A los 93 años, acaba de fallecer uno de los críticos
literarios más influyentes de Alemania y de toda la cultura occidental. Como
homenaje, recupero una reseña que escribí en el año 2000, cuando Galaxia
Gutenberg/Círculo de Lectores publicó Mi vida,
su espléndida autobiografía.
Marcel Reich-Ranicki nació en la ciudad polaca de Wloclawek
en 1920, en el seno de una familia judía. A los pocos años, después de que su
padre se arruinase en los negocios, se trasladaron a vivir a Berlín. Por
expreso deseo de su madre no estudió en escuelas judías, sino que se educó
junto con el resto de los jóvenes alemanes. En Berlín tuvo lugar el nacimiento
de su vocación literaria, fraguada a través de las lecturas escolares
("nunca he leído tanto como en mis tiempos de instituto") y en su
temprana afición al teatro y a la música.
La llegada al poder del partido nacionalsocialista
trastocaría, sin embargo, sus futuros planes personales, pues poco a poco
"los judíos fueron excluidos sistemáticamente del pueblo alemán". En
1938 fue deportado a Varsovia. Allí comenzó a vivir los sucesos dramáticos que
derivaron en el holocausto judío, y del que Reich-Ranicki se salvó de milagro
junto con su mujer Tosia (a quien conoció en el gueto). Como traductor en el
Consejo Judío, institución encargada de gestionar y organizar la difícil vida
en el gueto de Varsovia, Reich-Ranicki asistió a los arbitrarios traslados a
los campos de concentración de Treblinka, donde murieron sus padres y un
hermano, y al acelerado proceso de degeneración nazi, que llevó a que
"cualquier alemán uniformado y armado podía hacer en Varsovia lo que
quisiera con un judío".
Junto con su mujer Tosia, consiguió evadirse y sobrevivir
en una situación límite. Tras la guerra, comienza a colaborar con el ejército
polaco y durante dos años estuvo en Londres desempeñando misiones de espionaje.
Su forzado regreso a Polonia a los 29 años supuso el fin de su carrera
política, ya que le acusaron de tibieza ideológica. Reich-Ranicki fue
encarcelado y posteriormente expulsado del partido comunista.
Es entonces cuando se inicia su dedicación profesional a la
literatura, que ejerce de manera autodidacta colaborando en editoriales y en
periódicos con reseñas sobre la literatura alemana contemporánea. Pero las
autoridades polacas vigilaban su trabajo y durante un año y medio le prohíben
publicar en la prensa.
En 1959 consigue abandonar Polonia para instalarse en
Alemania Federal, y después de años difíciles y de mucho trabajo se convierte
en uno de los críticos literarios más prestigiosos, primero en Die Welt, posteriormente y durante
catorce años en Die Zeit, y, por
último, desde 1973, en el Frankfurter
Allgemeine Zeitung, donde desempeñó durante quince años el puesto de
director de la sección literaria a la vez que publicó numerosos libros de
crítica literaria y sobre la literatura alemana. Desde 1987 es el director del
programa televisivo El cuarteto literario.
A lo largo del libro son continuas las referencias a la
cultura, la literatura y a los escritores (quienes, a veces por sus drásticas
opiniones o por su manifiesta imparcialidad, le consideran un "verdugo
literario"). También son muy valiosas sus opiniones sobre las cicatrices
históricas de la Alemania nazi, los principales escritores de la literatura
alemana contemporánea y el papel que debe ejercer la crítica literaria en la
sociedad.
Aunque Reich-Ranicki procede de una familia judía, el
judaísmo nunca le ha llegado a interesar ni como problema ni como religión. Se
define como ateo, y eso se nota en el modo de afrontar existencialmente algunos
sucesos dramáticos, a la hora de relatar algunas experiencias sexuales y hasta
en su cosmovisión de la literatura.
Mi
vida es un sentido homenaje a la grandeza de la literatura, "mi
sentimiento vital". Y también es una apasionante reflexión sobre las
virtudes y defectos del pueblo alemán: "Si tuviera que resumir con dos
nombres lo que entiendo por alemanidad en nuestro siglo, respondería sin dudar:
desde mi punto de vista, Alemania es Adolf Hitler y Thomas Mann. Esos dos
nombres siguen simbolizando las dos caras, las dos posibilidades de lo alemán.
Y tendría consecuencias devastadoras que Alemania quisiera olvidar o arrinconar
una de ambas posibilidades".
Mi
vida
Marcel Reich-Ranicki
Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores.
Barcelona (2000)
534 págs. Traducción: José Luis Gil Aristu.
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