Juan
Marsé (Barcelona, 1933) es una de las voces más destacadas de la literatura
española contemporánea. Ganador del Premio Cervantes y del Juan Rulfo, entre
otros, con un realismo heterodoxo, Marsé ha dado forma a un reconocible
territorio narrativo asentado en la posguerra española y que transcurre en
algunos barrios populares de su Barcelona natal.
Josep Maria Cuenca ha dedicado unos cuantos
años a esta exhaustiva y completa biografía, para la que ha contado con la
colaboración del propio autor, que ha puesto a su disposición su archivo
personal y textos inéditos, además de las numerosas conversaciones y entrevistas
que ha mantenido con Marsé, con otros miembros de su familia y con muchos
amigos. Más que una biografía sentimental o intimista, más dada a posibles interpretaciones
y ambigüedades, Cuenca ha optado por una biografía en la que queda bien claro, desde
el punto de vista cronológico, qué es lo que ha hecho el autor de Últimas tardes con Teresa. “Mi intención
al escribir este libro –escribe Cuenca en el prólogo- ha sido ofrecer un relato
cronológicamente completo de la vida y la obra de Juan Marsé, es decir, contar
en términos generales lo vivido y lo escrito por el hombre y el novelista
teniendo en cuenta, obviamente, sus circunstancias personales y el contexto
social de cada momento abordado”. La biografía permite conocer con mayor
profundidad su mundo narrativo y ayuda a desvelar también las concretas
conexiones que existen entre la vida del autor catalán y su literatura. De
hecho, sus propias vivencias, su memoria personal, la manera que tiene de novelar
su pasado es una de las claves de su literatura.
Marsé nace en 1933 en Barcelona. Su
madre muere a las pocas semanas de nacer y su padre biológico se lo entrega a
la familia Marsé Carbó como hijo adoptado. Su madre, personaje destacado en su
biografía, es la que saca adelante a la familia, pues su padre, independentista
radical, se vio envuelto en numerosos conflictos políticos en unos años muy
convulsos. Marsé pasó la Guerra Civil con sus abuelos en las localidades de Sant
Jaume dels Domenys y L’Arboc, en el Baix Penedès, y hasta bien finalizada la
Guerra, en 1943, no se estableció con sus padres, y sus otros dos hermanos, en
la capital, precisamente en el barrio de La Salud, en el distrito de Gracia,
habitual escenario de su narrativa. Fue a la escuela pocos años, de 1943 a
1946, y a los trece años ingresa como aprendiz en un taller de joyería, en el
que permaneció hasta que comenzó a dedicarse más intensamente a la literatura
tras su regreso de París. A la vez, Marsé cultiva una formación autodidacta que
le convierte en un lector compulsivo (siempre ha destacado el valor que tuvo en
su formación como escritor la lectura de
Stevenson, Dickens, Hemingway, El Coyote y
la literatura popular) y en un gran aficionado al cine, pasión que el autor
también ha señalado como la clave de su posterior dedicación a la escritura. Aunque
Marsé hablaba y habla el catalán en casa, escribe en castellano porque, como
confiesa el autor, su aprendizaje literario y cinéfilo fue totalmente en castellano.
La decisión de escribir en castellano en Cataluña le ha ocasionado algunos
problemas políticos, que se mencionan en esta biografía.
Sorprende su precocidad literaria (ya a los veinte años, cuando
hizo el servicio militar, en algunas cartas se plantea problemas literarios que
definen muy bien toda su literatura), su fuerza de voluntad, sus ganas de
aprender y su intensa dedicación a la literatura desde su juventud. Gracias a
la amistad epistolar que tuvo con Paulina Crusat, novelista catalana,
traductora y crítica, residente en Sevilla, sus primeros pasos literarios
fueron acertados, a pesar de la poca paciencia que mostraba el autor. Ella, que
colaboraba en la revista Ínsula, le
dio acertados consejos literarios, consiguió que publicara allí su primer
relato y también le recomendó que enviara su primera novela, Encerrados con un solo juguete, al
Premio Biblioteca Breve de 1960 que convocaba la editorial Seix Barral, donde
al final se publicó la novela y permitió a Marsé relacionarse con el editor
Carlos Barral y con su círculo de amistades, la mayoría protagonistas de la
vida cultural catalana como Jaime Gil de Biedma, José María Castellet, Jaime
Salinas, Gabriel Ferrater, Juan García Hortelano, Salvador Clotas… Marsé hizo
mucha amistad con todos ellos, especialmente con Barral y Gil de Biedma, y años
después con el grupo de escritores, editores, artistas e intelectuales que
formaron parte de ese nebuloso y conspicuo grupo que se reunía en torno a la boîte Bocaccio y que algunos calificaron
como gauche divine y otros irónicamente
como “pijos frívolos”.
