jueves, 12 de octubre de 2017

“Oficio”, de Serguéi Dovlátov


Segunda novela que publica la editorial Fulgencio Pimentel de Serguéi Dovlátov (1941-1990), escritor ruso que está siendo redescubierto en Rusia, donde no consiguió publicar nada, y en Estados Unidos, donde vivió a partir de 1978, cuando se exilió.
Al igual que en Retiro –y en otras novelas publicadas con anterioridad como El compromiso, Los nuestros, La maleta y La extranjera-, la materia narrativa procede de la ajetreada y complicada vida personal y profesional del autor en la URSS y en Estados Unidos.
Oficio está compuesta de dos partes: la primera, El libro invisible, cuenta su vida como escritor en la URSS; la segunda, El periódico invisible, ya en Estados Unidos, relata su participación en un periódico para emigrados rusos.
“¿A quién pueden interesar las confidencias de un literato fracasado?”. Así comienza Dovlátov la narración de sus desgracias como escritor problemático en la URSS. Lo hace de una manera irónica, con mucho sentido del humor, sin recurrir, como él mismo dice, a la tragedia. De manera acelerada cuenta detalles de su formación académica y de sus primeros pasos como escritor. También de sus contactos con otros escritores que, como él, no aspiraban a someterse a la literatura oficial. Como escribe hablando de su participación en el denominado Grupo Ciudadanos: “Mis amigos eran adictos a las verdades claras. Hablábamos de libertad, de creación, de derecho a la información, de respeto por la dignidad humana. Nos dominaba el escepticismo con respecto al Estado”. Pero si en esos años no se contaba con las simpatías de ese Estado todopoderoso, resultaba muy difícil publicar, como va comprobando el autor, que es ninguneado por “los innumerables organismos, personalidades e instituciones”.
Sus escritos son sistemáticamente rechazados, aunque “el desprecio oficial se compensaba con una soberbia enfermiza”. En algunas redacciones le animan a que escriba sobre “la industria. Tú has trabajado en el boletín de una fábrica”. Reproduce algunos informes oficiales sobre cómo, hasta qué punto, el régimen soviético controlaba la literatura y a los escritores. Vetado en Leningrado, se traslada a Tallin para trabajar de periodista en el periódico “Juventud Estonia” (experiencia que se convirtió en el argumento de El compromiso). Allí le pasa absolutamente lo mismo: tras tres años, regresó a Leningrado. “Me iba con una hermosa aureola de perseguido político”.
La segunda parte transcurre en Nueva York, destino de su exilio en 1978. Con su habitual ironía, comenta cómo fueron sus inicios: “Mi vida en América comenzó en el mayor de los sosiegos. Como corresponde a un literato ruso, pasé unos seis meses tumbado en el sofá”. Dovlátov se codea con personas que proceden del exilio artístico: “somos gente con inclinaciones creativas” que salieron de la URSS “buscando libertad de creación”. Pero en Estados Unidos tampoco lo tienen fácil. Gracias a un patrocinador judío, ponen en marcha un periódico para emigrados rusos, El Nuevo Americano, en el que, a diferencia de los discursos habituales de este tipo de publicaciones para exiliados, se permitían las bromas, la ironía y la risa. El futuro, sin embargo, no parece muy claro pues a pesar del prestigio, las ventas y la publicidad, no consiguen despegar. A la vez, Dovlátov ve cómo sus relatos, avalados por Joseph Brodsky, con el que había coincidido en Leningrado, se publican en las mejores revistas norteamericanas.
            Oficio, con sus peculiaridades, puede servir también como las memorias literarias de Dovlátov en la URSS y en Estados Unidos. Su estilo elegante, ligero, rápido y satírico aleja sus historias y sus personajes, a menudo disparatadas y extravagantes, de la grandilocuencia de la tragedia rusa.


Oficio
Serguéi Dovlátov
Fulgencio Pimentel. Logroño (2017)
320 págs. 21,85 €.
T.o.: Remeslo: Povest’v dvukh chastyakh.
Traducción: Tania Mikhelson y Alfonso Martínez Galilea.

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