“Es asombroso todo lo que se
puede llegar a saber de una persona de la que en el fondo no se sabe nada,
porque nunca dijo lo que más habría importado que dijera”, escribe Antonio
Muñoz Molina (1956) en las primeras páginas de este libro que, en principio, se
basa en la vida de James Earl Ray, el asesino el 4 de abril de 1968 de Martín
Luther King. Tras cometer el asesinato, unos días después, ahora con el nombre
de Eric Starvo Galt, viajó desde Canadá a Londres y de Londres a Lisboa. En la
capital lusa pasó diez días, del 8 al 17 de mayo. Luego regresó de nuevo a
Londres, donde fue detenido.
Mucho
se sabe sobre la vida tanto de James Earl como de la de Martín Luther King. La
investigación llevada a cabo para descubrir a James Earl está disponible en
Internet en los archivos del FBI. “Basta teclear unos segundos en el portátil
–leemos en la novela- para internarse en los archivos donde se conserva el
testimonio de casi todas las cosas que hizo, los lugares donde estuvo, los
delitos que cometió, las cárceles en las que cumplió condena, hasta los nombres
de mujeres con las que pasó una noche, o con las que tomó algo en la barra de
un bar”. Toda esta información, exuberante, es la base de este relato real
sobre la vida de este fugitivo que disparó contra Martín Luther King en
Memphis.
Muñoz Molina
se centra de manera muy especial en los diez días que pasó en Lisboa,
reconstruyendo su vida en el hotel Portugal donde estuvo alojado, los
recorridos que hizo por la ciudad, las gestiones que realizó en diferentes
organismos, los intentos de robo, las constantes visitas a locales frecuentados
por prostitutas, los libros y periódicos que leyó, los planes de futuro que se
hizo de viajar como mercenario a Rhodesia, Angola, Biafra... Con frecuentes
incursiones también en su pasado para explicar el presente, se cuentan los
preparativos del asesinato, las ciudades que visitó, las gestiones que hizo,
las personas con las que se encontró... Muñoz Molina pone orden a toda esta
información y recrea con gran calidad y con un meritorio trabajo literario el
mundo de James Earl Ray, su carácter y sus pasiones, manías, obsesiones...
Pero
lo relacionado con este asesinato es solo una parte de la novela. En capítulos
alternos, Muñoz Molina habla de la vida del fugitivo y, también, de su propia
vida como escritor, centrándose en su relación con Lisboa. En concreto, revive
el autor granadino el viaje que realizó a Lisboa a comienzos de 1987 cuando se
encontraba en pleno proceso de escritura de su novela El invierno en Lisboa,
cuando era un autor desconocido que solo había publicado algunos artículos en
la prensa. Al mes de ser padre por segunda vez, pidió unos días de permiso en
su trabajo como funcionario en el Ayuntamiento de Granada y viajó hasta Lisboa
para conocer in situ el lugar donde ambientó algunos pasajes de una
novela que sería un éxito y que cambiaría de manera radical su vida, pues pocos
años después el autor era ya una referencia literaria y uno de los escritores
de más reconocido prestigio en España.
Cuenta Muñoz
Molina de las vicisitudes personales que le llevaron a emprender este viaje, su
solitaria y decadente vida como escritor, su tópica y cinematográfica
concepción de la literatura. Estas páginas contienen reflexiones muy
interesantes sobre lo que, para él, era la literatura en aquellos años, donde
eran muy evidentes la influencia de la novela policiaca clásica y del mundo del
jazz: “Para mí, la ficción tenía que ver con lo imaginario y lo soñado, con lo
deseado que podía alcanzarse”; “escribir era envolver a las personas y a los
lugares, en un celofán de belleza ilusoria, situarlos enaltecidos en una
geografía fantástica”. Más tarde habría un cambio drástico en su concepción de
la literatura, que se plasmó en su novela El jinete polaco (1991), donde
ya la literatura no es “un refugio contra la realidad”.
Pero
todavía hay una tercera parte más en este libro, la del presente del autor, que
viaja a Lisboa para investigar sobre los hechos que cuenta en esta novela; en
ese viaje vuelve a encontrarse no sólo con la Lisboa que conoció sino con su
propia vida de entonces. Mucho han cambiado las cosas en su vida personal.
Ahora viaja con su nueva mujer, la escritora Elvira Lindo, y en Lisboa se
reencuentra con uno de los tres hijos de su anterior matrimonio. En esta parte
habla también del proceso de escritura de esta novela, “que se ha ido haciendo
sola con la riqueza ilimitada de lo real y con los espacios en blanco que no
siento ninguna tentación de rellenar”. Estas páginas, las que hablan de su
mujer y de sus hijos, son, quizás, las más insustanciales, con reflexiones y
comentarios que se nos antojan en ocasiones hasta cursis.
La
novela es muy original en su estructura y desarrollo, con la presencia de la
realidad en una parte y de lo biográfico en otra. Muñoz Molina despliega toda
la información que posee sobre el caso del asesinato de Martín Luther King,
haciéndola muy interesante, aunque puede que haya un exceso de delectación estilística,
que va en un camino contrario a cómo a él le gustaría escribir, “de la misma
manera despojada en que cuenta un fotógrafo (...), suprimiendo todo tipo de
detalles argumentales, yendo a la médula”. Al contrario, en Como la sombra
que se va hay momentos en que la sobredosis de detalles puede acabar
asfixiando la narración y a los lectores. Y en las tres partes, como un
ingrediente fundamental, ocupa un lugar muy especial Lisboa: “voy escribiendo
una novela al mismo tiempo que descubro una ciudad”.
Como la sombra que se va
Antonio Muñoz Molina
Seix Barral. Barcelona (2014)
536 págs. 21,90 €.
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