Considerado
el mejor escritor actual de la literatura rumana, Mircea Cartarescu
(Buscarest, 1956) ya ha sido traducido a muchos idiomas y cuenta con
un merecido prestigio internacional que le ha llevado a figurar en
los últimos años como aspirante al Premio Nobel de Literatura, lo
que significaría ser el primer escritor rumano en conseguirlo.
Aunque comenzó como poeta, ha frecuentado todos los géneros,
también los diarios. Como narrador, faceta por la que es más
conocido, se han traducido en España algunas de sus mejores obras,
no siempre con buenas traducciones. La que le ha dado más fama ha
sido la colección de relatos Nostalgia,
que publicó en 1989, censurada, y
luego en 1994, ya después de la revolución rumana.
Impedimenta ha publicado esta obra y
también Lulú,
además de Las Bellas Extranjeras. En
Funambulista apareció el libro que le
dio proyección internacional, ¿Por qué
nos gustan las mujeres? y el primer
volumen de su magna obra Cegador,
de la que sólo se ha publicado el primer volumen. Las
Bellas Extranjeras fue publicado en
Rumanía en 2010.
Cartarescu
es un escritor muy sólido y original, con un estilo calificado como
posmoderno por su rechazo explícito en sus obras más literarias de
las técnicas realistas. En sus obras tienen cabida lo onírico, lo
experimental, lo surrealista, lo poético, pero, como novedad,
sustentado en el empleo de un estilo realista y manierista, cercano,
nada alambicado. Como él mismo ha confesado, se siente deudor de la
literatura de Kafka, Musil, Huysmans, Joyce, Sábato, Perec, Borges,
Cortázar...
Las
Bellas Extranjeras, lo último en
publicarse en España, está compuesto de tres relatos concebidos
como reportajes que tienen al autor como protagonista. Abandona aquí
Cartarescu la prosa onírica para contar, de manera realista, tres
episodios de su accidentada vida como escritor, primero en la Rumanía
de Ceaucescu -inmerso en “la locura política del comunismo rumano,
que en realidad era una forma de fascismo”- y luego, tras la
Revolución, en un país que, para el autor, vive un simulacro oscuro
y deprimente de democracia.
El más
sobresaliente de los tres relatos es el que lleva el mismo título
que el libro. En él, revive Cartarescu un viaje que un grupo de
escritores rumanos realizaron a Francia para participar durante dos
semanas en una serie de jornadas literarias por todo el país
centradas en la literatura rumana. Cartarescu no sólo cuenta la
kafkiana y a veces surrealista experiencia de esos días, sino que
frecuentemente se remonta al pasado para explicar más cosas de su
vida y de su relación con el resto de escritores rumanos invitados.
El autor tiene una habilidad especial para sacar partido cómico a
las situaciones que vive. Describe muy bien las conferencias, los
invitados, las comidas, las recepciones... En todos estos momentos,
el autor, convertido en protagonista, pone en liza una desternillante
prosa satírica. Se ríe especialmente de la manera de ser de los
franceses y de los tópicos que tienen sobre los rumanos y su
literatura, que Cartarescu explota con ironía para satisfacer a sus
anfitriones. El mismo tono desenfadado emplea también para analizar
su país y las constantes y enrevesadas luchas internas entre los
escritores.
Los
otros dos relatos se basan en anécdotas personales vividas por el
autor y que tienen que ver también con su actividad literaria.
Ántrax es
un relato que, en clave cómica, muestra aspectos de la vida
literaria rumana y de algunas instituciones policiales, que le sirven
de metáfora para describir la inutilidad del régimen rumano. En
plena obsesión con los ataques de ántrax que estaba sufriendo la
población estadounidense tras los atentados terroristas del 11-S,
Cartarescu recibe un misterioso sobre desde Copenhague, sin
remitente, que parece contener esos peligrosos y mortales polvos.
Decide llevar el sobre a la policía para que investiguen su
contenido. El relato, muy divertido, con un desenlace insólito,
cuenta la peripecia que viven Cartarescu y su mujer ante la policía.
Cierra
el libro El viaje del hambre,
relato que cuenta la esperpéntica expedición que realiza el autor a
una perdida localidad rumana para hablar sobre su poesía en un
centro cultural. Invitado por un amigo poeta, Cartarescu vive un
viaje accidentado, lleno de penurias, alimentado de hilarantes
anécdotas que protagonizan unos desvergonzados y pícaros
intelectuales locales. La experiencia es un fracaso absoluto en todos
los sentidos. La organización es nefasta; el coloquio, un monumental
fiasco; los anfitriones, una pandilla de descerebrados y pardillos
que incluyen incluso en su periplo la visita a una prostituta como
pago al poeta por su participación en el acto cultural... Todo
contado de manera muy divertida, con muchos golpes de humor.
Cartarescu se ha convertido en poco tiempo en España en un excelente
reclamo literario. Dentro de poco, la editorial Bartleby va a
publicar una antología de sus poesías, y no sería extraño que,
dada su entusiasta recepción, no pase mucho tiempo para que veamos
todos sus libros traducidos.
Las Bellas Extranjeras
Mircea
CartarescuImpedimenta. Madrid (2013)
254 págs. 19,95 €.
T.o.: Frumoasele Straine. Traducción: Marian Ochoa de Eribe.
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