Un año clave en su carrera literaria
es 1965, cuando obtiene el premio Biblioteca Breve con su tercera novela, Últimas tardes con Teresa, una de las
que le ha dado mayor prestigio y popularidad. El libro describe muy bien cómo
fueron las votaciones, quiénes apostaron por la novela de Marsé y los problemas
que tuvo posteriormente con algunos miembros del jurado –por ejemplo, con Juan
Goytisolo- que era partidario de que ganase el premio una novela del argentino
Manuel Puig. El resultado final, tras arduas maniobras y deliberaciones,
provocó un distanciamiento que se fue agravando con el paso de los años. El
libro habla también de otros premios literarios que consiguió el autor –el
Planeta, el Ateneo de Sevilla…-, que siempre los consideró una fuente de
ingresos económicos y como una estrategia que poco tiene que ver con la
literatura. En este sentido, sorprende sin embargo que años después se prestase
a ser miembro del Jurado del Planeta después de la muerte de otro de sus
grandes amigos, Manuel Vázquez Montalbán, en 2004, y que dimitiese al año
siguiente escandalizado por el funcionamiento interno de un premio del que,
precisamente, el propio autor se había beneficiado sin protestar. Son muy
jugosas sus revelaciones sobre las deliberaciones y decisiones del Jurado de
este famoso y comercial Premio Literario.
Son muchos los hechos que se cuentan
en este libro, como su viaje a París a principios de los 60 y su contacto en la
capital francesa con los intelectuales del Partido Comunista que promovieron la
editorial Ruedo Ibérico. En esos años, Marsé, que nunca ha ocultado su
antifranquismo militante y su filiación izquierdista, militó en el Partido
Comunista, aunque lo abandonó poco después de su regreso a España. Cuenca
detalla también su oposición a la Cataluña nacionalista de Pujol, convertido en
blanco de sus muchas críticas políticas, y su constante y tópico
anticlericalismo, que inunda la mayoría de sus novelas. Se explican con detalle
sus polémicas con Baltasar Porcel, Francisco Umbral y con el director de cine
Fernando Trueba y el productor Andrés Vicente Gómez a raíz de la película sobre
su novela El embrujo de Shanghai.
El libro realiza esclarecedoras incursiones en sus orígenes
familiares, muestra su absorbente y continuada pasión por el cine (es autor de
numerosos guiones), enumera sus trabajos ocasionales, su continuada amistad con
Ángel González y Joan de Sagarra, describe sus numerosas colaboraciones
periodísticas (de manera especial en la revista Por favor, donde escribió de 1974 a 1978), rescata enjundiosas
cartas (destaco su prolongado epistolario con Paulina Crusat y la
correspondencia que mantuvo con Víctor Erice), se rescatan textos inéditos
(como su Viaje al sur, sobre
Andalucía, que escribió a mediados de los 60 para Ruedo Ibérico y que no se
publicó), sale también su espinosa y curiosa relación con la censura
franquista. En la biografía tienen mucho peso sus amigos, la mayoría compañeros
de inquietudes literarias, culturales y políticas de los años 60.
En la mayoría de las biografías y
artículos sobre el escritor, también en ésta, se presenta a Marsé como un
escritor independiente, alejado de un mundo literario al que desprecia y que le
ha dado una imagen de persona siempre arisca, mordaz e insatisfecha. Sin
embargo, su biografía vemos que está jalonada de calculados movimientos -suyos,
de sus amigos o de su agente Carmen Balcells- para que sus novelas apareciesen
en las editoriales más de moda y consiguiesen los premios literarios más
suculentos, que no rechazó. Las amistades que forjó en sus inicios literarios
le abrieron también muchas puertas, que el autor bien aprovechó.
Lo mejor de esta biografía, muy
trabajada, con muchísima información, es el análisis que se hace de los libros
de Marsé y de su concepción de la literatura. Cuenca aporta luces para valorar
más y mejor algunas de sus novelas más logradas (Últimas tardes con Teresa, Si
te dicen que caí, Ronda del Guinardó,
El embrujo de Shanghai, Rabos de lagartija…), situadas en un
personalísimo realismo que el autor siempre alejó de los estrechos límites del
realismo social y político en el que cayeron muchos de sus contemporáneos.
Marsé ha sabido combinar memoria personal, literatura testimonial, crítica
social, pesimismo existencial, descarnado sensualismo y una nostalgia lírica con
unos personajes principales y secundarios de carne y hueso y un estilo
sustentado en imágenes muy visuales ceñido a unos lugares concretos de Barcelona,
casi siempre los mismos, en donde en plena posguerra transcurrió la infancia y juventud
del autor.
Mientras
llega la felicidad. Una biografía de Juan Marsé
Josep Maria Cuenca
Anagrama. Barcelona (2015)
752 págs. 29,90 €. (papel) 15,99 €.
(digital).
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