Reúne este volumen las
crónicas y reportajes que sobre la fallida revolución de Asturias, en octubre
de 1934, escribieron tres escritores y periodistas de renombre en aquellos años:
Josep Pla (1897-1981) se había labrado un gran prestigio con sus artículos y crónicas
parlamentarias que publicaba en La Veu de
Catalunya y algunas biografías y libros de viajes –como el que escribió
sobre Rusia-; Manuel Chaves Nogales (1897-1944) que acudió a Asturias como
corresponsal del diario Ahora y quien
escasas dos semanas antes de que se produjesen estos hechos había publicado en
un libro los reportajes que escribió sobre el bailarín Juan Martínez, testigo
de la revolución rusa, anunciado en su periódico con
este reclamo: “Este libro tiene en estos momentos un extraordinario interés de
actualidad, porque dice claramente a los españoles cómo es una revolución
social”; por su parte, José Díaz Fernández (1898-1941) había escrito reportajes
y hasta un libro muy elogiado sobre la guerra de Marruecos, El blocao (1928), además de ser diputado
en las filas del partido de Manuel Azaña .
Como escribe Jordi Amat en el prólogo, “en octubre del 34
convergieron dinámicas de degradación internacionales, nacionales y regionales,
dinámicas de crisis económicas y políticas, partidistas y sindicales. Se
acumulaba la conflictividad social, en el campo y en la ciudad. Existía un
clima de tensión incontrolable, con violencia, en las calles”. A imitación de
la Revolución rusa, el 5 de octubre de 1934, y como colofón de la huelga
general convocada en toda España, apoyados por partidos políticos y sindicatos
de la izquierda, los “trabajadores” se levantaron en armas contra el gobierno
legítimamente constituido de la II República en Madrid, País Vasco, Cataluña y
Asturias. Por diferentes causas, sólo cuajó en Asturias, pues en Madrid, País
Vasco y Cataluña se reprimió rápidamente la subversión, no sin dejar un buen
número de muertos.
En
Asturias salió adelante por la fuerza que tenían los mineros, que tomaron el
protagonismo de las revueltas. También, por el apoyo que recibieron de los
sindicatos CNT y UGT, el Partido Comunista y, sobre todo, del Partido
Socialista, responsable principal de la revolución por la actuación de sus
políticos y dirigentes, por la propaganda demagógica que volcaron y por la
virulencia de sus medios de comunicación, de modo especial del periódico Avance que, como opina Pla, “realizó una
política de lo más pedestre, envenenó las cuestiones más vidriosas de los
pueblos, efectuó una tarea de insensatez y de destrucción que debe calificarse
de genial”. Concluye Pla que “ellos son los responsables, en gran parte, de la
situación moral del país asturiano”.
Los
mineros tomaron el control de ayuntamientos y cuarteles de las regiones mineras
con una escasa oposición que fue sofocada de manera contundente; luego se
trasladaron a Oviedo, donde proclamarían de manera general el estado libertario
a imitación de la Rusia comunista, como aireaban sus soflamas; contra ellos, ya
instalados en Oviedo, el Gobierno envío al ejército para sofocar la revolución.
En las dos semanas de “revolución” murieron en torno a las 1.500 personas,
2.000 fueron detenidas y hubo más de 30.000 prisioneros. Oviedo quedó
totalmente destrozada.
Cada uno contó aquellos sucesos con su estilo y desde su
perspectiva política. Por ejemplo, José Díaz Fernández, que publicó un año
después un reportaje novelado sobre estos hechos, Octubre rojo en Asturias, lo hace contando de manera narrativa y
desde dentro de los hechos el desarrollo de la revolución. Recomiendo, en el
caso de este autor, empezar por el “Epílogo”, que contiene un lúcido análisis
personal de la revolución y de sus principales promotores y cuáles fueron las
causas de su fracaso. Para Díaz Fernández, el resultado de las elecciones
celebradas en 1933 radicalizó las posturas de la izquierda, en especial del
Partido Socialista, hasta ese momento uno de los garantes de la II República y
de su consolidación y estabilidad. Para Díaz Fernández, “fue un enorme error de
los socialistas, que pasaban sin transición del colaboracionismo gubernamental
a la revolución clasista”. Como escribe Jordi Amat en el prólogo, desde la
izquierda “se asumía que el parlamentarismo estaba gangrenado y, para los
extremos que se iban retroalimentando, la solución pasaba por una toma no
democrática del poder”. Según Díaz Fernández, “la revolución ha fracasado
porque carecía del clima social propicio”.
Pla es de los primeros en viajar a Asturias, “un país
literalmente saturado de comunismo y socialismo”. “Hemos vivido en estos
últimos días –escribe- el movimiento subversivo más extenso y más profundo,
quizá, de nuestra historia contemporánea”. Pla advierte de que muchas
informaciones que se han publicado en la prensa son “indirectas y generalmente
inventadas” y que “no ha visto en ninguna parte el cúmulo de enormidades
totalmente inventadas por los diarios de Madrid”. Él se entrevistó con
revolucionarios y militares, viajó a Oviedo y a las aldeas mineras… “Después de
una investigación pormenorizada, puedo decir que el movimiento de Asturias es
un movimiento inicialmente socialista, desbordado primero por la Juventud
Socialista del mismo partido”. Lo peor sucedió en Oviedo, acontecimientos
terribles “que hacen palidecer los hechos más dramáticos ocurridos en la
historia política de todos los tiempos”.
Chaves Nogales también llegó pronto a Asturias y, como
Pla, recorrió los lugares revolucionarios ya en poder de los militares. Conoce
de cerca la magnitud de la barbarie cometida en Oviedo, también la extensión de
la propaganda soviética entre la juventud minera (propagadores de “la pesadilla
de la utópica revolución social”) y cuenta detalles de la actuación de los
mineros, de la rendición de los revolucionarios y de la estrategia militar del
general López Ochoa. Estos tres periodistas enlazan la gravedad de estos hechos
con el errático deambular de la II República, como describe en el prólogo Jordi
Amat.
Tres periodistas en la
revolución de Asturias
Manuel
Chaves Nogales, José Díaz Fernández, Josep Pla
Libros
del Asteroide. Barcelona (2017)
264
págs. 17,95 €.
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