta actitud chocó de lleno con el clima de las
crónicas que Montanelli iba enviando desde Budapest, y también de otros
corresponsales incluso comunistas, que mostraban una realidad muy distinta a la
que repetían los partidos pro-rusos. Este enfrentamiento, que provocó una
profunda crisis en el comunismo occidental, aparece descrita en estas crónicas.
Montanelli es un hábil cronista, que
aproxima la realidad de los hechos de manera muy visual y cercana. “He pasado
mucho miedo en Budapest”, escribe el periodista italiano. “Todavía no he
conseguido quitármelo de encima”. Y también destaca su capacidad para el análisis
político, resumiendo lo que estaba sucediendo en la calle y en los despachos,
además de situar el alcance de la revolución en el contexto internacional y en
la propia Italia y las consecuencias que podría tener para el prestigio de la
URSS la manera tan brutal de sofocar las revueltas.
Excelente recuperación que permite
conocer cómo la opinión pública italiana y occidental tuvo conocimiento de
aquella revolución. Además, es una excelente muestra de la categoría
periodística de Indro Montanelli, uno de los maestros del periodismo
contemporáneo.
Para aquellos que deseen conocer de
manera más detallada los sucesos de octubre y noviembre en Hungría, les
recomiendo el libro de Estíbaliz Ruiz de Azúa, Budapest, 1956 (Arco/Libros,Madrid. 1997), un excelente resumen
histórico de esta fallida y trágica Revolución.
La sublime locura
de la revolución
Indro Montanelli
Gallo Nero. Barcelona (2015)
209 págs. 18 €.
T.o.: La sublime
pazzia della rivolta.
Traducción: David Paradela.
Traducción: David Paradela.
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