miércoles, 1 de abril de 2015

“Mientras llega la felicidad. Una biografía de Juan Marsé”, de Josep Maria Cuenca



Juan Marsé (Barcelona, 1933) es una de las voces más destacadas de la literatura española contemporánea. Ganador del Premio Cervantes y del Juan Rulfo, entre otros, con un realismo heterodoxo, Marsé ha dado forma a un reconocible territorio narrativo asentado en la posguerra española y que transcurre en algunos barrios populares de su Barcelona natal.


            Josep Maria Cuenca ha dedicado unos cuantos años a esta exhaustiva y completa biografía, para la que ha contado con la colaboración del propio autor, que ha puesto a su disposición su archivo personal y textos inéditos, además de las numerosas conversaciones y entrevistas que ha mantenido con Marsé, con otros miembros de su familia y con muchos amigos. Más que una biografía sentimental o intimista, más dada a posibles interpretaciones y ambigüedades, Cuenca ha optado por una biografía en la que queda bien claro, desde el punto de vista cronológico, qué es lo que ha hecho el autor de Últimas tardes con Teresa. “Mi intención al escribir este libro –escribe Cuenca en el prólogo- ha sido ofrecer un relato cronológicamente completo de la vida y la obra de Juan Marsé, es decir, contar en términos generales lo vivido y lo escrito por el hombre y el novelista teniendo en cuenta, obviamente, sus circunstancias personales y el contexto social de cada momento abordado”. La biografía permite conocer con mayor profundidad su mundo narrativo y ayuda a desvelar también las concretas conexiones que existen entre la vida del autor catalán y su literatura. De hecho, sus propias vivencias, su memoria personal, la manera que tiene de novelar su pasado es una de las claves de su literatura.
            Marsé nace en 1933 en Barcelona. Su madre muere a las pocas semanas de nacer y su padre biológico se lo entrega a la familia Marsé Carbó como hijo adoptado. Su madre, personaje destacado en su biografía, es la que saca adelante a la familia, pues su padre, independentista radical, se vio envuelto en numerosos conflictos políticos en unos años muy convulsos. Marsé pasó la Guerra Civil con sus abuelos en las localidades de Sant Jaume dels Domenys y L’Arboc, en el Baix Penedès, y hasta bien finalizada la Guerra, en 1943, no se estableció con sus padres, y sus otros dos hermanos, en la capital, precisamente en el barrio de La Salud, en el distrito de Gracia, habitual escenario de su narrativa. Fue a la escuela pocos años, de 1943 a 1946, y a los trece años ingresa como aprendiz en un taller de joyería, en el que permaneció hasta que comenzó a dedicarse más intensamente a la literatura tras su regreso de París. A la vez, Marsé cultiva una formación autodidacta que le convierte en un lector compulsivo (siempre ha destacado el valor que tuvo en su formación  como escritor la lectura de Stevenson, Dickens, Hemingway, El Coyote y la literatura popular) y en un gran aficionado al cine, pasión que el autor también ha señalado como la clave de su posterior dedicación a la escritura. Aunque Marsé hablaba y habla el catalán en casa, escribe en castellano porque, como confiesa el autor, su aprendizaje literario y cinéfilo fue totalmente en castellano. La decisión de escribir en castellano en Cataluña le ha ocasionado algunos problemas políticos, que se mencionan en esta biografía.
Sorprende su precocidad literaria (ya a los veinte años, cuando hizo el servicio militar, en algunas cartas se plantea problemas literarios que definen muy bien toda su literatura), su fuerza de voluntad, sus ganas de aprender y su intensa dedicación a la literatura desde su juventud. Gracias a la amistad epistolar que tuvo con Paulina Crusat, novelista catalana, traductora y crítica, residente en Sevilla, sus primeros pasos literarios fueron acertados, a pesar de la poca paciencia que mostraba el autor. Ella, que colaboraba en la revista Ínsula, le dio acertados consejos literarios, consiguió que publicara allí su primer relato y también le recomendó que enviara su primera novela, Encerrados con un solo juguete, al Premio Biblioteca Breve de 1960 que convocaba la editorial Seix Barral, donde al final se publicó la novela y permitió a Marsé relacionarse con el editor Carlos Barral y con su círculo de amistades, la mayoría protagonistas de la vida cultural catalana como Jaime Gil de Biedma, José María Castellet, Jaime Salinas, Gabriel Ferrater, Juan García Hortelano, Salvador Clotas… Marsé hizo mucha amistad con todos ellos, especialmente con Barral y Gil de Biedma, y años después con el grupo de escritores, editores, artistas e intelectuales que formaron parte de ese nebuloso y conspicuo grupo que se reunía en torno a la boîte Bocaccio y que algunos calificaron como gauche divine y otros irónicamente como “pijos frívolos”.
            Un año clave en su carrera literaria es 1965, cuando obtiene el premio Biblioteca Breve con su tercera novela, Últimas tardes con Teresa, una de las que le ha dado mayor prestigio y popularidad. El libro describe muy bien cómo fueron las votaciones, quiénes apostaron por la novela de Marsé y los problemas que tuvo posteriormente con algunos miembros del jurado –por ejemplo, con Juan Goytisolo- que era partidario de que ganase el premio una novela del argentino Manuel Puig. El resultado final, tras arduas maniobras y deliberaciones, provocó un distanciamiento que se fue agravando con el paso de los años. El libro habla también de otros premios literarios que consiguió el autor –el Planeta, el Ateneo de Sevilla…-, que siempre los consideró una fuente de ingresos económicos y como una estrategia que poco tiene que ver con la literatura. En este sentido, sorprende sin embargo que años después se prestase a ser miembro del Jurado del Planeta después de la muerte de otro de sus grandes amigos, Manuel Vázquez Montalbán, en 2004, y que dimitiese al año siguiente escandalizado por el funcionamiento interno de un premio del que, precisamente, el propio autor se había beneficiado sin protestar. Son muy jugosas sus revelaciones sobre las deliberaciones y decisiones del Jurado de este famoso y comercial Premio Literario.


