Abogado
de profesión, la primera novela de Ulises Bértolo (1967) es un derroche de
imaginación y fantasía en la que se dan cita la música, la historia, una
sociedad secreta de raíces pitagóricas y las ansias de inmortalidad. El autor
ha acertado a construir con estas piezas un puzzle interesante, con un
ingenioso y atrevido argumento que engancha, a pesar de recurrir a algunos
ingredientes y escenas tópicas y a que, en ocasiones, se nota la falta de
pericia del autor para resolver algunas cuestiones técnicas y narrativas.
El resultado de La
sustancia invisible de los sueños es satisfactorio, una trepidante novela
de aventuras, sobre todo en su parte final, donde los protagonistas tienen que
revelar el misterio que esconde un mensaje cifrado y que se supone contiene una
inquietante y peligrosa clave de la que depende el futuro de la humanidad. A la
vez, el autor, con buenas dosis de documentación, acierta a la hora de
describir el mundo de la música, con la aparición de creadores e intérpretes
reales (como Franz Listz, que tiene su peso en el desarrollo de la trama),
junto con otros personajes que son fruto de la imaginación del autor pero que
responden muy bien a los diferentes momentos históricos en los que transcurre
la novela, en el París actual, en un Monasterio gallego -el de Oseira, en Orense,
muy bien recreado por el autor- y en el París anterior a 1889, en plena
ebullición artística y musical.
El protagonista es Ignacio Pascal,
hijo de unos emigrantes gallegos que nunca regresaron a su tierra. En París, Ignacio trabaja como profesor titular del Departamento de Historia de la Música
de La Sorbona y se encuentra en plena crisis existencial, pues hace
pocos meses ha perdido a su mujer en un accidente de tráfico. Ahora, vive
sumergido en su trabajo y con muchos remordimientos de conciencia sobre su vida
matrimonial.
Un día, como por casualidad descubre
en una de sus investigaciones una referencia al músico francés Jean Vanier, un
niño prodigio de la música que, sin embargo, ya adulto, desapareció en un momento
dado sin dejar rastro, aunque las escasas referencias que se tienen de él le
citan como un auténtico genio de la música. Nada se conserva de Vanier, ni
siquiera una partitura, aunque se sabe que las escribió. Atrapado por esta
historia, Ignacio se entrega en cuerpo y alma a esa investigación con el fin de
descubrir qué es lo que ha pasado con este frustrado compositor y cuál ha sido
su destino. Para ello, cuenta con la ayuda de una alumna, Davinia Laforet,
quien, como Ignacio, se entrega compulsivamente a las investigaciones. Tirando
de algunos hilos, empiezan a dar con algunas vías de investigación. En
concreto, descubren el paradero de uno de los íntimos amigos de Jean Vanier, el
también músico Marcel Gerard, aunque apenas les da noticias de su paradero.
Pero ni Ignacio ni Davinia se rinden y sus pesquisas empiezan a dar resultado.
La parte central de la novela está
dedicada al encuentro que tienen en el Monasterio gallego de Oseira el propio
Ignacio y Jean Vanier, quien se recluyó allí hace ya bastantes décadas y vive
en el anonimato y la soledad. Jean le cuenta su historia a Ignacio, una
historia aparentemente inverosímil, pues relata cómo Jean Vanier, en un momento
determinado de su vida, cuando se encontraba componiendo algunas de sus
creaciones, sumergido en un estado casi de éxtasis musical, ve cómo se traslada
a otro tiempo, al París de finales del siglo XIX, donde conoce al músico y
fabricante de pianos Henri Herz, quien presenta a Vanier al genial músico Franz
Listz y a Marie Trautmann, también compositora, otro de los grandes personajes
de esta novela, y por la que Vanier, desde el primer momento siente una
arrebatadora pasión. Cuando Vanier acaba de contarle su vida a Ignacio, éste
intuye que detrás se esconde un peligroso secreto cuya relevancia va mucho más
allá del mundo de la música.
Y es entonces cuando empieza el thriller futurista, científico y
policiaco. Ignacio y Davinia son perseguidos por una sociedad secreta que parte
de Pitágoras y que extiende sus tentáculos hasta el presente más actual.
Persecuciones, secuestros, accidentes, muertes… todo ello para preparar un
ingenioso final que el autor resuelve con pericia, y eso que no lo tenía fácil.
La evolución del argumento es muy
verosímil, lo mismo que los ingredientes que aparecen, aunque haya algunas
exageraciones. La estructura chirría en alguna ocasión, pues ensamblar tantos
temas, personajes y situaciones tiene su complicación. Pero la novela, si se
admiten sus presupuestos en la órbita del best-seller, se lee con ganas, pues el ritmo de la novela y el interés no decaen.
A garantizar su solidez contribuyen los ingredientes históricos y musicales.
La
sustancia invisible de los cielos
Ulises Bértolo
Espasa. Barcelona (2015)
328 págs.
19.90 €. (papel). 9,99 €. (digital).
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