lunes, 22 de diciembre de 2014

“Como la sombra que se va”, de Antonio Muñoz Molina


“Es asombroso todo lo que se puede llegar a saber de una persona de la que en el fondo no se sabe nada, porque nunca dijo lo que más habría importado que dijera”, escribe Antonio Muñoz Molina (1956) en las primeras páginas de este libro que, en principio, se basa en la vida de James Earl Ray, el asesino el 4 de abril de 1968 de Martín Luther King. Tras cometer el asesinato, unos días después, ahora con el nombre de Eric Starvo Galt, viajó desde Canadá a Londres y de Londres a Lisboa. En la capital lusa pasó diez días, del 8 al 17 de mayo. Luego regresó de nuevo a Londres, donde fue detenido.
            Mucho se sabe sobre la vida tanto de James Earl como de la de Martín Luther King. La investigación llevada a cabo para descubrir a James Earl está disponible en Internet en los archivos del FBI. “Basta teclear unos segundos en el portátil –leemos en la novela- para internarse en los archivos donde se conserva el testimonio de casi todas las cosas que hizo, los lugares donde estuvo, los delitos que cometió, las cárceles en las que cumplió condena, hasta los nombres de mujeres con las que pasó una noche, o con las que tomó algo en la barra de un bar”. Toda esta información, exuberante, es la base de este relato real sobre la vida de este fugitivo que disparó contra Martín Luther King en Memphis.
Muñoz Molina se centra de manera muy especial en los diez días que pasó en Lisboa, reconstruyendo su vida en el hotel Portugal donde estuvo alojado, los recorridos que hizo por la ciudad, las gestiones que realizó en diferentes organismos, los intentos de robo, las constantes visitas a locales frecuentados por prostitutas, los libros y periódicos que leyó, los planes de futuro que se hizo de viajar como mercenario a Rhodesia, Angola, Biafra... Con frecuentes incursiones también en su pasado para explicar el presente, se cuentan los preparativos del asesinato, las ciudades que visitó, las gestiones que hizo, las personas con las que se encontró... Muñoz Molina pone orden a toda esta información y recrea con gran calidad y con un meritorio trabajo literario el mundo de James Earl Ray, su carácter y sus pasiones, manías, obsesiones...
            Pero lo relacionado con este asesinato es solo una parte de la novela. En capítulos alternos, Muñoz Molina habla de la vida del fugitivo y, también, de su propia vida como escritor, centrándose en su relación con Lisboa. En concreto, revive el autor granadino el viaje que realizó a Lisboa a comienzos de 1987 cuando se encontraba en pleno proceso de escritura de su novela El invierno en Lisboa, cuando era un autor desconocido que solo había publicado algunos artículos en la prensa. Al mes de ser padre por segunda vez, pidió unos días de permiso en su trabajo como funcionario en el Ayuntamiento de Granada y viajó hasta Lisboa para conocer in situ el lugar donde ambientó algunos pasajes de una novela que sería un éxito y que cambiaría de manera radical su vida, pues pocos años después el autor era ya una referencia literaria y uno de los escritores de más reconocido prestigio en España.
Cuenta Muñoz Molina de las vicisitudes personales que le llevaron a emprender este viaje, su solitaria y decadente vida como escritor, su tópica y cinematográfica concepción de la literatura. Estas páginas contienen reflexiones muy interesantes sobre lo que, para él, era la literatura en aquellos años, donde eran muy evidentes la influencia de la novela policiaca clásica y del mundo del jazz: “Para mí, la ficción tenía que ver con lo imaginario y lo soñado, con lo deseado que podía alcanzarse”; “escribir era envolver a las personas y a los lugares, en un celofán de belleza ilusoria, situarlos enaltecidos en una geografía fantástica”. Más tarde habría un cambio drástico en su concepción de la literatura, que se plasmó en su novela El jinete polaco (1991), donde ya la literatura no es “un refugio contra la realidad”.
            Pero todavía hay una tercera parte más en este libro, la del presente del autor, que viaja a Lisboa para investigar sobre los hechos que cuenta en esta novela; en ese viaje vuelve a encontrarse no sólo con la Lisboa que conoció sino con su propia vida de entonces. Mucho han cambiado las cosas en su vida personal. Ahora viaja con su nueva mujer, la escritora Elvira Lindo, y en Lisboa se reencuentra con uno de los tres hijos de su anterior matrimonio. En esta parte habla también del proceso de escritura de esta novela, “que se ha ido haciendo sola con la riqueza ilimitada de lo real y con los espacios en blanco que no siento ninguna tentación de rellenar”. Estas páginas, las que hablan de su mujer y de sus hijos, son, quizás, las más insustanciales, con reflexiones y comentarios que se nos antojan en ocasiones hasta cursis.
            La novela es muy original en su estructura y desarrollo, con la presencia de la realidad en una parte y de lo biográfico en otra. Muñoz Molina despliega toda la información que posee sobre el caso del asesinato de Martín Luther King, haciéndola muy interesante, aunque puede que haya un exceso de delectación estilística, que va en un camino contrario a cómo a él le gustaría escribir, “de la misma manera despojada en que cuenta un fotógrafo (...), suprimiendo todo tipo de detalles argumentales, yendo a la médula”. Al contrario, en Como la sombra que se va hay momentos en que la sobredosis de detalles puede acabar asfixiando la narración y a los lectores. Y en las tres partes, como un ingrediente fundamental, ocupa un lugar muy especial Lisboa: “voy escribiendo una novela al mismo tiempo que descubro una ciudad”.


 Como la sombra que se va
Antonio Muñoz Molina
Seix Barral. Barcelona (2014)
536 págs. 21,90 €.




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