Libro que reúne diversas investigaciones sobre los viajes a la Rusia revolucionaria que realizaron diferentes intelectuales españoles y europeos. El interés que despertó la Revolución comunista fue inusitado en todo el mundo, capitalizando el interés político y económico y convirtiendo a Rusia en un mito político viviente que todo el mundo quería visitar. Esta “moda” la aprovecharon también las autoridades soviéticas, que utilizaron esta pasión viajera para potenciar el internacionalismo comunista y, además, como indiscutible vehículo de propaganda. Resultan muy interesantes estos relatos, que muestran en algunos casos una Rusia absolutamente idílica, aunque también otros viajeros sintieron que quizás estaban asistiendo a una obra de teatro y que lo que allí le mostraban, de manera controlada y teledirigida, escondía una realidad muy distinta. Lo que no cabe duda es de la importancia de estos viajes y de estas visitas, pues muchos volvieron consagrados a la causa o convertidos en escépticos de las posibilidades internacionalistas del comunismo. (De muchos de estros escritores hablo en uno de los capítulos de mi libro Cien años de literatura a la sombra del Gulag).
Este libro conecta, además, con algunos otros títulos publicados recientemente donde se recogen esos testimonios de manera completa, muy útiles para comprobar lo que estamos comentando: la capacidad de entusiasmo o la elaboración crítica de los logros del régimen.
Son muchos y variados los análisis que se ofrecen en este libro, que comienza con una introducción que explica de manera muy acertada el clima político de los años veinte y treinta, cuando se realizaron la mayoría de estos viajes: “Impacto de la Revolución Rusa en Occidente”. A continuación, otro capítulo que centra el tema del libro: “Rusia, foco de atracción para viajeros. Conocer en directo la experiencia”. Y luego vienen los autores elegidos, una larga lista que ofrece variedad de perspectivas y de intereses.
Hay muchos autores españoles: Manuel Chaves Nogales, Josep Pla, Sofía Casanova, Eugeni Xammar, Andreu Nin, Fernando de los Ríos, Julian Gorkin, Ángel Pestaña, Óscar Pérez Solís, Julio Álvarez del Vayo, Ferran Valls i Taberner, Rodolfo Llopis… Y también significativos testimonios de escritores e intelectuales europeos de la talla de Antonio Gramsci, Egor Erwin Kisch, Walter Benjamin y hasta del líder yugoslavo Josep Broz, Tito, que estuvo en Rusia en dos momentos, entre 1915 y 1920 y 1935-1938.
Unos son políticos, la mayoría de izquierdas; otros son periodistas que escribieron espléndidos reportajes, como los de Manuel Chaves Nogales y Josep Pla. En todos late ese interés por ver en directo qué estaba en realidad pasando. Unos, como decíamos, quedaron fascinados con la sutil propaganda; otros intuyeron la barbarie y represión que escondía un régimen que controlaba absolutamente todos los movimientos de sus ciudadanos.
Viajeros en el país de los sóviets
Josep Pich, David Martínez, Andreu Navarra y Josep Puigsech
Bellaterra. Barcelona (2019)
344 pág. 20 €.
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