Kenneth Cook es un
conocido escritor y periodista australiano, autor de diferentes
obras, aunque la que le dio más popularidad fueron los tres libros
de relatos humorísticos sobre la Australia profunda. Tras el éxito
de El koala asesino y El lagarto astronauta, aparece
ahora El canguro alcohólico.
Los
tres libros tienen parecidos ambientes y protagonistas y contienen
las disparatadas aventuras que el autor, aventurero a menudo a pesar
suyo, padece en el Outback, la Australia más desconocida y profunda,
plagada de personajes y animales extravagantes que ponen al autor en
serios aprietos.
El
tono del libro es directo y muy divertido y es el autor el encargado
de introducir de manera muy personal las anécdotas que va a contar,
en las que no se sabe qué es peor, si la inesperada actitud de los
animales o el extraño comportamiento de algunos de sus acompañantes
o los aborígenes con los que se encuentra, siempre dispuestos a
sacar dinero a los turistas y a los inexpertos viajeros que se han
perdido por aquellos parajes.
“La creencia de que en
Australia –escribe el autor en El koala asesino- no hay más
criaturas peligrosas que los cocodrilos, las serpientes y las arañas
está muy extendida. Es un error. También hay aborígenes y
camellos. Individualmente, son formidables. Combinados son poco menos
que letales”. Esta es la introducción a una de sus historias, en
las que en mitad del desierto se verá atrapado en una trampa muy
bien planeada por un pícaro aborigen.
Su impresión sobre
ciertos animales ha cambiado drásticamente después de vivir alguna
de estas aventuras. Es lo que le sucede con los koalas, con los que
tiene no precisamente una experiencia entrañable: “No me gustan
los koalas. Son unos bichos asquerosos, irascibles y estúpidos sin
un solo hueso amistoso en todo el cuerpo (...) Tienen mecanismos
defensivos repugnantes. Su piel está infestada de piojos. Su
semejanza con juguetes adorables es una engañifa abyecta. No son
dignos de elogio por ningún motivo”.
En El lagarto
astronauta, el segundo volumen de relatos, Cook vuelve a recorrer
estas tierras casi desiertas intentado encontrar amenas historias
protagonizadas por otros para luego escribirlas, aunque al final todo
se le vuelve en contra y se ve metido de lleno en unas desopilantes
aventuras contadas con un estilo muy desenfadado, buscando siempre el
lado hilarante de lo que le está pasando, casi siempre vinculado a
personajes que, por culpa del clima árido y unas condiciones de vida
complicadas, han multiplicado sus manías y rarezas.
Muchas
de sus observaciones sobre la vida en esas latitudes, los personajes
que se encuentra y la situaciones que vive son mordaces, como cuando
habla de su encuentro con algunos antropólogos en los desiertos
australianos: “No es sorprendente que de pronto aparezca un
antropólogo en la región más remota y seca del desierto de
Australia. Lo hacen sin parar. Se estima que en el Outback hay
más antropólogos estudiando a los aborígenes que aborígenes”.
El canguro alcohólico
es el tercer libro. Otra vez Cook tiene que enfrentarse a las
condiciones climatológicas de un territorio inhóspito para vivir
que se ha especializado en fabricar personajes a veces primitivos que
rozan la locura y la extravagancia, como “Codos Jones”, el
protagonista de Saben aquel que..., “un personaje que se
ganaba estupendamente la vida como luchador de pulsos en Birdsville
hasta que su sentido del humor lo arruinó”. O la obsesión por
cualquier animal que tiene el piloto Alex Robinson, con quien el
autor protagoniza un esperpéntico viaje en avioneta.. Tampoco los
animales son precisamente un dechado de idealismo y romanticismo. Así
comienza el relato que da título al volumen, El canguro
alcohólico: “Es probable que el origen de mi profundo temor
hacia todos los animales australianos resida en el hecho de que en la
infancia m relacionara con un canguro alcohólico”. Tampoco tiene
una imagen complaciente del avestruz. “El avestruz es un pájaro
malvado. Esta naturaleza maligna se deja entrever en sus ojos
pequeños, mezquinos y despiadados. Su única expresión es de asco y
desprecio hacia los seres vivos en general, y hacia mí en
particular. También es capaz de dar coces como los camellos y partir
piedras con el pico”.
Relatos, pues,
entretenidos, amenos, que ofrecen una imagen poco convencional de la
Australia profunda, de su fauna y de sus increíbles habitantes.
El canguro alcohólico
Kenneth CookSajalín. Barcelona (2013)
196 págs. 18 €.
T.o.: Frill-Necked Frenzy.
Traducción: Guido Sender Montes.
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