Una
temporada para silbar, primera novela traducida al castellano de
Ivan Doig (Montana, 1939), supuso el descubrimiento de un magnífico
escritor aferrado a la historia y tradiciones de Montana con un
argumento que revivía la historia de una pequeña aldea de aquellas
tierras con mucho realismo y una suave nostalgia. Una temporada
para silbar, de 2006, es la última novela publicada por Ivan
Doig. Ahora Libros del Asteroide traduce Verano en English Creeke,
novela de 1984 que forma parte de la Trilogía de Montana, en
las que se cuenta la historia de esta zona del norte de Estados
Unidos, fronteriza con Canadá, en plenas Montañas Rocosas, plagada
de llanuras y bosques .
La novela tiene un aire
biográfico, pues Ivan Doig también procede de una familia de
colonos y rancheros escoceses y antes de ser profesor de universidad
fue granjero y trabajó en el Servicio Forestal de Montana. Está
ambientada en English Creek, en el Bosque de Two Medicine y en el
pueblo de Gros Ventre, lugares inventados por el autor, aunque toda
la geografía y la historia tiene un fuerte apoyo real en las
Montañas Rocosas, en lo que hoy es la zona de Duyuper Creek. Como
advierte el autor en una nota final, “mucho me temo, no obstante,
que cualquiera que intente separar lo real de lo imaginario en este
libro se prestará a la confusión”.
La acción transcurre en
el verano de 1939, poco antes de que dé comienzo la Segunda Guerra
Mundial, noticia con la que concluyen los recuerdos del narrador,
aunque también se cuenta de manera muy resumida su vida después de
ese verano y la de los personajes más importantes de la novela. El
narrador es Jim McCaskill, quien muchos años después, también
granjero en English Creek, recuerda ese verano cuando estaba a punto
de cumplir 15 años.
No es un verano
cualquiera. Hasta ahora, Jick, como es conocido, ha compartido su
vida con su hermano mayor Alec, con su madre –antigua maestra- y
con su padre, encargado ahora del Servicio Forestal en una zona de
pastos y bosques peligrosa por los incendios. Pero ese verano
comienza con un enfrentamiento familiar que será uno de los hilos
narrativos de la novela: su hermano Alec se enamora de Leona, quiere
casarse inmediatamente, entra a trabajar de cowboy y renuncia
a los planes de sus padres, que querían que fuese a la universidad.
La decisión de Alec provoca una fuerte división familiar.
Pero el verano trae
consigo una serie de trabajos a los que tienen que enfrentarse. En
primer lugar, Jick acompaña con su padre a las tareas de conteo de
las ovejas de las diferentes granjas de la zona, ocupación con la
que el autor muestra las diferentes faenas de los rancheros y
describe también, en excelentes escenas, el paisaje de las Montañas
Rocosas. Unos días después, tiene lugar la fiesta del Cuatro de
Julio que, como en el resto de Estados Unidos, los del pueblo de Gros
Ventre celebran por todo lo alto. Jick y su familia asisten a los
diferentes actos organizados, entre los que destaca la comida
campestre, un rodeo –en el que participa Alec- y el tumultuoso
baile con el que concluye la jornada. Luego Jick echa una mano a su
tío Pete en la recogida del heno. La parte final de la novela
describe los trabajos para apagar un incendio en el bosque.
Ivan Doig cuenta todas
estas cosas detalladamente, con un cierto aroma a elegía de un
tiempo y unas tradiciones ya pasadas que el autor quiere reivindicar
y rescatar para que la memoria colectiva no se olvide de ellas. El
tono costumbrista y sociológico está, sin embargo, siempre
humanizado, pues la galería de personajes secundarios es fantástica
(Stanley Meixell, Dode Withrow, Prudencio Johnson, Buenayuda Hebner,
Pete Reese...), todos ellos pioneros de un estilo de vida que merece
recordarse. A este fin ayuda la curiosidad de Jick, siempre dispuesto
a aprender historias y sucesos que tengan que ver con el pasado. Jick
es un joven bien dispuesto, preocupado por la situación que
atraviesa su familia, generoso en sus ideales y respetuoso con las
tradiciones que han dado forma a la vida de rancheros y granjeros de
esa parte de Montana.
Ivan
Doig cuenta todo esto con mucha nostalgia y amabilidad, valorando los
pequeños detalles de aquellas trabajadas vidas pendientes del
tiempo, del ganado, de las cosechas. El interés por la naturalidad
se traslada a las relaciones humanas y familiares, narradas con
realismo, sin ocultar los problemas y dificultades pero sin poner el
acento en lo salvaje y bronco, como han hecho otros autores
norteamericanos que han escrito sobre escenarios parecidos. Ivan
Doig, como Norman Maclean y Wallace Stegner, entre otros, evoca sin
estridencias aquellos años de la Depresión dejándose llevar por
una agradable melancolía.
Verano en English Creek
Libros del Asteroide. Barcelona (2013)
490 págs. 22,95 €.
T.o.: English Creek. Traducción: Vanesa Casanova.
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