            Son muchos los hechos que se cuentan en este libro, como su viaje a París a principios de los 60 y su contacto en la capital francesa con los intelectuales del Partido Comunista que promovieron la editorial Ruedo Ibérico. En esos años, Marsé, que nunca ha ocultado su antifranquismo militante y su filiación izquierdista, militó en el Partido Comunista, aunque lo abandonó poco después de su regreso a España. Cuenca detalla también su oposición a la Cataluña nacionalista de Pujol, convertido en blanco de sus muchas críticas políticas, y su constante y tópico anticlericalismo, que inunda la mayoría de sus novelas. Se explican con detalle sus polémicas con Baltasar Porcel, Francisco Umbral y con el director de cine Fernando Trueba y el productor Andrés Vicente Gómez a raíz de la película sobre su novela El embrujo de Shanghai.
El libro realiza esclarecedoras incursiones en sus orígenes familiares, muestra su absorbente y continuada pasión por el cine (es autor de numerosos guiones), enumera sus trabajos ocasionales, su continuada amistad con Ángel González y Joan de Sagarra, describe sus numerosas colaboraciones periodísticas (de manera especial en la revista Por favor, donde escribió de 1974 a 1978), rescata enjundiosas cartas (destaco su prolongado epistolario con Paulina Crusat y la correspondencia que mantuvo con Víctor Erice), se rescatan textos inéditos (como su Viaje al sur, sobre Andalucía, que escribió a mediados de los 60 para Ruedo Ibérico y que no se publicó), sale también su espinosa y curiosa relación con la censura franquista. En la biografía tienen mucho peso sus amigos, la mayoría compañeros de inquietudes literarias, culturales y políticas de los años 60.


            En la mayoría de las biografías y artículos sobre el escritor, también en ésta, se presenta a Marsé como un escritor independiente, alejado de un mundo literario al que desprecia y que le ha dado una imagen de persona siempre arisca, mordaz e insatisfecha. Sin embargo, su biografía vemos que está jalonada de calculados movimientos -suyos, de sus amigos o de su agente Carmen Balcells- para que sus novelas apareciesen en las editoriales más de moda y consiguiesen los premios literarios más suculentos, que no rechazó. Las amistades que forjó en sus inicios literarios le abrieron también muchas puertas, que el autor bien aprovechó.
            Lo mejor de esta biografía, muy trabajada, con muchísima información, es el análisis que se hace de los libros de Marsé y de su concepción de la literatura. Cuenca aporta luces para valorar más y mejor algunas de sus novelas más logradas (Últimas tardes con Teresa, Si te dicen que caí, Ronda del Guinardó, El embrujo de Shanghai, Rabos de lagartija…), situadas en un personalísimo realismo que el autor siempre alejó de los estrechos límites del realismo social y político en el que cayeron muchos de sus contemporáneos. Marsé ha sabido combinar memoria personal, literatura testimonial, crítica social, pesimismo existencial, descarnado sensualismo y una nostalgia lírica con unos personajes principales y secundarios de carne y hueso y un estilo sustentado en imágenes muy visuales ceñido a unos lugares concretos de Barcelona, casi siempre los mismos, en donde en plena posguerra transcurrió la infancia y juventud del autor.
  

Mientras llega la felicidad. Una biografía de Juan Marsé
Josep Maria Cuenca
Anagrama. Barcelona (2015)
752 págs. 29,90 €. (papel) 15,99 €. (digital).

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