Severino Sepúlveda es un
aspirante a escritor que con el objetivo de buscar argumentos para
una nueva novela pone un anuncio en un periódico ofreciéndose como
detective. Poco tiempo después aparece un primer cliente y recibe el
encargo de investigar sobre las conexiones entre un naufragio
sucedido en Candás (Asturias) en 1891 y la desaparición del hermano
de la persona que le ha contratado. A partir de ese momento, la vida
de Severino se verá envuelta en un surrealista torbellino de
tortuosas y peregrinas investigaciones, persecuciones de rusos y
búlgaros, viajes, amenazas, correos electrónicos misteriosos,
escuchas telefónicas, casualidades, etc., que ponen en peligro su
plácida vida como único hijo soltero de un matrimonio ya mayor que
vive en el barrio de Prosperidad de Madrid.
Necesitado también de
dinero, Seve se entrega a la investigación con auténtica pasión,
indagando en la Biblioteca Nacional y en otros frentes todo lo
relacionado con las circunstancias del naufragio, la posterior muerte
de una familia de pescadores y las consecuencias de todo ello. Seve
da cuenta de vez en cuando del resultado de sus pesquisas a la
persona que le ha contratado, quien vuelve a plantearle otras
cuestiones que disparan las conexiones de su investigación hasta
límites esperpénticos. A la vez, Seve empieza a ver cómo su propia
vida sufre una radical transformación, pues los sucesos que está
investigando se inmiscuyen y salpican sus actos cotidianos y hasta su
vida familiar, pues parece como si una serie de fuerzas ocultas y
misteriosas estuvieran empeñadas en complicarle su trabajo como
detective.
La historia está
contada por el propio Seve, y este es el gran acierto de la novela.,
la primera de José Enrique Muñiz. Seve es un magnífico y
entrañable personaje, una excelente creación. Posee una inagotable
verborrea para explicar minuciosamente todo lo que le ocurre a él y
a su alrededor; todos sus discursos están repletos de un original y
logrado sentido del humor, con un lenguaje realista y coloquial muy
cercano a los lectores, ocurrente, imprevisible, lleno de quiebros
irónicos. Su calenturienta imaginación convive con una memoria
prodigiosa, una sobresaliente inteligencia vital y un hambre
descomunal. A los ingredientes propios de la trama cuasi-policial hay
que sumar, pues tienen su peso en la novela, la reconciliación de
Seve con su antigua novia Elisa y la especial y entrañable relación
con sus padres, quienes también participan a veces en las
investigaciones de su hijo.
El
autor plantea todo lo que le sucede a Seve como una gran y
divertidísima parodia de un tipo de novela con mucho éxito
comercial que se puso de moda tras la irrupción de El Código da
Vinci, de Dan Brown. Los sucedáneos inundaron (y siguen
inundando) las librerías de novelas basadas en la avalancha de
conspiraciones letales, apocalípticas, esotéricas en las que estaba
en juego el futuro de la humanidad. Las investigaciones de
conspicuos, brillantes y aguerridos detectives siempre se resolvían
por la sagacidad a la hora de unir hechos históricos
irreconciliables y casualidades históricas y cósmicas que escapaban
a cualquier análisis lógico. Podemos decir que José Enrique Muñiz
españoliza todos estos ingredientes; más aún, los
madrileñiza, pues la novela es también un homenaje también
al barrio de Prosperidad. Seve es un genial antídoto para reírse de
todo aquello y regresar a la senda del sentido común, también en lo
literario. De hecho, Seve recuerda por momentos al detective loco
de las novelas ligeras de Eduardo Mendoza, aunque también hay ecos
de la rocambolesca y cervantina trama que padece el protagonista de
Juegos de la edad tardía, de Luis Landero, y de las comedias
de Jardiel Poncela y Miguel Mihura.
Hay
momentos en los que se podían haber aligerado un poco las
investigaciones, que el autor lleva quizás demasiado lejos hasta
provocar mareo en el lector por el cúmulo de datos y ramificaciones
que aporta; también abusa de una obsesión por querer ser demasiado
brillante y chispeante en todos los diálogos, con réplicas que a
veces pierden frescura por una exagerada elaboración; y el desenlace
resulta un tanto precipitado.
A
pesar de estos excesos, la novela se lee muy bien. Resulta muy
entretenida, con momentos hilarantes en los que es fácil soltar la
carcajada, especialmente por las reacciones de Seve ante lo que le
está pasando y por sus aficiones gastronómicas, nada sofisticadas y
muy populares. Lo mejor, pues, de El naufragio de los enigmas
es el acierto en la construcción de un personaje optimista,
sentimental, disparatado, vital y a la vez repleto de sentido común.
Y también hay que destacar el estilo que emplea el autor, ausente de
divagaciones y generalizaciones y volcado siempre hacia las
referencias concretas, lo que da a la novela una desbordante
sensación de vida y verosimilitud.
El naufragio de los enigmas
José Enrique Muñiz
BibliotecaOnline. Madrid (2012)
432 págs. 3,99 €. (eBook).
Me ha interesado este libro por lo que has contado. Me parece original. Los excesos de los que hablas no me echan para atrás. Me lo leeré. Gracias, Adolfo.
ResponderEliminarUn abrazo,
César Fernández García